Capítulo 9: Celos frustrados.

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—Vamos, Gerard, qué tal si le hablas a la chica de allá lleva rato mirándote. —decía Frank insistente mientras elevaba sus cejas de forma pícara y bebía de su whisky sin quitarle la mirada de encima al pelirrojo quién sólo jugaba con la botella de su cerveza light.

—No lo creo, Frank, soy pésimo con las chicas... pero tú... puedes intentar seguro que es a tí a quién mira.—decía esto último con la voz débil.

—Meh... cada vez que salgo de fiesta me embriago hasta perder conciencia y me acuesto con las mujeres que quiera—Gerard no pudo evitar preguntarse porque usaba el plural ¿Qué clase de aventuras tendría Frank?— y llega un momento en el que cansa ¿sabes? más bien... aburre. —al terminar bebió más de su whisky que ya casi se terminaba y miró a Gerard con media sonrisa esperando que él dijera algo sobre su salidas, Gerard no parecía del tipo fiestero y por eso inspiraba más curiosidad al castaño.

Pero Gerard seguía callado mirando al frente pero a la vez mirando nada, de pronto Frank no pudo evitar fijarse en sus rasgos finos, sus ojos de aquel color tan bello que nunca antes había visto, su nariz respingada, sus delegados y rosados labios, su cabello rojo profundo, chillón. Recordó cuando le pareció un color horrible para el cabello de una persona. Pero ahora le parecía que se le veía perfectamente.  Solo a él. El pelirrojo pudo sentir una mirada pesada sobre sí, y miró por el rabillo del ojo a Frank, parecía estar muy ebrio. El color carmin en sus mejillas, sus ojos pequeños y esa postura despreocupada lo delataban.

De inmediato se tornó color carmín, no soportaba tener esos ojos penetrantes sobre él.

—Ahora vuelvo, voy al baño.—el castaño se puso de pie encaminándose al lugar no sin antes revolver el cabello rojizo a su paso, causando una corriente eléctrica en el cuerpo contrario.

Una vez en el baño se quedó de pie frente al espejo mirándose, cómo comprobando que tan ebrio estaba, según él, estaba bastante cuerdo.

Al salir, una mujer muy bella salía también del baño con perfectas curvas y un vestido gris satinado con pequeños pliegues que lo adornaban, su cabello era de un negro azabache claramente tintado pero igual lucía bien, llevaba puestos unos tacones, negros también, que resaltaban sus torneadas piernas que parecían ser muy suaves.

Sin dudarlo, Frank comenzó su ritual de ligue, sonriéndole cuando lo miró sin querer. Ella respondió con una sonrisa tímida, a Frank le pareció mucho más guapa cuando sonreía. La chica de pronto se detuvo un poco lejos de los baños cerca de una ventana y extrajo de su pequeño bolso una cajetilla de cigarrillos. Frank supo  que esa era su oportunidad.

—¡Hey!—se acercó amistoso a saludar con media sonrisa en el rostro—¿Tendrás uno para mí?—se posicionó junto a la chica y ella con una bella sonrisa le ofreció la cajetilla y el encendedor.

Mientras tanto Gerard seguía en la barra esperando al castaño, bebiendo de su cerveza y mirando su celular para matar el tiempo, se sentía un poco incómodo con el ambiente sin Frank ya que todos iban acompañados y reían a carcajadas otros bailaban y otros cantaban, pero él sólo estaba ahí sentado, fingiendo enajenamiento a su entorno.

Pasaron veinte minutos y no había rastro de Frank, pensaba en ir a buscarlo pero no quería verse como un desesperado, así que mejor pidió otra cerveza.

—Eh... ¿Te dejaron solo? —preguntó el hombre al otro lado de la barra mientras abría la botella y se la entregaba el pelirrojo. Era un chico alto de cabellos rubios y lindos rasgos, ese uniforme le sentaba muy bien en su piel blanca.

—Eso parece...—desesperanzado, miró una una última vez hacia los baños para después beber de su botella. No quería creerlo, pero seguramente Frank había encontrado a una linda mujer que llevaría a la cama.

De pronto su trago se tornó amargo.

