Capítulo 24.3: Masoquista.

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—¿Cómo que no está? —su semblante había cambiado, el cansancio se había esfumado y parecía enojado. —Pero si le he pasado informes toda la semana, ¿Qué hay de la mesa directiva? ¿Y la junta? —Daba un pequeño paseo por la cocina, sus hot cakes podían esperar. —¿Bromeas? Te mintió, James. ¡No irá! —Nunca lo había escuchado levantar la voz, detrás de esas gafas parecía haber una especie de poder divino que mantenía su cordura en su sitio pero esa mañana había sido corrompido. —Bien, la cita es a las dos, si a la una Frank no ha llegado necesito que conectes el proyector y un cable de internet directo a la laptop ¿Entendido? Gracias, James, estamos en contacto. —cortó la llamada, sobando sus cienes explicaba a Bob lo que ocurría. —Frank no ha ido a trabajar desde hace dos semanas. La junta con los directivos es hoy y él no está.

—Puta madre —no comprendía la magnitud del asunto pero la actitud tan negativa del chico que parecía inquebrantable lo hizo preocupar —¿Por qué? ¿Quieres que le llamé? —sus intenciones eran buenas y atinadas pero sabía que no funcionaría.

Antes de irse había visto a Frank derrumbase, lo último que supo por boca de Kristin fue que Jamia lo había sacado casi a rastras de la empresa y desde entonces nadie lo había visto. Sabía que estaba mal, pero nunca creyó que Frank permitiría que su vida personal afectara su trabajo. Eso era nuevo.

Al igual que Bob, pensó en llamarle y convencerlo de asistir a la junta pues ciertamente era importante para el futuro de la empresa y sus accionistas. Sin embargo, sabía también que de ir en ese estado, Frank no podría mantener el control, los directivos eran gente muy pesada y su carácter explosivo no haría más que deteriorar la relación entre los accionistas y la editorial y esa era lo último que quería.

—Solo tenemos una opción, daremos la junta por webcam, nuestra ventaja es que somos los anfitriones y podemos instalar el equipo sin problemas —hablaba rápidamente mientras buscaba su laptop y aflojaba su corbata —no le agrado a los viejos accionistas, pero creo que puedo controlarlo. —Encendió su laptop y se sentó en el sofá, necesitaba repasar los puntos que tratarían en la junta.

—¿Dijiste que es a las dos?

—Si, si nos damos prisa terminaremos en una hora y llegaremos justo a tiempo para reunirnos con los dueños del local. —Bob sabía que utilizaba el plural solo por cortesía, pues realmente sería él quien haría todo solo.

—¿Y qué hay de Frank? ¿Por qué no le llamamos para que se encargue de hacer su maldito trabajo? —No podía evitar molestarse, eso era muy injusto.

—Puedes intentarlo, pero no lograrás nada. Lo más seguro es que ya apagó su celular y no de aparecerá por la empresa en un mes al menos. Nos tendremos que hacer cargo ahora. —Leía todos los documentos que tenía en su laptop sobre la junta del día. Mientras Bob marcaba en su celular el número de Frank.

—Es verdad... —colgó apenas sonó el buzón de voz. —Me manda al buzón. Pero no puedes hacer esto solo, no te preparaste para la junta y seguro se molestaran porque será vía webcam. —Decía elocuente, parecía realmente alarmado mientras Michael tecleaba algo en su laptop.

—¿Estás diciendo que no soy capaz de hacer mi trabajo? —preguntó con simpleza dándole una mirada rápida para seguir con lo suyo.

—Yo no dije eso...

—Pero es lo que estás pensando —le resultaba confuso cómo sus palabras no eran acordé a los gestos en su rostro.

—Pienso que eres increíble, yo nunca podría hacer ni la mitad de lo que tú haces, pero eso es muy injusto, estás haciendo trabajo que no te corresponde y Frank se aprovecha de que sabe que lo harás bien —se sentó junto a él, recostándose en el hombro del rubio.

No me dejes caer. |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora