Capítulo 16.5: No me mires así II

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-¿Te molesta quedarte en mi casa? está más cerca y la verdad estoy agotado. -Preguntó.

-No, no me molesta. -Sonrió. Hacía mucho que no iba a casa del castaño.

Llegaron a su departamento y al entrar Gerard notó que el penetrante olor a alcohol que siempre rondaba la casa había desaparecido. Ya no había vasos de whisky en la mesa ni botellas vacías en el bar. Estaba muy orgulloso de Frank.

-¿Quieres tomar un baño? -Preguntó dejando las llaves en la mesa y quitándose la chaqueta.

-Me gustaría pero no tengo ropa. -Se lamentó de haber dejado su mochila en su auto pues ahí tenía un cambio de ropa.

-Puedes dormir en calzoncillos- sonrió perversamente y le guiñó un ojo. Gerard le lanzó un cojín y el castaño comenzó a reírse con fuerza.

-Es broma. Puedo prestarte una de mis pijamas, son como dos tallas más grandes así son más cómodas. Anda entra, te daré una toalla. -Gerard asintió y pronto ya estaba en el baño templando el agua. Le gustaba bañarse en casa de Frank puesto que tenía una bañera y era muy relajante, seguramente sería mejor antes de dormir.

Mientras tanto el castaño rebuscaba en su ropero el pijama más grande que tuviera y una bata de baño pero sólo encontré un par de toallas pues al parecer Elga, su personal de limpieza, las había llevado a la lavandería.

-Gerard -tocó la puerta un par de veces -voy a entrar. -Abrió la puerta y dejó sobre uno de los muebles de baño las toallas. -Aquí dejaré tus toallas, no encontré ninguna bata.

-No hay problema. ¡Gracias! -escuchó al fondo. Su baño era tan grande que la bañera y el tocador estaban separados por una pared y una puerta corrediza. Salió de inmediato y siguió buscando el pijama, al encontrarlo lo comparó con su cuerpo y tras concluir que sí le quedaría a su pelirrojo amigo, lo dejó sobre su cama y comenzó a prepararse para dormir.

Apenas terminó, Gerard salió del cuarto de baño con una toalla enrollada en la cintura, mientras con la otra secaba su cabello con sus pálidos pies desnudos.

Frank iba a decirle que tomara el pijama pero apenas levantó la mirada se quedó embobado. El agua había hecho del cabello de Gerard un rojo más profundo y su piel se veía incluso más pálida, las gotas de agua resbalaban por su pecho recorriendo innumerables pecas de color marrón claro, quizá no tenían dabdominales pero no los necesitaba, todo estaba en su sitio y aquella curvatura en su cintura era casi tan admirable como la de una mujer. Su mirada viajó nuevamente a su pecho, sus pezones rosados adornaban perfectamente el sitio pero en este momento Gerard notó aquella intensa mirada y se sonrojó, estaba demasiado avergonzado. Quería salir corriendo de ahí, sentía que Frank lo miraba de esa manera porque tenía un cuerpo feo, su autoestima era de verdad una mierda.

-Frank... -lo llamó con la voz temblorosa.

-Ah, sí. Lo siento... -sacudió levemente la cabeza y tras bajar la mirada confundido, señaló el pijama -puedes ponerte eso, seguro te queda bien. -sonrió nervioso, evitando mirarle.

-Gracias. -Tomó el pijama y corrió de vuelta al baño para ponérsela.

Una vez dentro del baño, se quitó la toalla frente al gran espejo que ocupaba una pared entera y se miró fijamente. No le gustaba lo que veía, lentamente su rostro se tornaba rojo de ira y frustración, quiso romper en mil pedazos aquel espejo pero en lugar de eso las lágrimas comenzaron a correr lentamente por su rostro mientras experimentaba un ligero temblor.

«Y él me miró así... seguramente le dió asco...».

Fuera del baño, Frank se había recostado en la cama mirando el techo, repasando en su memoria tantos detalles como pudo del cuerpo de Gerard. Inconscientemente lo comparaba con el de las mujeres con las que había estado y de alguna manera Gerard ganaba. Al menos para él, Gerard era una obra de arte muy bella pero pronto se percató de que pensar aquello de su amigo no era saludable y en lugar de ello comenzó a jugar con su celular.

No me dejes caer. |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora