RECUPERA LO PERDIDO.

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Abro la puerta del estudio, me adentro y camino directamente hacia mi silla para tomar asiento sobre ella. Un gran suspiro sale de mi boca, miro hacia uno de mis cajones, abro el del lado izquierdo y saco una pequeña caja color negro.

La abro y me encuentro con un anillo. Uno que me trae demasiados recuerdos.

Nunca voy a poder olvidarlos. Aún que quisiera hacerlo no podría. Me sigo aferrando a ellos con demasiada fuerza.

Son mi ancla. Lo único que me quedo de la vida que perdí.

—¿Aún lo tienes? —escucho la pregunta algo lejana.

Despegó mi mirada del anillo y levantó la mirada. Mi hermana se encuentra parada justo en la entrada del estudio.

—Pensé que te habías desecho de él.

—Tú sabes que no puedo hacerlo.

—Alessio...—ella entra, cierra la puerta a sus espaldas y camina hasta quedar a pocos centímetros del escritorio —.Nunca lo vas a poder olvidar ¿Verdad?

—No, nunca.

—Yo tampoco. Él llegó para salvarnos a todos y cuándo se fue volvimos a caer. Odio que las cosas hayan terminado así.

—Yo también. Pero era lo que tenía que pasar. Ya sabes lo que dicen lo que mal empieza, mal acaba —respondo.

—¿Dónde estará? No pudo haber desaparecido de la tierra cómo un fantasma.

—Es un gran misterio hermanita. Debí... de haberlo detenido. No debí de haber dejado que se fuera.

—Lo echas de menos ¿Verdad?

—Cada día. No lo puedo sacar de mi mente, siempre lo tengo presente. Sus ojos, su sonrisa y su voz. Absolutamente todo de él está presente siempre en mi.

—¿Y si lo buscamos de nuevo? Puede que tengamos suerte está vez.

—¿Y qué nos ganaríamos? Si lo encontramos él no querrá vernos. Especialmente a mi. Debe de seguir molesto.

—Tú aún lo amas. Él aún también te debe de seguir amando, un amor así de épico cómo el tuyo con Dominic no puede desaparecer.

—Lo hizo.

—No digas eso...—rodea el escritorio y se coloca a mi derecha para tomar mi hombro —.Él aún te debe de seguir amando. Búscalo y... resuelvan sus problemas. Ustedes dos nunca se divorciaron legalmente, siguen estando unidos. Son almas gemelas Alessio y eso no se puede hacer desaparecer.

—Hermana...

—Además recuerda que no solamente se fue Dominic —me dice —.Si no que también se fue...

—Alec —interrumpo sus palabras —.También se fue él.

—Exacto. Tú hijo, tiene que encontrar a Dominic para poder estar con tú hijo.

—Ya debe de ser un muchacho —sonrío.

—Si, uno muy apuesto seguramente. Debe de tener la misma edad que Fabritzio seguramente.

—¿Cómo crees qué sea ahora?

—Alguien valiente y muy bueno.

—Cuándo se fue con su padre era un niño de cinco años. Probablemente no me recuede —comento —.Mi hijo... no debe de saber que existo.

—No creo que Dominic le haya negado a Alec es derecho de saber de ti.

—Un corazón enojado puede ser capaz de cualquier cosa —digo.

Alec... aquel niño sonriente ya debe de ser todo un hombre.

¿Cómo será ahora?

¿Seguirá siendo el mismo de cuándo era un niño?

—¿No te gustaría verlo? ¿Abrazarlo? —cuestiona mi hermana.

—Daría cualquier cosa por eso hermana.

—Entonces lucha Alessio, busca a Dominic. Recupera a tú marido y a tú hijo. Los tres merecen una nueva oportunidad para ser una familia —responde ella —.Además... creo que a Fabritzio le haría bien el tener a su hermano presente en su vida.

—¿Piensas qué sería bueno para él? —la miro.

—Completamente. Técnicamente Fabritzio creció solo, sin amigos hasta la llegada de Vincenzo. Sería muy bueno para él tener a Alec ¿Te los imaginas? Apuesto que se llevarían demasiado bien —dice muy segura de sus palabras —.Dominic, tú, Alec y Fabritzio serían la familia perfecta y... a todos nos gustaría verlos así.

—Gracias por tus palabras Beatrice. Me das aún que sea un poco de esperanza.

—Házlo Alessio por favor. Busca a Dominic y a Alec y recuperar a ambos. Creo que ya te has perdido de demasiadas cosas en la vida de tú hijo. Él merece estar contigo, el tener a otra persona que lo ayude en la vida.

—A padre no estaría muy de acuerdo con eso.

—Al carajo. Volvimos a caer por su culpa, pero podemos volver a levantarnos. Somos adultos Alessio él ya no puede decir que debemos de hacer en nuestras vidas.

—Tienes la razón.

—Entonces házlo. Búscalos y recupera a las dos personas que amas con todo tú corazón. Dominic no te ha dejado de amar estoy completamente segura de eso Alessio. Ambos se necesitan de regreso, los dos son el complemento del otro —dice mi hermana —.¿Me prometes qué lo harás?

—Lo prometo. Está vez no pienso darme por vencido.

—Bien —me sonríe —.Ahí está mi hermano.

—Voy a buscarlos y los voy a recuperar. No importa lo que tenga que hacer para recuperar el corazón de Dominic, no lo voy a dejar ir de nuevo.

—Entonces es tiempo de que comiences.

—Si, es tiempo.

No lo he dejado de amar y jamás lo haré. Dominic Salvatore es y siempre será el amor de mi vida y el único que quiero para mi. Haré que me perdone por todo y recuperaré a mi marido y a mi hijo.

No los perderé de nuevo, eso lo juro.

Quiero formar parte de sus vidas de nuevo, en especial en la de Alec. Quiero estar con él, quiero verlo formar una vida y ser feliz.


Salvatore Donde viven las historias. Descúbrelo ahora