Capítulo 14: Malentendido.

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Luego de esperar media hora completamente nervioso, Gerard escuchó la puerta principal abrirse para después ver a Michael, esta vez más tranquilo, sentarse de inmediato junto a él en el sofá, mirándolo.

—Te escucho. —Reacomodó sus anteojos en el puente de su nariz.

—B-bien.— tartamudeaba— Primero quiero aclarar que entre Frank y yo no hay nada ¿okey? Yo sólo lo encontré fuera del bar cuando fui a una fiesta con Lindsey. Él estaba muy ebrio y no pude dejarlo ahí...— hizo una pausa para tomar aire pues sin notarlo había hablado demasiado rápido— llegamos y nos quedamos dormidos en mi habitación... eso fue todo, no es motivo para que te molestes con él. Además es tu jefe, no puedes tratarlo de esa manera, no quiero que todo lo que has logrado en la empresa se vaya al caño. —Suspiró. El rubio en ningún momento le quitó los ojos de encima, analizando cada movimiento, cada gesto que hacía mientras hablaba.

—Te gusta Frank ¿cierto? — dijo sin rodeos y Gerard sintió que su corazón se detenía. Comenzó a balbucear y a mover las manos en el aire tratando de articular palabra pero nada salía de su boca, en cambio su rostro adquirió un color carmín. —Escucha Gerard, —exhaló sonoramente a la vez que colocaba sus dedos índice presionando su cien —no sé cómo pasó esto pero no deberías involucrarte con Frank —Gerard ya había bajado la cabeza, al menos no no de esa manera. Lo he visto ir y venir con todo tipo de mujeres y sé que te hará daño —lo miro en espera de una respuesta pero él simplemente jugaba con sus manos —sé que empezaste a beber y a fumar por él y eso está mal, imagina cómo será después.

—¿Cómo lo notaste? —preguntó en voz baja.

—Soy tu hermano, Gerard, a mí no me engañas. De hecho no engañas a nadie, si Frank no lo nota es porque es un idiota. Así que consigué a otro chico o una chica, un perrito si te sientes tan sólo.

—Ew, ¡Mikes! —chilló mirándole asqueado.

—No me refería a... mierda, sólo aléjate de Frank. Él no es para tí. —dicho esto, se puso de pie— Debo irme. Vendré a visitar en la semana y... por favor deja de hacer estupideces.— Se encaminó a la puerta con Gerard tras él cerrando la puerta en su cara mientras Gerard se sentía como un niño pequeño a quien acababan de regañar.

Sabía que Frank no había sido su mejor elección, era un alcohólico, fumador y mujeriego. Pero aún así no podía sólo alejarse, no podía mandarlo a la mierda e irse. Tampoco quería que fueran sólo amigos, sería la peor de las torturas tenerle tan cerca pero no de la manera que él deseaba. Entonces, ¿qué opciones tenía?

Al día siguiente, Frank se encontraba de muy buen ánimo, aún considerando que se sentía un poco débil e incluso mareado pero tenía ganas de ir a trabajar, ayudaría un poco a Michael con los preparativos del aniversario de su empresa.

No podía creer que dentro de seis meses su editorial, la editorial Iero cumpliría ya tres años desde la publicación de su primer libro. Quizá también por ello se sentía bastante felíz.

Desde la mañana había mensajeando con Gerard, enviando imágenes graciosas y otras extrañas o simplemente hablando de tonterías. En eso, pensó en escribir un libro, luego de años sin tocar papel, sus ideas comenzaban a fluir. Pensaba en el personaje principal mientras hablaba con su pelirrojo amigo y le pareció que su personalidad era lo suficiente compleja y peculiar para inmortalizarla en letras. Luego de una hora, no muy convencido se les pidió de Gerard pues debía ir a trabajar, así que tras prometer escribirle más tarde se encaminó al trabajo.

Llegando saludó de buena manera a sus empleados, lo que sorprendió mucho pues a veces ni siquiera saludaba simplemente respondía por cortesía. Pero aquel día sonreía enormemente e incluso decía algún cumplido a los chicos. Nadie sabía exactamente qué había pasado con el Frank egocéntrico y amargado que conocían pero estaban bastante contentos con el cambio.

No me dejes caer. |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora