Capítulo 26: Pesadillas.

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«Frank, ¿Qué estás haciendo? —aquella reacción no hacía más que incitarlo; sus labios rosados y temblorosos lo llamaban. —No... no lo entiendo —acariciaba sus costados perdido en la suavidad de su piel de porcelana, contando sus costillas con los dedos hasta provocarle espasmos.

—Prometo no hacerte daño...
—besando sus labios intentaba hacerlo sentir seguro, eran dulces y embriagantes. Descendió por su cuello, mordiendo suavemente su clavícula y sonriendo al ver el inútil intento de su amigo por acallar sus gemidos.

Desabrochó su cinturón y retiró sigilosamente sus pantalones quedando maravillado ante la imagen de lo que debía ser el cuerpo más perfecto sobre la faz de la tierra. Al tenerle completamente expuesto, se detuvo para apreciar cada centímetro, ignorando su rostro avergonzado y rojizo que le parecía malditamente excitante. Continuaba besándolo, hasta que ambos se quedaron sin aliento.

[•••]

Una sonrisa se formó en su rostro cuando las manos temblorosas de Gerard desabotonaron su camisa y tímidamente la hacía a un lado, entonces Frank tomó su mano alentándole a tocar, guiando sus finos dedos sobre la tinta en su pecho.

[•••]

Sentía que perdía el aliento cuando comenzó a repartir pequeños besos en su vientre, descendiendo más y más. Las pequeñas corrientes eléctricas que desembocaban en su espina dorsal le obligaban a hundir su cabeza en la almohada. Sus suaves labios sobre la piel delicada chupando y lamiendo le obsequiaban la imagen más erótica que había visto jamás.

Mmhg... F-Frankie... —le gustaba escucharlo gemir su nombre con aquella voz aguda y agitada mientras disfrutaba de la vista que tenía pues su rostro completamente rojo y sudoroso y los gestos que hacía al gemir no eran para menos.

[•••]

Al notar su cansancio lo atrajo hasta sí y rozando su pecho se acomodó entre sus piernas, abriéndose pasó entre sus muslos.

—Mierda, Gerard... —sus gemidos inundaban sus oídos y el remolino de emociones lo había transportado al paraíso y era maravilloso.

—Frankie... [•••]».

Despertó de un salto con el cuerpo sudado y el corazón golpeando rápidamente su pecho.

«“Te amo...”».

Sus ojos estaban abiertos cuál platos y con una mano en el corazón se comenzaba a cuestionar si se trataba de simples sueños.

«“Yo... creo que yo también te amo...”».

La imagen de sí mismo sonriéndo y besando a su amigo pelirrojo atacó su memoria, reproduciendo los mismos recuerdos una y otra vez.

«¡¿Qué mierda es todo esto?!»

Los sueños eran tan claros y detallados que en su cabeza pronto dejaron de ser sueños, convirtiéndose en recuerdos.

«“Te amo”».

la misma frase se repetía una y otra vez en su cabeza y el rostro de Gerard aparecía intermitentemente sobre sus pensamientos, provocando que su respiración se acelerara y su cabeza empezara a doler casi tanto como su pecho.

«“Te amo”».

Ahora era la hermosa sonrisa del pelirrojo quien se había plasmado ante sus ojos mientras insistentemente se sobreponía su rostro lloroso del día que lo había tirado al piso.

«“Te amo...”

Ésta vez podía distinguir entre el huracán de pensamientos la mueca de dolor y miedo de la vez que intentó asesinarlo con sus propias manos.

«“Dijiste que me amabas...”».

Un grito gutural salió de sus labios a la vez que lanzaba de un golpe la pequeña lámpara que tenía en la mesa de noche. Estaba al borde de caer en la locura.

«Eso quiere decir que los sueños que he tenido desde hace días son reales...».

Se dejó caer nuevamente sobre su cama y mirando al techo trataba de calmar su respiración.

El mismo sueño se había repetido en su cabeza cada maldita noche, despertandolo en la madrugada. Sin embargo esa fue la primera vez que logró memorizar todo, obligándole a traer de vuelta los recuerdos de esa noche.

«Entonces fui yo quien causó todo? Esto fue todo mi culpa... Gerard él... Él no se aprovechó de la situación... fui yo... todo el tiempo he sido yo...».

Finalmente empezaba a cobrar forma, Gerard se había convertido en un pilar para su vida, en realidad era Frank quién dependía de Gerard, era él quién lo buscaba, era él quién lo necesitaba tanto.

«Eso quiere decir... ¿Soy gay?».

La simple idea heló su sangre. Si bien había dependido tanto de Gerard, nunca había imaginado otro escenario diferente además de ser amigos.

«No... sólo estaba ebrio».

Pronto recordó a su novia, sonriéndole de aquella forma tan bella en qué lo hacía cuando lo veía por mañana en su oficina.

«Muy ebrio».

La culpa no tardó en hacer su aparición pues había sido muy cruel con Gerard culpandolo por todo cuando en realidad había sido al revés.

«Debo disculparme... ¿será capáz de perdonarme? Soy un idiota...».

Nunca se había sentido tan mal consigo mismo, tan culpable tan miserable. Pronto recordó también aquella sensación al tener sexo con él, tan pleno... se sentía en el paraíso.

«No, no... sólo estaba muy ebrio.

“Te amo”.

“Dijiste que me amabas”.

Quizá esto es lo mejor. Yo no puedo corresponderle... sí me disculpo con él, si tan sólo me vuelvo a aparecer en su vida, le haré mucho daño... ya lo lastimé demasiado... en verdad creo que es mejor de esta manera».

Cómo el día llegó se fue y la noche volvió, al tomar su móvil lo primero que vió en la pantalla fueron los mensajes de su novia:

Jam Trabajo a las 11:29...

Lo siento cariño tengo mucho trabajo no he podido ir a tu oficina

Jam Trabajo a las 12:04...

¿Vendrás a almorzar conmigo, bebé?

Jam Trabajo a las 12:56...

¿Te encuentras bien? Tienes ojeras enormes, te vi en el pasillo...

Jam Trabajo a las 01:34...

¿Por qué no contestas, cariño? Supongo que estás ocupado. Hablamos mañana.

Te amo.

Lo tiró a un lado y llevó sus manos a su rostro tallandolo con fuerza; se sentía muy abrumado, ni siquiera tenía ánimos para hablar con Jamia.

***

Iba a poner el video oficial que es una pasada! Pero la letra es más preciosa uwu

Salu2 ‹3

No me dejes caer. |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora