Michael volvía del trabajo, aquel día había sido particularmente ajetreado pues nuevamente su jefe no había asistido y tuvo que soportar todas esas juntas solo con un montón de ancianos que cuestionaban su trabajo. A veces se preguntaba qué trucos usaba Frank pues a él nadie le ponía ni un pero a sus ideas que muchas veces eran muy locas. Aunque debía admitir que siempre funcionaban.
Quería volver a casa y dormir el resto del día para reponer energías pero antes quería asegurarse de la integridad de su hermano mayor pues últimamente le resultaba cada vez más alarmante verlo cada día la mitad de feliz con el doble de botellas de licor en sus repisas y siempre ponía menos reparo al ocultarlas.
-Gerard-lo llamó apenas entró al inmueble pues poseía su propia copia de la llave -estoy aquí-caminaba cauteloso por la sala de estar mirando desde ahí las repisas de la cocina.
«Una botella más».
Pensó que quizá no se encontraba en casa, lo cual era extraño ya que de no ser por la universidad su hermano sería un perfecto ermitaño.
Normalmente sus cosas estarían desparramadas en el piso pues era lo que siempre hacía al llegar pero no había nada, únicamente estaba su chaqueta de cuero en el sofá. La tomó con cuidado, analizándola. Retrepó sus anteojos en el puente de su nariz y comenzó a olfatearla.
«Cigarrillos... Sudor... Cerveza...».
La dejó en su lugar nuevamente, casi seguro de que en esos momentos Gerard estaría en su habitación con una resaca mortal. Negó un par de veces y preocupado se encamino al lugar.
Apenas abrió la puerta, el olor a cigarrillo asaltó sus fosas nasales, pero poco le importó al encontrar ahí a Gerard y no sólo a él sino también a su jefe. Lo que le resultó más importante fue la mera impresión que tuvo de todo aquello; la ropa en un rincón del suelo, ambos vistiendo un pijama de Gerard, abrazados con las piernas entrelazadas y durmiendo profundamente. Se quedó un momento de pie en el umbral de la puerta aparentemente en shock, no sabía cómo proceder exactamente, así que simplemente salió de la habitación un poco aturdido, reacomodando sus lentes sobre el puente de su naríz, para después volver a la sala de estar y sentarse en uno de los sofás. Probablemente esperaría hasta que despertaran y después exigiría una explicación.
Era consciente de que Gerard era bisexual, quizá más gay que hetero. Pero ¿que había de Frank? Lo había visto liarse con al menos la mitad de las chicas de la oficina. Esa misma mañana Kristin le había contado que la invitó a salir pero ella al final no había asistido y eso la tenía muy nerviosa. Había tomado todas esas chicas, las usaba y después las botaba.
«¿Ahora piensa jugar con Gerard...? Pero se supone que ayer se vería con Kristy... no entiendo nada. Esto... me supera».
Pronto se sintió frustrado y enojado al mismo tiempo pues sabía que seguramente Frank haría lo mismo que con todas esas chicas. Jugaría un rato, experimentaría y después lo votaría. No podía decir con certeza si Gerard se recuperaría del golpe, lo conocía, era tan frágil y sensible pero sobre todo era un idiota cuando de amor se trataba.
Se quitó los lentes y frotó su rostro con ambas manos, dejando caer la cabeza en el respaldo del sofá completamente abrumado.
«No te apresures Michael, con suerte esto no es lo que parece... ¿Acaso también comenzó a beber y fumar por culpa de Frank...? ¡Maldita sea!».
Rápidamente todo cobraba forma en su cabeza.
Eran cerca de las dos de la tarde, luego de recuperar sus horas de sueño y energías perdidas por la noche, Gerard despertó con dolor de cabeza y un pequeño mareo, pero aún así, apenas abrió los ojos instintivamente sonrió pues lo primero que vió fue un rostro relajado frente a él tan cerca que sentía el aliento ajeno con chocar contra su cuello. Tenerles tan cerca y además con una pierna entre las suyas resultaba en una tentación constante, pero aún con todo, había logrado resistir la noche, quizá de verdad estaba cansado.
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No me dejes caer. |Frerard|
FanfictionFrank Iero es un empresario y escritor retirado que trás sufrir un accidente automovilístico, conoce a Gerard Way en el hospital, un jóven artista de cabellos rojos y una vida tranquila que se ofrece para cuidarlo mientras permanecía en recuperación...