DOLOR MALDITO.

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—Dominic —entro a la habitación y lo veo acostado sobre la cama —.Cachorro, no puedes estar así. No has comido absolutamente nada desdé ayer.

—No tengo hambre —responde él con voz triste.

—Amor —me acercó a él y me coloco a su lado —.Si no comes te puedes enfermar.

—Quiero morirme.

—Ey...—tomo asiento en la cama —.No digas eso.

—Alessio, Alec se ha ido. Ya no lo volveré a ver más —me dice —.Mi hijo se murió, lo perdí para siempre y... ni siquiera pude despedirme de él cómo hubiera querido.

Me mata verlo a así. No puedo con esto.

—Sé lo que estás sintiendo, te comprendo de una manera que no te puedes imaginar. Ese niño... era mi hijo también, estuve separado de él por mucho tiempo y cuándo finalmente lo recupere lo perdí de una manera muy injusta. Comprendo perfectamente por lo que estás pasando.

—Todo es mi culpa, Alessio.

—Domi...

—Todo lo que ha pasado es mi culpa. Te aleje de Alec por años, perdiste demasiado tiempo con él. Tú... te debes de sentir peor que yo. Lo siento mucho, Alessio.

—Tú no tienes culpa de nada, no quiero que lo vuelvas a decir ¿Me has escuchado amor? Tú no eres el culpable de nada de esto.

—Pero...

—Pero nada, no quiero oír nuevamente esas palabras salir de tú boca —le digo y me pongo de pié —.Iré a prepararte algo para que comas, necesitas fuerzas quieras o no.

Salgo de la habitación y cierro la puerta a mis espaldas para después soltar un suspiro y mirar hacia el techo.

Esto es demasiado fuerte. Hasta ahora he soportado el no venirme abajo por mi hijo y Dominic, pero no sé si podré seguirlo haciendo.

Me parece una puta pesadilla todo esto que está pasado, mi Alec está muerto. No estuve para él en muchos años y cuándo finalmente estamos recuperando el tiempo perdido. La vida me lo quita, de la misma forma tan injusta en la que me quito a mi madre hace ya tantos años.

Mi teléfono me saca de mis pensamientos, lo saco del bolsillo y contesto la llamada mientras camino hacia la cocina.

—Hola hermana.

—Hola Ale ¿Todo está bien por allá? —habla ella con un tono de voz muy apagado.

—No, no lo están. Dominic no está bien y la verdad... me estoy comenzando a preocupar.

—Es entendible. Dominic perdió a su hijo, no es un dolor muy fácil de atravesar.

—Si, tienes la razón —respondo —.¿Cómo están las cosas allá?

—Están calmadas. Los Salvatore nos han dado hospedaje en su casa a Fabritzio, Stefano, Vincenzo y a mi. Nos están tratando muy bien.

—¿Y papá? ¿Alguna novedad de él?

—No lo vimos cuándo fuimos a la casa para recoger nuestras cosas, así que no puedo responder eso.

—Entiendo, aún así por favor tengan cuidado. Lo oíste en el funeral, ahora somos enemigos.

—Hermano, no pienses en eso. Tienes cosas más importantes que hacer.

—Cuidar a Dominic, si lo sé.

—No solo eso. Alec era también tú hijo, no lloraste en el funeral ni en el cementerio. No has derramado ni una sola lágrimas, y eso no está bien. No puedes seguir así, tienes que llorar, tienes que vivir el luto para después poder superarlo correctamente.

—Hermana...

—Llorar no es de débiles. Hermano eso lo sabes bien ahora. Por favor no vuelvas tú corazón piedra Alessio. Saca todo lo el dolor que ahora mismo tienes dentro.

—Lo extraño hermana...—digo y comienzo a sentir el maldito nudo en la garganta —.Lo extraño cómo no tienes idea.

—Claro que lo extrañas, hermano. Era tú cachorro.

—Me parece... una puta mentira el ya no volver a verlo más —mi voz se comienza a romper —.Lo mataron Beatrice, lo mataron y yo no estuve con él para protegerlo. Yo tengo parte de la culpa en todo esto.

—Nadie sabía lo que pasaría. Nadie tiene la culpa de esto, ni tú, ni Dominic y ni siquiera el guardaespaldas de Alec. Hunter Russo, no ha habido ninguna novedad de él desdé el funeral, lo asustaste. Pero ese no es el tema. El tema realmente importante es que Dominic y tú vivan su dolor, que lo superen juntos.

—Hermana... me siento mal... siento que no tengo las malditas fuerzas para hacer esto.

—Claro que las tienes, Alessio. Tú marido y tú son las personas más fuertes que he conocido después de nuestra madre. Sé que saldrán adelante.

—Te amo, hermana en serio te amo demasiado.

—Y yo también te amo mucho, hermanito. Nos vemos, quédense allá todo el tiempo que necesiten. No se preocupen por nosotros. Estamos bien... Nos vemos.

—Adiós, Beatrice.

Cuelgo la llamada y guardo mi teléfono.

Llegó a la sala de estar y camino hacia la chimenea para después tomar asiento frente a ella. Siento las lágrimas cayendo por mis mejillas mientras que centro la maldita mirada en el fuego.

—Alec...—murmuro —.Cachorro... perdoname. No fui un buen padre contigo. Debí de haberte buscado mejor, a ti y a tú padre. Debí de haber luchado por ti, no los debí de haber dejado ir. Perdimos momento importantes juntos... y yo soy el único responsable de eso.

Volteo hacia la fotografía que tengo a mi izquierda para luego tomarla.

—Mamá... por favor, te lo suplico. Cuida de Alec. Cuida de mi hijo, confío en que tú lo harás mejor que yo. No lo dejes en ningún momento solo. En dónde sea que ambos se encuentren... cuídense ambos.

Salvatore Donde viven las historias. Descúbrelo ahora