DE CAMINO AL INFIERNO.

949 99 3
                                    

Delante de mi tengo el avión que me llevará directamente a Italia. Todo está listo.

—¿Seguro qué quieres ir a Florencia? —me pregunta Rose.

—Completamente. Algo me dice que en ese lugar vamos a encontrar cosas verdaderamente interesantes para nosotros —comento.

Doy la vuelta y observó a todos los hombres que el abuelo Alexis me ha dejado llevarme.

—Tengo algo que decir antes de irnos. Nadie de mi familia sabe a dónde realmente nos dirigimos. Para todos ellos nosotros vamos a España y así tiene seguir —les digo a todos —.Si alguno de ustedes le dice a mi padre, a mi abuelo o alguno de mis tíos que estamos en Florencia. No tendrán que preocuparse por ellos, si no por mi ya que usaré está espada...—muestro mi arma —Para cortar lenta y dolorosamente sus gargantas ¿Han entendido? ¿Oh tengo que hacer una demostración?

—No se preocupe señor. Nadie va a decir ni una sola palabra sobre el viaje a Florencia —dice uno de los hombres.

—Más les vale —comento con seriedad —.Nos vamos —ordeno.

Doy la vuelta y camino hacia el avión junto con mi guardaespaldas y con mi mejor amiga. Abordamos todos el avión y después tomo asiento en uno de los lugares. Hunter se sienta en el asiento frente al mío y Rose se sienta a mi lado.

El avión se comenzó a mover y dentro de poco comenzamos a elevarnos hasta estar en los aires.

Mi camino hacia Florencia ha iniciado. Dentro de unas horas estaremos allá, en cuánto pise el suelo italiano muchas cosas van ha cambiar en ese lugar. Recuperaré el territorio que le pertenecía a mi familia sea cómo sea, no importa lo que tenga que hacer para conseguirlo. Ni tampoco me importará a cuántos tenga que matar para ello.

Mi familia volverá ha ser los gobernantes de Florencia o me dejó de llamar Alec Salvatore. Quién se atreva ha meterse en mi camino conocerá a la serpiente de la muerte.

Lentamente los minutos se fueron convirtiendo en horas, todos se encuentran dormidos. Todos menos Rose y yo ya que estamos tomando un buen vino.

—Solo espero que nadie de tú familia se entere de lo que vamos a hacer —comenta la pelirroja después de haber tomado un poco de su copa.

—Eso no va ha pasar así que no te preocupes amiga mía —le respondo.

—Oye por cierto ¿De dónde sacaste a esté guapo guardaespaldas? —ella mira a Hunter quién está profundamente dormido.

—No lo sé, mi abuelo se encargo de hacerlo.

—Es súper sexy —dice Rose para después sonreír —.Parece un modelo.

—Lo de que parece modelo no te lo voy ha negar Rose pero lo de sexy...

—Hay Alec por favor. Te conozco desdé hace años, te conozco mejor que tú misma familia podría decir —responde interrumpiendo mis palabras —.Los chicos cómo esté tal Hunter Russo son tú tipo.

—Yo no tengo un tipo. No tengo tiempo para esas cosas y lo sabes perfectamente. Y si alguna vez me he acercado a alguien fue solamente para pasar el rato pero yo no me enamoró de absolutamente nadie.

—Si tú lo dices... —suspira —.Haré cómo que te creo.

—Es la verdad.

—Ajá...

—Ya Rose cambiemos el tema por favor.

—Está bien...—le da un trago a su copa —.¿Cuál es tú plan para cuándo estemos ya en Florencia?

—Empezaremos con conseguir un lugar en dónde quedarnos. Después buscaremos compradores, vamos a ir subiendo de a poco en poco hasta llegar a la cima en Italia.

—Pues te he ahorrado un poco del trabajo.

—¿Qué quieres decir con eso? —la interrogó y volteo hacia su asiento.

—Tengo un amigo en Florencia el cuál es dueño del antro más presitigioso de la ciudad. Ahí se reúne la crema y nata de Florencia. Por lo que me comentaron en ese lugar puede ocurrir cualquier cosa...—me mira —.Y por cualquier cosa me refiero ha cualquier cosa. Es un buen lugar para comenzar.

—En serio te adoro Rose —le digo.

—Lo sé —sonríe —.Sin mi la pequeña serpiente de la muerte no sería más que un cachorrito asustado. Tienes suerte de tenerme Alec.

—La verdad es que si —sonrío igual —.Entonces está decidido, comenzaremos con el negocio en el antro de tú amigo.

—Bien, entonces en cuánto aterricemos le enviaré un mensaje para que nos veamos.

—Ok. Ahora deberías de dormir un rato. Aún falta un poco para llegar a Florencia.

—Lo mismo te digo.

—Yo estoy bien, estaré despierto un poco más.

—Cómo quieras.

Unos minutos después Rose ya se encuentra dormida, yo no he podido hacerlo.

Me levanto de mi asiento y voy hacia la cantina que el avión tiene en el fondo.

Me sirvo un poco más de vino y comienzo a beberlo.

Para ser realmente sincero me preocupa mucho el no poder estar en Londres cuidando a papá. Su extraño comportamiento no me gusta mucho.

Espero que mientras yo esté aquí en Florencia a él no le pase nada malo.

Más le vale al desgraciado del jefe Black no meterse con mi padre mientras yo no estoy.

Por que si lo hace volveré y lo mataré cómo un maldito perro. No me importará ir a la cárcel por ello. Por que por mi familia y por mi padre soy capaz de hacer cualquier cosa.

—¿Se encuentra bien señor Salvatore? —la voz de Hunter Russo me saca completamente de mis pensamientos.

Volteo y me encuentro con el oji-verde.

—¿Qué haces despierto?

—Ya no podía dormir más. Por lo que veo usted no ha podido dormir desdé que salimos de Londres, lo veo en sus ojeras.

—Vaya que observador eres Hunter.

—¿Se siente bien? —pregunta.

—Estoy bien. Métete en tus asuntos ¿Escuchaste?

—Mi trabajo es preocuparme por usted.

—Pero no en el avión. Así que mientras no estemos en peligro aléjate de mi, no me gusta la compañía de personas extrañas —respondo y camino de regreso a mi asiento.

Me siento y después Hunter regresa igualmente para sentarse frente a mi.

—Lo lamento —me dice.

—Ya cállate. No quiero escuchar ni un solo ruido hasta que lleguemos.

Salvatore Donde viven las historias. Descúbrelo ahora