—¿Qué es esto? —se quedó de pie en el umbral de la puerta, mirando atónito la pequeña habitación con una sola cama tamaño matrimonial y un pequeño baño en la orilla.—Es lo mejor que pude conseguir. —sacudió su cabello apenado y se apresuró a entrar —Hice enojar a Frank en la mañana y no quiso pedirme la reservación. —Se sentó al borde de la cama para acomodar su equipaje.
—Es muy pequeño, Bob —entró lentamente, observando cada detalle de la habitación —y feo. ¿Qué le hiciste a Frank? Y ¿Qué culpa tengo yo? —subió su maleta al otro lado de la cama, observando a su colega quitarse los zapatos.
—En realidad no fue mi culpa —contestó —yo sólo le pregunté por su nueva novia y él me sacó a patadas de su oficina —acusó.
—Okey, mira... —lo interrumpió; ya no quería escuchar más excusas, simplemente buscaría una manera de arreglarlo antes de que su cabeza comenzara a doler —no saques tu equipaje y ponte los zapatos —ordenó mientras buscaba su móvil en los bolsillos de su pantalón —buscaré otro hotel. —se metió al diminuto cuarto de baño para tener un poco de privacidad pero aún así Bob podía escucharlo.
Aún así continuó desatando las agujetas de sus zapatos pues había pasado casi una hora al teléfono buscando una habitación en esa zona pero no encontró nada mejor que esa misma habitación.
—Hola, Dall ¿Qué tal todo? —escuchó a Michael hablar desde el baño, podía escuchar incluso, cada una de sus pisadas. —Sí, soy yo. Estoy de visita ¿Crees que tengas una habitación para mí...? Si, aquí en el centro —Bob sonrió de lado al imaginar el rechazo pues si por la tarde ni consiguió nada, mucho menos podría encontrar algo por la noche —No, con la suite está bien, no quiero dar muchas molestias —la risa del pequeño rubio era contagiosa, en verdad aún era un niño y no el hombre amargado que aparentaba ser —esta bien, la aceptaré, gracias. No olvides pasar a saludar. ¿A caso lo había logrado así nadamás? —Nos vemos, Dall.
Salió del baño guardando su móvil y miró a Bob con el ceño fruncido.
—Guarda todo, nos vamos.
—¿Qué? —lo miró mal —pasé mi hora de comida buscando una maldita habitación y no encontré nada ¿Cómo hiciste eso? —se sentía discriminado.
—Dallon es un viejo amigo, maneja una cadena de hoteles. —Suspiró y se sentó un momento a esperar, después de todo había sido un largo viaje.
—¿Osea que pudiste hacerlo desde el principio? —lo miró elevando una ceja —¿Por qué me pediste que lo hiciera yo? —creía que de alguna manera Michael lo estaba saboteando.
—Lo siento —hablaba sarcásticamente — se supone que estás a mi cargo y debo darte el trabajo que seas capaz de realizar —se defendió.
—¿Me estás diciendo inútil?
—¿Qué? NO, quiero decir que esto de ser mi acompañante en un viaje como éste es algo muy nuevo para tí y por lo tanto más difícil para mí porque además de hacerlo todo tengo que explicarte cómo lo hice ¿Entiendes? —lo miró esperando una respuesta pero Bob parecía confundido —Frank sólo me quiere joder... —Suspiró y Bob comenzó a reír.
—Maldito enano vengativo.
—¿Terminaste? Me quiero ir de éste lugar. —se quejó.
Al salir de hotel, Michael buscaba la ubicación por GP's en su celular antes de pedir un taxi pero parecía un poco confundido, las calles que veía en el mapa no se veían igual de noche.
—Déjame ver —tomó el celular entre sus manos y luego de mover un poco el mapa miró al frente —estamos muy cerca, son como diez minutos si vamos caminando por ahí —su sonrisa no se borraba pues todo el camino estaba plagado de tiendas y puestos de comida.
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No me dejes caer. |Frerard|
FanficFrank Iero es un empresario y escritor retirado que trás sufrir un accidente automovilístico, conoce a Gerard Way en el hospital, un jóven artista de cabellos rojos y una vida tranquila que se ofrece para cuidarlo mientras permanecía en recuperación...