Habían pasado algunas semanas desde lo acontecido, las cosas marchaban como de costumbre, excepto por Enid, ella tenía algo diferente. Ambas chicas estaban en el dormitorio, Merlina acostada sobre la cama y Enid en el baño, vomitando por tercera vez en lo que va del día, y a penas eran las diez de la mañana.
— No pensé que podías llegar a ser tan terca.—dice Merlina resoplando y levantándose hasta el baño para acariciarle la espalda a su novia— Si no vas al doctor, yo misma lo traeré acá.—Enid se levanta abruptamente y se limpia con el antebrazo el resto de vomito que ha quedado en la comisura de sus labios mientras Merlina la ve con una mueca.
— No quiero un doctor.—se acerca a abrazar a su novia pero ésta retrocede, estaba molesta con la rubia por no cuidar su salud— Mer.—dice levantando sus manos para que la morena se deje abrazar.
— No quiero un abrazo tanto como tú no quieres un doctor.—dice tajante y con voz dura pero todo se va a la mierda cuando ve que en los ojos de Enid las lagrimas vuelven a asomarse— Mierda.—susurra para luego acercarse a su novia y abrazarle por la cintura poniendo levemente la cabeza en su pecho.
Se quedan por un momento así hasta que Merlina se separa para ir a la colmena con Eugene, y Enid se va a la habitación de Yoko.
— Hola.—saluda tímida con la mano mientras ve a su amiga sentada sobre su mesa de estudio haciéndose la manicure— ¿Te ayudo?
Enid no había hablado con Yoko en las últimas semanas, se las había pasado pegada a Merlina por miedo de que la vampira le sonsacara algo sobre el tema, ya la conocía bien, por sus años era casi una maestra en todo, menos en ganarle ajedrez a Merlina.
— Enid.—saluda Yoko con entusiasmo levantándose a recibir a su amiga— Pensé que ya no querías hablarme.—dice mirando fijamente a la rubia, no quería juzgarla por alejarse y parecer una garrapata de su novia, a veces la gente necesita estar tiempo con alguien que la haga sentir seguro y si para Enid ese alguien era la psicópata de su novia, pues estaba bien.
— Discúlpame.—susurra— He estado algo, ya sabes el celo y todas esas cosas.—trata de excusarse pero cuando la vampira se acerca para abrazarla, ambas retroceden, Enid con cara de confusión y Yoko con cara de sorpresa.
— ¿Cómo es posible?.—dice Yoko alejándose un poco mas de la rubia, quien mira confundida a su amiga— Enid, ¿Estas embarazada?—pregunta en un susurro y Enid se hecha a llorar asintiendo con la cabeza, la vampira solo se limita a poner una mano sobre su boca.
Hace unos días después de las nauseas y los mareos, había decidido armarse de valor e ir a Jericó para comprar una de esas pruebas, podía jurar que todavía sentía la sensación de la pelirroja corriéndose dentro de ella, a quien en estas semanas solo había visto de lejos y cuando conectaban mirada ésta no hacía mas que señas obscenas; se metió al mismo baño de la farmacia y temerosa espero les resultados, puede jurar que fueron los cinco minutos mas largos de la historia, hasta que se pintaron las dos rayas, arrojando un test positivo, incrédula volvió a comprar otra, y luego otra, y luego otra, hasta que se le acabo el dinero que había traído y se dio por vencida, todas habían dado el mismo resultado, estaba embarazada.
— No le digas a nadie de esto, por favor.—dice la rubia mirando con lagrimas en los ojos a la vampira quien no entiende muy bien la situación, ¿Merlina tiene pene? se habían bañado juntas hace semanas en el lago, la morena siendo obligada por la licántropa, pero no había visto nada que resaltara en sus pantalones, a menos que lo tuviera muy chico, Yoko se ríe ante sus pensamientos y Enid la mira con confusión.
— Perdón, solo me imaginé a Merlina con un pene pequeño.—la rubia se la queda mirando mas confundida— Vamos, lo siento, pero no entiendo, ¿Cómo puedes estar embarazada?