-Y ¿qué hay del señor Warren?- preguntó -¿crees que debería darle otra oportunidad? es la tercera vez que perdemos millones por sus escándalos...
-Es verdad. -Asintió. Sabía que en realidad Frank no deseaba una respuesta pues ya la tenía pero preguntarle era un extraño ritual del pensamiento.
-Aunque... las ganancias son al menos diez veces mayores a las pérdidas... -suspiró -me encargaré de él personalmente. -Recostó su cabeza nuevamente en el respaldo de su silla. -Terminamos por hoy, Michael.- El rubio dejó su laptop de lado, se quitó las gafas y talló sus ojos. -Ve a casa. Mañana quiero que te tomes el día libre, trabajaste muy duro hoy. -Elevó su cabeza y le sonrió.
-Gracias, Frank. -Guardó su laptop y se preparó para salir. -Tú también deberías ir a casa, te ves muy cansado.
-Sí, sólo revisaré algunas cosas y me iré... por cierto, -bajó la voz- que la junta de ancianos no se entere de esto. -Michael no pudo evitar reír -no al menos hasta que lo resolvamos ¿de acuerdo? -preguntó con una sonrisa.
-De acuerdo. Descansa, Frank. -Se despidió y caminó rumbo a la salida.
-Te veo el miércoles, Michael. -Apenas había salido el rubio por la puerta cuando Frank giró su silla, le gustaba la vista que había desde ahí y por la noche era aún más hermosa. Miró a un costado a uno de sus lujosos muebles, en él había una botella de su whisky favorito y en ese momento de verdad necesitaba un trago. Estaba apunto de servirse un poco pero negó con la cabeza y decidió que era mejor irse. Se despidió de mala gana de sus empleados y se fue a casa.
Ultimamente odiaba cada vez más su departamento, de alguna manera le parecía desolado pero pensaba que quizás sólo necesitaba una remodelación. Fue directamente a su habitación, necesitaba dormir. Se quitó el traje que tanto odiaba y se acurrucó en calzoncillos entre sus almohadas.
Estaba listo para dormir pero de pronto recibió una notificación de mensaje, quiso dejarlo y dormir pero la curiosidad pudo con él, simplemente vería de quién era para saber si era importante. Pero una vez vió el remitente, las ganas de dormir desaparecieron:
G. A las 21:47
Hola, Frank. Lamento molestarte pero ¿podrías contestar el teléfono?
Gerard.
Una vez lo leyó, comprobó que efectivamente tenía tres llamadas perdidas del pelirrojo. Esperó unos segundos y recibió la cuarta llamada.
-Gerard, ¿qué pasa? -preguntó.
-Hola, Frank. Gracias a Dios que contestaste.- suspiró -¿Estás ocupado?- Preguntó nervioso.
-No, recién me iba a dormir, ¿necesitas algo?
-Sí, lo siento mucho... verás, fui a comprar materiales a San Francisco y de regreso mi auto falló, la grúa no tarda en llegar pero la central está aquí en San Francisco así que me quedaré varado en la carretera en algún momento. -Comenzó a hablar rápidamente -y trate de llamar a Mikey pero su móvil me manda a buzón -se detuvo a tomar aire y Frank aprovechó para hablar.
-Cálmate, Gerard. Iré por tí ¿de acuerdo? ¿Dónde estás? -sonreía inconscientemente pues a Gerard siempre le pasaban cosas malas. Escuchó un suspiro al otro lado de la línea.
-En el kilómetro 26 de la autopista a Nueva York-contestó más tranquilo.
-Bien, llegaré en treinta minutos, quizá menos, a esta hora no hay mucho tráfico.
-Gracias, Frank. Estaba muy asustado. -Dijo en voz baja.
-Ya, ya. Frank va al rescate. No te muevas de ahí. -Colgó la llamada y se apresuró a cambiarse y salir de su departamento.
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No me dejes caer. |Frerard|
FanfictionFrank Iero es un empresario y escritor retirado que trás sufrir un accidente automovilístico, conoce a Gerard Way en el hospital, un jóven artista de cabellos rojos y una vida tranquila que se ofrece para cuidarlo mientras permanecía en recuperación...