A la mañana siguiente del día en que habían ido juntos al bar y vuelto cada uno por caminos distintos, Frank llamó de inmediato a Gerard, tratando de averiguar sobre su paradero.
— ¡Hey, Gerard! Soy yo, Frank. ¿Cómo estás, eh? A mí me está matando la resaca. —Escuchó una pequeña risa de parte de Gerard y continuó—lo siento, te dejé solo anoche... ¿Cómo volviste a casa? —preguntó finalmente. En ningún momento notó que hablaba demasiado rápido apenas y pudo entenderlo. Quizá por eso reía.
—Hola, Frank... Si, bueno.... Cuándo te fuiste tardaste tanto que el chico de la barra comenzó a hablar conmigo, de ti, de hecho —Frank se preguntó de qué habían hablado pero no dijo nada, simplemente frunció el ceño—la cosa es que hablamos toda la noche y después me llevó a casa en su auto ya que no había más taxis disponibles— explicó, cambiandose de lado el móvil. Continuó pintando un cuadro donde, nuevamente Frank era protagonista pero está vez en un fondo más oscuro, como el de la noche en el bar, un poco tenue, eso era lo que daba el toque estético.
—Ya veo...—pasó su mano por su cabello castaño un poco nervioso pues se sentía bastante culpable de haberlo abandonado—Gerard, de verdad lo siento. ¿Qué te parece si bebemos algo esta noche en mi departamento? así no podré irme. — rio ligeramente, retomando su tono pícaro.
—Oh, está bien, ya iba mentalizado para el abandono— bromeó. Pero en el fondo era verdad, Gerard sabía que Frank y él eran buenos amigos pero nunca podría suplir a una mujer— sería genial pero hoy no tengo ánimos, sigo muy cansado. No estoy hecho para salir de fiesta o quizá ya soy muy viejo— rió torpemente a la par con Frank quién aún no se había rendido.
—No exageres, eres sólo un par de años mayor que yo. Pero de verdad, debes venir esta noche. O iré yo a tu departamento— sentenció.
— ¡Frank, por favor! Quiero dormir hoy. —Chilló el pelirrojo haciendo una mueca.
— ¡He dicho! Te veo a las ocho. Si no llegas, ocho treinta iré a tu departamento—colgó.
Gerard bufó, mirando con frustración el móvil. De verdad no tenía ánimos de ver a Frank, pues en el fondo estaba molesto sí no iba a estar con él en el bar ¿Para qué invitarlo?
Pero a fin de cuentas iría ya que Frank era tan caprichoso como un niño pequeño y era más fácil ir que dejar que Frank llegara a su departamento y correr el riesgo de que viera sus pinturas sobre él, seguramente le parecerían enfermizas, pensaba.
Eran las siete veinte cuando subió a su auto con toda la pereza del mundo, manejando aburrido rumbo a la casa del castaño que lo esperaba con dos copas en su departamento.
Inconscientemente llegó exactamente a las ocho al departamento del castaño. El portero ya no se molestaba en pregunta nada pues se había acostumbrado a verlo por ahí muy seguido.
Apenas tocó la puerta, Frank abrió con una sonrisa burlona adornando su rostro.
— ¡Mira por dónde! Quién no quería venir llegando puntual. Y yo que ya estaba planeando ir a tu departamento— comenzó a caminar dentro del inmueble mientras Gerard lo seguía en silencio— preparé... bueno, más bien compré algunos bocadillos y también abrirémos una botella de whisky...—Frank siguió hablando sobre marcas de whiskies, y los bocadillos que había intentado cocinar, pero Gerard había dejado de escucharlo, se sentía un poco incómodo pues cada que lo miraba sentía una gran necesidad de preguntarle sobre aquel día en el bar ¿dónde había estado? ¿Con quién? pero no podía preguntarle nada sin parecer molesto o deprimido. — ¿Me estás escuchando?—preguntó el castaño al notar que parecía perdido, aunque más que eso, notó un poco de tristeza en él. — ¿Pasa algo?— preguntó con suavidad, aunque era de manera inconsciente, Frank era cada vez más sutil con Gerard. — Te ves un poco decaído. —se acercó más a él, buscando su mirada que apuntaba a sus zapatos.

ESTÁS LEYENDO
No me dejes caer. |Frerard|
FanfictionFrank Iero es un empresario y escritor retirado que trás sufrir un accidente automovilístico, conoce a Gerard Way en el hospital, un jóven artista de cabellos rojos y una vida tranquila que se ofrece para cuidarlo mientras permanecía en recuperación...