— ¡¿Por qué te quedaste callada?!—grita Enid en medio de la nada, desde hace unos minutos ambas chicas habían empezado a caminar por el camino de regreso a la escuela, la rubia regresa a mirar a Merlina quien luce completamente serena.
— Tu también te quedaste callada, Enid.—recalca la morena mientras sigue caminando y recogiendo como de costumbre hojas de forma extraña para luego entregárselas a la rubia quien la mira exasperada.
— ¡Tenías que responder tú!—vuelve a gritar Enid— ¡Es mi madre, no la tuya!—recalca haciendo que la morena se detenga.
— ¿Qué quieres decir con eso?
— Que tendrías que haber hecho algo por no ser tan grosera y mala para mi madre.—susurra— Tendrías que haberle dicho que renunciarías a tu apellido por pertenecer a mi manada...
— Pero yo no digo mentiras, Enid.—dice la morena haciendo que Enid la mire incrédula y sus ojos que antes estaban llenos de enojo ahora los nuble la tristeza.
— ¿No renunciarías a tu apellido por mi?—pregunta en un susurro.
— ¿Por qué tengo que ser yo la que renuncié a algo?—cuestiona la morena poniéndose delante de la rubia para que esta la mire directamente— Ninguna de las dos tiene que hacerlo, es decir...—hace una pausa al ver como la rubia a empezado a llorar— No renunciaré a mi apellido, Enid.—dice decidida y empieza a caminar dejando a la rubia un paso atrás.
— ¿Entonces que futuro tiene esto?
— ¿Cómo?—pregunta confundida la morena.
— Si no planeas formar una manada conmigo, ¿Qué futuro tiene?—vuelve a preguntar la rubia con la voz temblorosa, sin embargo en vez de la respuesta que esperaba nota como la morena empieza a caminar aun mas rápido alejándose de ella— ¡Merlina, regresa aquí!—grita la rubia sin embargo la morena hace caso omiso para acelerar aun mas sus pasos, Enid mira a su alrededor mientras siente como una candente ira se instala en su pecho volviendo a gritar— ¡Te he dicho que regreses!—el grito se hace un estruendo haciendo que Merlina se detenga al instante, de lejos se oyen pequeños chillidos de lo que supone son licantropos omegas quienes se han visto afectados por el grito de alfa de Enid.
— No te queda.—suelta Merlina cuando esta lo suficientemente cerca de su novia como para notar sus manos hechos puños y su postura en mando.
— ¿No me queda que?—pregunta la rubia quien ha vuelto a su tono de habla normal.
— Ser una mandona.—dice burlona mientras respira profundo, no quiere lastimar a Enid diciendo que no renunciaría a su familia, pero tenía que hacerle entender que no era necesario que ninguna de las dos renunciará a nada para poder estar juntas— Conmigo no funciona ese tono, y lo sabes.
— No lo hice con esa intención.—susurra Enid— No esperaba que saliera en ese tono, lo siento, yo solo quería que no te fueras.—dice un poco mas tranquila secándose las lagrimas con la manga de la polera que lleva puesta.
— Nos íbamos a encontrar en la escuela de todos modos.—dice la morena cogiendo la mano de la rubia— Mi novia es una alfa.—susurra para si misma con una sonrisa que solo se permite delante de la rubia— Respondiendo a tu pregunta, sobre nuestro futuro, y sobre tu manada que estas obligada a formar para que no te deprimas.
— ¡No es por eso!—interrumpe la rubia haciendo reír a la morena.
— Pero si tu misma me lo confesaste el año pasado.—recuerda la morena aquella primera conversación de carácter profundo que tuvo con su en ese entonces roomie— ¿Por qué la manada solo puede llevar tu apellido?—pregunta dudosa.