—No te preocupes, yo te haré compañía. Mi turno recién termina ¿sabes?— sonrío — bueno, sólo si no te molesta. — borró su sonrisa cambiándola por ojos qué lo miraban apenados.

El pelirrojo dudó un poco, pero el chico parecía amigable, además de que estar con él sería mejor que estar solo o que intentar ligarse a alguna chica como Frank le insistía.

—Claro, no hay problema— respondió con duda. el chico sonrío y le hizo una señal con las manos, dando entender que lo esperara allí para después ir a algún lugar detrás de la puerta junto a la barra.

Frank ya se encontrado besando la bella mujer que recién había conocido sin precaución o recato alguno, los besos cada vez se tornaban más subidos de tono, hasta que la chica sin dudarlo comenzó acariciar entrepierna Frank quién sonrío con picardía en medio del beso y acarició los muslos de la chica para no quedarse atrás.

De pronto la chica se separó del beso y comenzó a besar ahora su cuello, el castaño se sorprendió un poco pero después comenzó disfrutar mientras las chica hacía de las suyas. La dejaría jugar un poco más y después la llevaría su departamento a terminar lo que ella misma inicio. Pero de pronto recordó a Gerard, lo había dejado esperando en la barra hace más de una hora seguramente ya se había ido o quizá también consiguió una chica. Aunque dudó esto último pues el pelirrojo le parecía bastante tímido como para lograr nada con alguna chica.

Sin embargo no pudo evitar mirar sobre el hombro de la chica que ahora le susurraba vaya a saber qué en el oído, pues había dejado de prestarle atención. Buscó con la mirada a Gerard, lo cual fue difícil pues había un montón de personas en medio, hasta que por fin lo divisó justo dónde lo había dejado. Se sorprendió de que siguiera ahí, pronto se sintió culpable. Siguió mirando aunque sólo veía su espalda que hacía movimientos extraños, como si tuviera pequeños espasmos ¿acaso estaba llorando? ¿Gerard era de los que lloraban cuando bebían? se preguntó. Quiso dejar a la chica de lado y averiguar por qué lloraba. Había dos opciones: o lo consolaba o se burlaba de él. Cualquiera de las dos sería factible dependiendo del motivo de sus lágrimas, pero sin duda tendría que averiguar qué pasaba.

En algún momento Gerard se volteó de manera que ahora podía ver su perfil, averiguando así que no estaba llorando más bien estaba riendo, riendo carcajadas de hecho. Frunció el ceño y ladeó un poco la cabeza buscando el motivo de su risa pues nunca lo había visto tan alegre y eso le irritaba un poco. De esa manera pudo ver a un chico junto a él, que con una sonrisa movía las manos, cómo explicando algo, no tenía idea de lo que estaba diciendo pero con cada movimiento Gerard parecía partirse de la risa.

Sin saber la razón y con ánimos de culpar al alcohol, Frank sintió su sangre hervir, apartó a la chica sin delicadeza alguna y se encamino a dónde se encontraba Gerard y el rubio de sonrisa estúpida, como decidió llamarlo, no sin antes escuchar un estruendoso "imbécil" de parte de la chica, que no pudo importarle menos ,y siguió caminando tan firme como sus pies descoordinados le permitían, empujando a todos en su camino.

Conforme se iba acercando a Gerard, con menos palabras de quedaba ¿Qué se supone que le diría? ya que primeramente había sido su culpa por dejarlo solo tanto tiempo. Entonces un toque de razonamiento lo obligó a volver sobre sus pasos y en lugar de ir con Gerard fue al otro extremo de la barra para pedir un poco de brandy y con un deje de desilusión fue a bailar a la pista con un montón de desconocidos que pronto hicieron un círculo alrededor suyo, pues con todo y sus defectos, Frank era gran bailarín.

Cuando se cansó,  fue en busca de Gerard para irse, sin duda esa sería una buena excusa pero él ya no estaba, ni él ni el rubio de sonrisa estúpida. El mismo rubio que al principio Frank creyó que los miraba mal, pero en realidad parecía que sólo lo miraba mal a él, pues con el pelirrojo se veía bastante feliz, ambos se veían muy alegres ¿acaso se habían ido juntos?

«Gerard no es gay... ¿O si?»

No me dejes caer. |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora