QUIERO LO MEJOR PARA TI.

919 100 6
                                    

—¡Déjenme en paz monos con traje! —grito molesto mientras los tipos de negro me llevan hacia el coche —.¡Ya!

Llegamos al carro, abren la puerta y me hacen entrar para después cerrarla de nuevo.

—¡Ey! ¡Déjenme salir! —trato de abrir la puerta pero le ponen seguro —.Tengo que regresar para partirle la cara a ese chico.

—¿Cuándo dejarás de hacer drama? —pregunta una voz masculina a mi lado.

Giro lentamente hacia allá.

—Padre... —rió nervioso —.¿Q-qué estás haciendo aquí?

—Evitando que sigas haciendo el ridículo cómo siempre —responde frío cómo siempre —.Estás ebrio —me mira —Demasiado diría yo.

—¿Yo? ¿Borracho? Papá por supuesto que no estoy borracho.

—Fabritizio...—suspira con fastidió —.Ya no puedo más contigo. No sabes hacer otra cosa más que meterte en problemas siempre. Tienes que centrarte de una vez por todas —dice con tono brusco.

Bajo la mirada.

—Tú no eras así de rebelde de niño. De pequeño eras completamente diferente, desgraciadamente mi padre te ha malcriado mucho. Debí de haberlo evitado, tal vez así no serías un desastre andante.

—Si soy tan mal hijo ¿Por qué no me envías con mi madre? Así te ahorras la molestia —digo serio.

—¡Fabritzio! —grita haciendo que mi piel se erice por completo —.Cuida tú tono.

—Es la verdad... siempre me estás regañando, siempre te portas serio conmigo. Actúas cómo si no me quisieras —contesto —.Me haces pensar que yo no soy el hijo que esperabas tener. Me haces ver cómo un error.

—Eso no es cierto. Son imaginaciones tuyas. Soy duro contigo por qué trato de evitar que cometas los mismos errores que yo cometí en el pasado.

—Mentira... estás tratando de volverme una copia tuya ¿Qué crees padre? No lo pienso ser jamás.

—Hijo escucha...

—¿Soy una vergüenza para ti?

—¿Qué?

—Te pregunté que si ¿Soy una vergüenza para ti? Un error en tú vida mejor dicho.

—No, por supuesto que no lo eres. Un hijo jamás va a ser un error. Solo quiero que... seas más cuidadoso. Eso es todo lo que pido, no te pido ni que mates a alguien para demostrar valentía.

—El abuelo dice que tengo que ser alguien temido si quiero llegar a ser alguien.

—Tú abuelo está totalmente equivocado, para llegar a ser alguien no necesitas ser alguien temido ni poderoso.

—A ti te criaron así. Cuánto tenías veintiuno eras alguien demasiado temido en Italia.

—En ese tiempo yo era un... idiota.

—¿Qué te hizo cambiar radicalmente?

—Fue...—él mira hacia la ventanilla —.Alguien. alguien verdaderamente especial, a esa persona le estoy demasiado agradecido.

—¿Dónde está? ¿Dónde está esa persona?

—Se fue y... no va a volver.

—¿Realmente fue alguien especial?

—Mucho, más de lo que te puedas imaginar hijo —voltea de nueva cuenta hacia mi —.Por favor Fabritzio, sé cuidadoso con cada movimiento que hagas fuera de casa. Tenemos demasiados enemigos que quieren hacernos daño. No quiero que te lastimen por mi culpa. No soportaría perderte.

—Pá...

—Aún te cueste trabajo creerlo hijo, yo te amo y siempre voy a buscar lo mejor para ti y tú seguridad.

Vaya... nunca pensé que llegaría a escuchar algo cómo eso salir de la boca de mi padre.

Me quedo completamente sin palabras.

—Promete que serás cuidadoso de ahora en adelante, que no habrá más locuras.

—Yo...

—Hijo por favor.

Suspiro y asiento con la cabeza.

—Lo prometo papá.

—Bien —sonríe —.Ahora... ¿Qué te paso en el labio?

—Ah... esto...

No sé que decirle. Tengo miedo que nuevamente se enoje conmigo y esté pequeño acercamiento se vaya al carajo.

—Te peleaste ¿Verdad?

—Yo... si —confieso —.Lo hice.

—A esto es a lo que me refiero hijo.

—Te prometo que no volverá a pasar papá.

—Realmente espero que me estés diciendo la verdad Fabritzio —me dice.

—Lo juro —respondo —.Ya no lo haré más.

—Está bien. Confiaré en tus palabras.

—Gracias papá.

El mira hacia el chófer.

—Vamos a casa, ya no tenemos nada más que hacer aquí —le ordena.

El chófer enciende el coche y arranca.

Las cosas creo que no salieron tan mal. Pero ese maldito oji-azul del bar me las va a pagar. Si me lo encuentro de nuevo alguna vez él será el que termine lastimado, eso lo juro.

Pero esa chica...

Llevo una de mis manos hacia la mejilla que fue golpeada por la bella pelirroja.

—Parecía un ángel...—susurro bajo.

Nunca antes me he encontrado cómo una mujer cómo esa. Realmente me impresionó bastante. Era ruda. Bella y ruda creo que es una combinación extremadamente perfecta.

Espero verla de nuevo algún día. Claro después de haberle partido la cara a su amiguito.

Nada más de recordar su rostro hace que mi sangre se vuelva un mar de lava ardiente. Maldito mocoso entrometido.

Espero que nadie nos haya grabado. Si eso pasa entonces tendré problemas y muy serios con papá.

Salvatore Donde viven las historias. Descúbrelo ahora