EL LOBO Y LA SERPIENTE.

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Ha pasado una semana completa desdé mi llegada a la gran Florencia. Mi nueva alianza con Luigi ha comenzado a dar sus frutos más rápido de lo que me esperaba. He ganado algo de dinero en los últimos días, dinero que por supuesto he enviado a mi familia. Hasta ahora ninguno de ellos ha sospechado que no me encuentro en España, espero mantener mi mentira un poco más.

Solo hasta que pueda encargarme de los De Luca. Lugi ha estado nervioso ya que ha cancelado el trato con los De Luca.

Hasta ahora nadie de ellos ha venido por él. Tampoco es que me preocupe mucho eso ya que vienen saldrán muy lastimados. Si las cosas siguen cómo hasta ahora en menos de lo que canta un gallo Florencia será de nuevo territorio Salvatore cómo hace años.

—Amigo los clientes están muy contentos con la mercancía —me dice el dueño del antro mientras se encuentra sentado frente a una de las mesas del estacionamiento —.Ya tengo pedidos nuevos. Las cosas nunca habían ido tan bien por aquí antes.

—Te dije que no te ibas ha arrepentir de hacer negocios conmigo —respondo, tomo mi vaso con tequila, le doy un sorbo y lo pongo de vuelta sobre la mesa —.Sigo esperando tú lista de contactos.

—¿Contactos?

—¡Oh por favor Luigi! No te hagas el que no entendió. En esté lugar se reúne la crema y nata de Florencia. Es más que obvio que tienes contactos muy importantes. Los quiero de nuestro lado también.

—Oh claro que te los daré —me dice nervioso.

—Eso espero. Cómo también espero que no trates de verme la cara.

—Yo jamás me atrevería ha jugarte sucio. Eres un Salvatore. Alguien realmente importante.

—Me alegra el que lo tengas presente. También espero que tengas presente lo que te va ha pasar si intentas verme la cara de tonto —lo miro —.Si haces algo que no me guste entonces te cortaré la garganta sin importarme el que seas amigo de Rose.

Lo veo tragar saliva. Se puso aún más nervioso el italiano. Pobrecito.

—Lamento decírtelo sin rodeos. Pero así soy yo. Quiero ir directamente al grano siempre.

—N-no te preocupes. Comprendo bien.

Un suspiro sale de mi boca y nuevamente le doy un sorbo a mi vaso.

—Voy a salir a tomar un poco de aire —comento y avanzo hacia la salida del antro.

Me hago camino entre todos los chicos que hay en el estacionamiento y llego con éxito a la salida. La cruzó, bajo los pequeños escalones de la entrada y me recargo sobre uno de los coches que están estacionado fuera.

—No es necesario que me sigas a todos lados —le digo a Hunter al verlo salir del antro.

—Mi trabajo es cuidarlo.

—Solo te acepte por que mi abuelo me puso esa condición para dejarme hacer el viaje. Realmente no te necesito Hunter, soy toda la protección que necesito.

—No se debería de confiar demasiado. A veces hasta los mejores suelen necesitar ayuda —contesta el oji-verde.

—Vaya... si qué tienes mucho valor para hablarme de esa manera muñeco. ¿Sabías que por hablarme así muchos murieron? Yo no tolero que nadie me hable de esa forma.

—Lo lamento mucho señor —se coloca a mi izquierda.

—¿Han cumplido con lo que les pedí?

—Si, tenemos información sobre los De Luca —me dice —.No es mucha pero creo que le puede servir de algo.

—Bien, quiero oírla. Quiero conocer a mis enemigos antes de que los muerda.

—El primero es Angelo De Luca, hace años su mujer murió en un atentado —dice Hunter Russo —.Hace algunos pocos años era el alcalde de Florencia, actualmente se retiró del mundo de la política.

—Esos infelices seguramente deben de tener a toda la policía comprada, solo así me explico que sigan operando sin problemas —comento —.¿Qué más?

—Después está Beatrice De Luca. Es la hija menor de Angelo. Es una diseñadora de modas muy popular aquí en Florencia, tiene una tienda en el centro y otra en París.

—Nada importante, continúa.

—Después tenemos a Fabritzio De Luca. Tal cómo le comento Lugi ese chico es un imán de problemas. Siempre está metido en la polémica, hace un año tuvo un accidente automovilístico muy grave, lastimó a una persona y no recibió ningún castigo por eso.

—Era más que obvio que no, háblame sobre el perro grande. Es quién me interesa.

—Alessio De Luca. Un hombre intachable, siempre ayuda a fundaciones que necesiten ayuda. Alessio fue el que mejoro las instalaciones del orfanato de la ciudad, ayudo a demasiados niños en situación de calle. Alessio también es el creador de la fundación De Luca, se encargan de ayudar a familias de escasos recursos así cómo a personas que han pasado por maltratos —me informa mi guardaespaldas.

—Han creado toda una máscara perfecta para cubrir lo que verdaderamente son. No les durará por mucho tiempo más conmigo aquí. Ahora Hunter... háblame sobre el matrimonio con el americano.

—Solo pudimos averiguar lo que ya sabíamos. Alessio se caso hace años con un joven de Estados Unidos, no pudimos averiguar el nombre de ese chico.

—Bien... investiguen. Quiero saber la historia.

—Cómo ordene señor.

Así con los De Luca son una familia santa ante los ojos de Florencia. Pobres tontos.

—¿Saben en dónde viven?

—Si. A las afueras de la ciudad, en una gran propiedad.

—Enviá a unos hombres para que los vigilen. Quiero que me mantengan informado sobre todo lo que suceda en esa casa.

—Si —Hunter asiente con la cabeza.

—Alec —veo salir a Luigi del local —.Tenemos una gran oportunidad.

—¿Qué quieres decir con eso?

—En mi oficina está alguien verdaderamente importante.

—¿Quién?

—Alguien poderoso, quiere verte ahora. Te puede convenir bastante, quiere hablarte sobre una gran oferta.

—¿Si? Pues entonces veamos de quién se trata.

Avanzo y me adentro en el bar nuevamente.

Luigi me lleva directamente hacia el lugar en dónde se encuentra su oficina, fuera se encuentran varios hombres, Luigi se acerca a la puerta, la abre y me hace una seña con la cabeza para que avanzará.

Camino y cruzó la entrada.

Lugi entra y cierra la puerta.

El lugar está totalmente oscuro apenas y logro ver quién está sentado frente a mi.

—Amigo te presento al señor Xander, Xander Lombardo. El gran lobo de Milán —me dice Luigi.

¿Dijo Lombardo?

Las luces se encienden y me revelan la identidad del tipo.

—Un placer conocerte, serpiente —sonríe.


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