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Tres días más han pasado. Dominic aún se encuentra mal, no espero que se recupere rápido por que lo que él está sintiendo en estos momentos es extremadamente horrible.

Le daré todo el tiempo que necesite, lo único que deseó es que por lo menos salga a tomar un poco el aire fresco del bosque.

Abro la puerta de la habitación y lo veo sentado sobre la cama mirando hacia la nada.

—Me alegra verte despierto —me adentro.

Él no responde nada.

—Amor —camino hasta llegar a él y luego tomó asiento a su lado —.¿Tienes hambre?

—No —responde —.No quiero comer nada.

—Dominic, no puedes seguir encerrado en está habitación. Necesitas tomar el sol un poco.

—No tengo ganas.

Sus respuestas cómo siempre son muy cortas. Pobre de mi cachorro, daría todo lo que tengo a cambio de hacerlo sentir bien.

—Ey...—tomo su rostro entre mis manos y hago que me mire —.Alec no hubiera querido esto para ti Dominic. Él hubiera querido que siguieras.

—¿Sin él?

—Sin él, tú conociste mejor a Alec que yo. Sabes bien lo que te hubiera dicho.

—No es fácil, Alessio.

—Claro que no es fácil amor mío, y no te digo que algún día será fácil por que será así. Pero Alec te hubiera que lo intentarás.

—No puedo olvidarlo.

—No lo vas a olvidar. No lo vamos a olvidar jamás. Él siempre será una parte importante de todos nosotros, la cuál estará presente siempre —respondo —.Mi amor, quiero que salgas a caminar un poco, te puedes sentir mejor si lo haces, iré contigo ¿Si?

Él se queda pensativo, suelta un suspiro y después asiente con la cabeza sin decir nada.

—Bien —le doy una pequeña sonrisa —.Vamos entonces.

Los dos nos ponemos de pié y salimos de la habitación para ir hacia la salida de la cabaña.

Salimos y el aire de la naturaleza golpea nuestros rostros con suavidad.

Quiero llenarlo a un lugar en dónde se pueda sentir mejor, y creo que ya sé dónde.

Tomo una de sus manos, lo jalo con cuidado y juntos nos adentramos en el bosque. Caminamos unos pocos minutos y llegamos a nuestro pequeño lugar especial.

El lago.

—Sigue siendo hermoso —dice él mientras lo observa.

—Siempre será así —contesto.

Caminamos un poco y nos colocamos sobre el pequeño muelle, me coloco detrás de Dominic y envuelvo mis brazos alrededor de su cintura.

—Quiero que sientas paz, amor —le susurro al oído —.Me duele mucho el verte tan destrozado.

—Tú también estás destrozado, lo puedo ver en tú mirada. Solamente que tú te haces el fuerte por mi —dice Dominic —.No es necesario que sigas soportando todo ese dolor por mi, Alessio. Si quieres llorar, házlo.

—He tratado de ser fuerte tal cómo lo acabas de decir. Pero... no puedo dejarte en la oscuridad. Ahora es mi turno de salvarte.

Dominic se da la vuelta y ambos quedamos frente a frente.

—Alessio...

—No te vengas abajo, mi amor. No te destruyas, a Alec no le hubiera gustado eso.

—Sin él... me siento perdido. Él era mi niño. Prometí cuidarlo cuándo la señora Felicia murió. Prometí hacerlo feliz y no puedo aceptar que no pude cumplir esa promesa.

Salvatore Donde viven las historias. Descúbrelo ahora