MUNDOS DESTROZADOS.

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Dos días después

Dos días han pasado, aún no me hago a la idea de que mi hijo ya no está con vida. No puedo hacerme a la idea de que jamás lo volveré a ver más. No puedo, me parece una maldita pesadilla.

Mis hermanos junto con mi padre han llegado a Florencia desdé Londres por que yo les llame para darles la noticia. Papá ha organizado un pequeño funeral en casa, él junto con Alessio se han encargado de absolutamente todo en mi lugar por que yo no tengo cabeza ni fuerzas para todo esto.

Mi mundo nuevamente se ha destruido y de la peor forma posible. A la vida no me basto con quitarme a mamá, a Maxwell y a mis abuelos maternos, si no que ahora también me ha quitado a mi hijo.

La vida es una gran perra.

Y estoy seguro que no soy el único que piensa así. Alessio apesar de hacerse el fuerte, sé perfectamente que él está igual que yo. Solo que no lo quiere admitir.

Llegó a la sala de estar en dónde se encuentra el ataúd con el cuerpo de Alec.

Me le acerco lo suficiente para ver a mi hijo dentro. El verlo de está forma, tan tranquilo me hace creer que está durmiendo.

Acercó mi mano a su cabello y lo comienzo a acariciar.

—Vamos pequeña serpiente, despierta —le digo con voz quebrada —.Tienes qué abrir los ojos. Por favor... te lo estoy pidiendo yo —siento cómo mis lágrimas comienzan a bajar por mis mejillas lentamente —Por favor, abre tus ojos y dime algo. Alec... tú no te puedes ir. No me puedes dejar todavía. Te necesito demasiado. No me puedes hacer esto cachorro.

Siento cómo me toman por detrás y unas manos se envuelven alrededor de mi cintura.

Sé bien quién es.

—Alessio dime que está durmiendo.

—Dominic...

Doy la vuelta y quedó frente a él.

—Por favor dime que está dormido.

Él limpia mis lágrimas con sus dedos.

—No te hagas esto, amor por favor.

—Solo necesito que me digas que esto no es verdad... Alessio, dime que él está bien —rompo en llanto y él me abraza —.Él no se puede ir, no me puede dejar todavía.

—Llora todo lo que quieras amor —me dice, su voz suena muy mal. Está resistiendo las lágrimas, se está haciendo el fuerte por mi —.Llora...—acaricia mi cabello.

—Alessio... nuestro hijo —le digo entre lágrimas —.Lo mataron, solo era un niño.

—Lo sé amor —su voz se quebra más.

—Él no merecía terminar así. En esa maldita caja.

—Dominic...—él me deja de abrazar, toma mis mejillas y me hace verlo a los ojos.

Las lágrimas están saliendo de sus bellos ojos color azul y bajando por sus mejillas.

Está cayendo poco a poco en el mismo maldito dolor que yo.

—Te juro que esto no va a quedarse así, te prometo amor que quién sea el responsable de esto va a pagar muy caro. Va a pagar con sangre el habernos quitado a nuestro hijo. No descansaré hasta eclmtrarlo y matarlo con mis manos cómo un maldito perro.

—No puedo creer que de nuevo estés con ese muchacho tonto —dice una maldita voz, una que yo conozco perfectamente.

Alessio me suelta y juntos miramos hacia la entrada.

Salvatore Donde viven las historias. Descúbrelo ahora