Cuando amanece las cosas no parecen mejorar, Merlina por su parte no aparta la vista de sus folios, si iba a faltar tanto a tiempo a clases iba hacer que sean de provecho y por fin terminar su novela, pero su mente no lograba concentrarse, lo único que se le venia a la cabeza eran los gemidos frustrados de la rubia de la noche anterior, quien ahora duerme plácidamente abrazando el peluche que anoche tuvo sobre sus piernas, cuando despertará le comentará que eso es algo totalmente sucio.
— Enid.—o mejor la despertaba ella— Enid, levántate, suelta eso.—dice la pelinegra haciendo ronronear a la loba que no tiene ánimos de levantarse, Merlina decide aventurarse al lado vomitado por arcoíris para mover levemente el brazo de Enid sin obtener respuesta decide acercarse un poco más, quizá picándole la nariz pueda despertar pero cuando esta apunto y con la mano estirada hacía la nariz de la loba, siente una fuerza sobre humana jalarla hacia la cama dejándola caer bruscamente, Enid estaba en celo ¿Cómo se le ocurrió acercarse tanto?, lo menos que deseaba es ser violada por un animal que pesa diez veces mas que ella.
— Merlina, perdón.—Enid ha despertado de su trance, y lo primero que ve es a una pelinegra inexpresiva bajo ella, no puede negar que la imagen le es reveladora, pero de solo pensar que le ha hecho daño se aparta casi al segundo de ella.
— Intentaba despertarte.—Merlina se levanta a duras penas de la cama, la fuerza de Enid es inimaginable— Supongo que me lo merezco, solo quería molestarte un rato.—dice simplemente y a Enid se le hace un nudo en la garganta, Merlina por fin había dado un paso hacia ella, para molestarla si, pero un paso al fin y al cabo y ella la había agredido.
— Lo siento, lo siento, a veces no lo puedo controlar.—Enid no para de disculparse ayudando a levantar a la pelinegra que sorprendentemente acepta la ayuda— No quería lastimarte.
— No me has lastimado, es solo que cuando entras en trance pesas mucho.—responde seca y caminando hacía el lado de su habitación— Te quería decir que no durmieras con ese peluche, esta lleno de tus líquidos de anoche, eres una persona muy limpia, pensé que debía avisarte.
— Gracias.—responde avergonzada Enid con las mejillas sonrojadas— A veces agarro cosas a medio dormir y no me doy cuenta.
— Lo sé.—dice arreglándose el cuello de la camisa— No tengo problemas con eso, con la condición de que la cosa a la que te refieres no se trate de mi.