Salvatore

MI ESPOSO.

—¿Entonces es oficial? ¡Has vuelto con Alessio! —una Alice muy emocionada suena del otro lado del teléfono.

—Si —respondo mientras camino por mi habitación —.He arreglado las cosas con él. Alec ahora ya sabe toda la verdad.

—¿Alec lo sabe? ¿Y cómo tomó la noticia?

—Un poco mal, pero ahora ya todo está bien hermana. No te preocupes. Tú sobrino ahora está con su padre.

—Dominic me siento muy contenta por ustedes. Me alegro mucho de que se hayan podido dar otra oportunidad. Ustedes dos se almas gemelas y tienen que está juntos.

—Gracias por tus palabras, Alice ¿Cómo están las cosas por Londres?

—Muy bien, los negocios marchan sin problemas. Hermanito no te preocupes por nada. Tú céntrate en recuperar el tiempo perdido con Alessio, con tú marido por que aún lo son. Ninguno de los dos presento el divorcio, siguen estando unidos.

—Lo sé hermana, y realmente me alegro mucho el no haberlo hecho ¿Cuándo piensan venir a Florencia?

—Pronto, no te desesperes Dominic. Dejaremos las cosas aquí en orden y después iremos con ustedes a Italia.

—Está bien. Los echo de menos a todos.

—Y nosotros también a ustedes, en especial papá. Él extraña el no poder ver a su nieto. Ya sabes que Alec es la adoración de papá.

—Si —rió —.Lo sé Alice.

—Me tengo que ir Dominic. No quiero que duermas tarde por mi culpa.

—Está bien, buenas noches hermana.

—Buenas noches hermano, te quiero.

—Yo te quiero más Alice, hasta pronto.

—Adiós.

Cuelgo la llamada con Alice y después unos brazos envuelven mi cintura.

—¿Sabes? A mi también me alegra mucho el no haber presentado el divorcio —la voz de Alessio suena a mis espaldas.

Una sonrisa de dibuja en mi rostro.

—¿Desdé cuándo estás aquí?

—Muy poco tiempo no te preocupes.

Me doy la vuelta y quedo frente a él.

—Hola amor —me sonríe y después me da un corto beso en los labios —.Te he extrañado ¿Tú me has extrañado?

—Cómo no tienes idea —respondo —.Me alegra mucho que hayas venido.

—¿Alec te paso mi recado?

—Lo hizo, también me contó el por que llegó tarde ¿Todo se arregló con tú hijo?

—Si, Alec se encargo.

—¿Alec?

—Si, amor nuestro hijo realmente es una caja de sorpresas. El comandante no quería dejar en libertad a Fabritzio pero Alec intervino, hablo con el comandante a solas y unos minutos después Fabrizio quedó libre —me dice —.¿Alec te dijo lo que hizo?

—No, no me lo dijo. Pero puedo darme una idea.

—¿Ah si? Pues dímela. Quiero saberlo.

—Son cosas de la serpiente de la muerte y yo no me meto en eso. Será mejor que no lo sepas. Créeme.

—La serpiente de la muerte... ¿Así le dicen realmente?

—Si, así lo apodan. En Londres Alec es temido.