PESADILLA.

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—¡Déjame en paz maldito loco! —trato de soltarme del agarre del hombre.

Estoy siendo sostenido por un hombre al cuál no le puedo ver el rostro correctamente.

Me encuentro en medio de una maldita bodega. No tengo ni la más mínima idea de lo que está pasando en estos momentos.

—¡Déjame en paz!

Lucho con todas mis fuerzas hasta lograr soltarme de su agarre.

Me giro rápidamente hacia el desconocido y soy golpeado con una pistola por él. Caigo al suelo y me apunta con su arma.

No puedo verle el maldito rostro, cada vez que lo intento lo percibo totalmente borroso.

—¿Quién carajos eres? —le pregunto.

—La persona que acabará con tú miserable vida.

Esté sujeto trae un tatuaje en el cuello... es ¿Un lobo?

Es el tatuaje de un lobo es lo único que alcanzo a ver sin ningún problema.

—Tú debiste de haber muerto aquí hace años. Tú vida no debió de haber continuado.

Prepara su arma.

—¡Espera! No tengo ni la más mínima idea de lo que estás hablando —le digo.

—Lo sabes perfectamente, mocoso.

—¡No lo sé! Lo juro.

El sonido de unos pasos inunda el lugar, volteo hacia la entrada de la bodega y me encuentro con otro hombre, su rostro también está borroso. Lo único que logró ver con claridad de él es un traje negro elegante.

—Por favor... no jales el gatillo —le dice el recién llegado —.Te lo imploro.

—¿Me lo imploras? —ríe mi captor.

—Te lo imploro.

—Bien... si quieres salvar la vida del mocoso entonces quiero que saques tú arma, la tires al suelo y te arrodilles frente a mi cómo el inferior que eres.

—Yo...

—¿Qué pasa? ¿Tú orgullo no te deja?

—A la mierda el orgullo...—contesta el trajeado, saca una arma, la tira al suelo y después se arrodilla.

En definitiva no tiendo nada de lo que me está pasando ahora ¿Quién demonios son?

—Es una lástima...—dice el hombre del tatuaje —.Está vez no cometeré el mismo error.

Él tira del gatillo y soy impactado por una bala en el corazón. Mi cabeza impacta con el suelo y mi vista se va volviendo borrosa lentamente hasta transformarse todo en una total oscuridad.

Mis ojos se abren de golpe y un fuerte grito sale de mi boca.

Me encuentro de frente con el techo de mi habitación, me enderezó enseguida y me recargo sobre la cabecera de la cama.

Estoy en mi cuarto, es de noche.

Rápidamente me reviso y no encuentro ningún impacto de bala en mi pecho. Todo ha sido un sueño, un sueño demasiado raro.

Mi corazón está latiendo cómo un loco ahora mismo. Nunca antes me he sentido así con... miedo. No desdé que era un niño pequeño.

La puerta del cuarto se abre de golpe y veo entrar a Hunter con su pistola en su mano derecha.

Salvatore Donde viven las historias. Descúbrelo ahora