Capítulo 40

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Enid se tambaleaba sobre sus talones esperando afuera de una gran puerta que la hacia sentir demasiado pequeña, trataba de mirar por la rejilla que Merlina había dejado abierta pero no captaba nada mas que frascos con extrañas rarezas, retrocede un poco cuando ve venir a Merlina hasta ella.

— No husmees.—dice la morena mirando a la chica quien se sonroja inmediatamente— Pareces un tomate.—bromea para luego ponerse seria otra vez— Mi abuela quiere verte.—dice haciéndole una seña a la rubia para que entre sin embargo esta la mira con miedo— Estaré aquí afuera, no te pasará nada, solo no tomes nada de lo que te dé.—dice prácticamente empujando a la rubia dentro de la habitación.

Cuando Enid entra a la habitación no ve nada, ni nadie, solo el ligero choque de frascos de cristal que la hacen saltar, camina adentrándose un poco mas en la oscuridad hasta que por fin logra ver una silueta, camina hasta ella logrando divisarla bien.

La abuela de Merlina, era una mujer algo diferente a todos los demás en la familia por así decirlo, sus cabellos alborotados y canosos fue lo primero que vio Enid, seguido después de su vestimenta, no se parecía en nada a la que usaban Homero o Morticia, se queda callada, esperando que ella de el primer paso y así fue.

— Eudora Addams.—dice rompiendo el silencio, Enid iba a hablar pero la interrumpe— Tú debes ser el canino en celo infiel, me imagino.—se levanta un poco de la gran mesa donde estaba sentada, a Enid se le debilitan las piernas, quiere salir corriendo pero no puede.

— Enid Sinclair.—se limita a decir la rubia viendo como la mas mayor de los Addams se acerca peligrosamente— Mucho gusto.

— Un lobo en la mansión.—dice mas para ella que para la rubia— Aunque por lo que veo pareces débil.—dice observando a la licántropa quien se tambalea sobre sus talones— Así que te sientes hechizada.

— No, en realidad, yo no dije eso.—dice nerviosa— Solo me dan mareos y actuó de manera que no me puedo controlar, como si obedeciera a alguien, ¿entiende?

— O sea que te sientes hechizada.—Eudora gira los ojos al ver como la rubia asiente haciendo un puchero— Acércate.

— No.—dice Enid rápidamente hasta que ve como la Addams enarca una ceja— Digo si, solo...—hace una pausa al no encontrar palabras— Olvídelo.—la Addams vuelve a girar los ojos  y espera que la rubia se acerque lo suficiente a ella para poderla tocar.

— Recuéstate.—ordena, señalando un pequeño sofá y al costado de ella una mesa, con distintos frascos de cristal que la ponían nerviosa— No te preocupes, mi nieta se enojaría si te tocará un pelo.—dice haciendo una mueca hacía la puerta.

Enid hace caso, se recuesta en el pequeño sofá y espera impaciente que la abuela Addams diga algo pero esta solo toca la puerta superior de su frente y hace muecas con disgusto, desaparece por un segundo y Enid voltea a verla, la ve de nuevo con esos frascos que la ponen nerviosa, como si estuviera preparando alguna receta de pastel regresa a mirarla y le hace una seña para que se recueste, Enid no se niega, no podía, era la abuela de Merlina y una gran bruja además, que si no le hiciera caso ella se encargaría de que fuera así.

Pasan los minutos y Enid harta de esperar vuelve a mirar a Eudora, quien camina a paso acelerado hasta ella entregándole un vaso de cristal con una mezcla rara dentro, la rubia se lo queda mirando, recordando las palabras de Merlina antes de entrar diciéndole que no tomara nada de lo que la bruja le diera, pero ahora que estaba en la situación le era difícil actuar.

— Tienes un vinculo, por lo que veo forzado, entre alguien que domina perfectamente la telequinesis y tú.—dice volviendo hacer una seña para que Enid tome de su poción— Esto es para romperla, luego tomarás este otro que es para protegerte.—dice señalando el otro vaso que tenía en la mano, pero el líquido era mas espeso, Enid siente vomitar.

Luna - wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora