No me dejes caer. |Frerard|

Capítulo 38: Iracundo.

Michael pasaba de él absolutamente, no lo miraba, si se acercaba discretamente a su lado el rubio fingía saludar a los invitados y se alejaba sin prestarle atención. Se dió cuenta de que sin Michael él no figuraba nada ahí, no conocía a nadie y sabía que a los demás empleados les daba pena hablar con él, pues sabían que lo habían pasado de asistente del vicepresidente a un simple archivista y todos querian evitar una conversación incomoda al respecto, además, dado su bajo rango en la empresa no estaban obligados siquiera ética o moralmente a dirigirle palabra. Bob simplemente se habia resignado y permanecía sentado en una mesa vacía al fondo del salón que nisiquiera los camareros se preocupaban por atender.

Miraba atentamente cada gesto, cada movimiento del rubio, esperando que lo mirara al menos de reojo. Pero no, a Michael o no le importaba o simplemente fingía muy bien. Mientras tanto él sentía unas ansías que hacían arder sus manos por ir a rozar siquiera una parte de él, anhelaba abrazarlo como solía hacerlo, lo rompía por dentro el pensar que eso nunca volvería a suceder, el rubio nunca volvería a sonreír para él, ni compartirían tiempo juntos, nunca más dormirían juntos y abrazados, nunca más volvería a besarlo, ni a escuchar otro tono de voz que no fuese el tono seco que mostraba a todos los demás, le quemaba por dentro pensar que volvería a ser simplemente uno más siendo que estana hipnotizado por esa faceta suya de ternura y cariño que nadie más que él conocía.

Bob nunca lloraba por amor, difícilmente se enamoraba, tal vez nunca había sucedido antes y los sentimientos que estaba experimentando en ese momento eran tan extraños y nuevos para él que no sabía cómo procesar aquello. Pronto sintió la necesidad de apoyo emocional y paradójicamente quería acudir a Michael, el causante de su malestar, pero sabía que a él no le importaría. Buscó con la mirada una salida, algo que le diera confort, desde lejos pudo visualizar un afro muy familiar que le inspiraba confianza en el que esperaba encontrar un poco de apoyo. Se puso de pie dispuesto a acudir a Ray para contarle su situación y pedirle un consejo, tal vez un abrazo de camaradas era lo que necesitaba en ese momento, un amigo que lo escuchara y apoyara en esa situación tan complicada, que le explicara con manzanas lo que era el amor y cómo debía sufrirse correctamente sin sentir que se ahogaba. Dio unos cuantos pasos sintiendo cómo sus ojos empezaban a cristalizarse debido a la sensación de desesperación y vulnerabilidad, sentía una corriente eléctrica en todo su cuerpo que lo obligaba a querer escapar, estaba poniéndose muy nervioso por lo que empezó a caminar más rápido hacía su amigo, pero el ver a Ray tan felíz, riéndose y conviviendo con sus amigos músicos lo hicieron detenerse en seco, no quería arruinar ese momento no quería que esa miseria que él sentía la sintiera también Ray que parecía pasarsela tan bien en ese momento riendo a carcajadas siendo abrazado por el simpático Adam quién agitaba sus hombros contando una anécdota mientras todos escuchaban atentos y un pelinegro se reía infantilmente al igual que todos los escuchas. Prefirió dar la vuelta y en ese momento escuchó que iba a empezar el discurso principal en el que Michael le había pedido que por favor lo presentara y permaneciera a su lado porque estaría muy nervioso. Buscó sus ojos una última vez con la esperanza de que recordara esa promesa pero y fue ignorado nuevamente. En el lugar en el que se suponía que él debía estar, de pie una chica muy hermosa y delgada con vestido rojo satinado y altísimos tacones lo acompañaba, parecía entusiasmada por escuchar a Michael, pidiendo a todos que por favor prestaran su atención para escuchar al vicepresidente y anfitrión del evento. Supo entonces que él ya no tenía más que hacer ahí.

Salió chocando con todos los que se acercaban a rodear el escenario sin importarle si lo empujaban o si gritaban maldiciones a sus espaldas. Una vez fuera, se sintió muy sofocado, bajó rápidamente las escaleras de la fina entrada tipo castillo para sentarse en el último escalón sosteniendo su cabeza con fuerza sobre sus rodillas a punto de llorar.

—¿Bob?—Una voz familiar llegó a sus oídos que lo hizo salir de su trance, al levantar la mirada se encontró con Frank vestido con un simple suéter café y unos jeans negros mirándolo confundido. No tuvo tiempo de preguntar nada se levantó de un salto y lo abrazó con gran fuerza, Frank lo recibió impactado y pronto sintió un leve sollozo en su hombro.