Aunque a Li le hubiese gustado saltar enseguida al asunto que ella consideraba importante, y motivo de la visita de Shenta, se resignó a esperar cuando se les ofreció descansar.
Fueron trasladados a habitaciones, para que se ducharan y descansaran un poco antes del desayuno. Li no había llevado ropa con ella, pero conseguir una muda no fue difícil, aunque esta no encajaba para nada en su estilo: eran telas finas, colores muy vivos, la túnica dejaba al descubierto parte de su cuello, y las mangas eran anchas; se miro al espejo, su cabello estaba suelto, las doncellas que fueron designadas a servirle durante su estadía peinaron su cabello dejándolo suelto, pero agregando finas trenzas y algunas horquillas. No mentiría, reconocía que ahora parecía una 'princesa de verdad', pero este estilo lindo y delicado no encajaba con ella.
Negándose a dormir, pidió que la llevaran con los carpinteros, dejando renuente su amado arco, casi suplicando que fuera reparado. Se negaron a darle falsas esperanza, estaba claro que tenían mucho trabajo, y que sus recursos para trabajar estaban limitados.
Li se detuvo a pocos pasos del comedor, bajando la mirada, de repente se sentía ansiosa, avergonzada. Shenta ya se encontraba tomando el desayuno, o mejor dicho el almuerzo, y no solo, sino acompañado por la princesa de Lotos, al parecer fue un flechazo a primera vista para Shenta, igual como lo fue para ella hace unos años, cuando aun era chiquilla que desconocía el significado de la palabra amor.
—¡Wao! No te pareces en nada a ti —Cheng llego hasta ella, también con un cambio de ropa.
—Ni me siento como yo, esto es mucho para mi
—Te vez bien, solo disfrútalo, sabemos que en casa nunca te vestirás así. Ahora vamos a desayunar.
Li suspiro, agradeció que Cheng no se diera cuenta de su batalla interna, y decidió actual con normalidad. Dirigiéndose hacia Shenta y la Princesa Zuli, no olvido sus modales al saludar.
Shenta se quedó aturdido unos segundos, acostumbrado a verla con colores oscuros, prendas sin diseños, cabello recorrido y cero maquillaje.
—¿Qué? —Li no había querido sonar ruda, pero el escrutinio de Shenta la hacia sentir nerviosa, era la primera vez que la miraba tanto, y esto estaba haciendo estragos dentro de ella.
—Nada, solo me sorprende que incluso tú puedas verte como dama de vez en cuanto.
—Increíble cierto, que pena que tu ni con mil piezas puedas verte como un caballero
Shenta rio, una risa que Li no había visto nunca en él, y que esta de mas decir le encanto —Bien dice que no importa con cuanta seda se vista la mona, seguirá siendo mona
—Ustedes dos parecen tener una muy buena relación —la voz de Zuli era pasiva, agradable de escuchar.
—¿Buena relación? Princesa, permítame preguntarle ¿Qué es para usted una buena relación? La única razón por la que su Majestad y yo no nos hemos matado uno al otro es por el gran problema que eso traería a nuestros reinos, no seria justo que en medio del duelo deban enfrentar una guerra.
—No creo que Guepardos quiera iniciar una guerra, es más, creo que me agradecerían el eliminarte.
—Admiro la confianza que tiene sobre usted su Majestad, pero como siempre me recalca, no soy una típica dama, así que no confié tanto en sus habilidades.
—¿Por qué no habría de hacerlo? Esta mas que claro quién es superior a quien.
El carraspeo de Cheng hizo callar a Li, y la risa de Zuli endulzo sus oídos, Li pudo ver como los ojos de Shenta brillaron, mientras su corazón se fracturo, haciendo que sus ojos la traicionaran por unos escasos segundos, los suficientes para que Cheng pudiera ver a través de ellos, y ella odio ver esa mirada de compasión dirigida a ella.
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Después de comer, tiempo un tanto incomodo para Li, quien había estado muy callada según el criterio de Shenta, se dirigieron hacia un salón, donde ya los esperaba el rey, quien los puso al tanto de su situación.
Hace unos meses que todo había empezado, primero con la sorpresiva contaminación de sus lagos, que provocaron la muerte de muchas especies acuáticas, lo mismo que provoco caos en la pirámide alimenticia. Muchos criaturas contaminadas con energía maligna fueron llegando a sus territorios, cada vez en grupos mayores, y luego, una noche llegaron las criaturas que atacaron anoche, sus ataques a lo primero fueron ocasionales y de repente empezaron a ser todas las noches. Se confiaron al principio, pero antes de que pudiesen darse cuenta la situación se les había escapado de las manos. Todos los días intentaban dispersar el resentimiento que dejaban aquellas criaturas y los cuerpos que iban dejando, pero esto ya no estaba funcionando.
No había forma de estudiar a sus enemigos, sus cuerpos se evaporaban al amanecer, solo dejando energía oscura, que terminaba de fragmentar el balance, y sus tierras ya estaban sufriendo este desequilibrio, solo era cuestión de tiempo para que el Reino de Lotos desapareciera en la oscuridad, y temían que esto fuera más rápido de lo esperado, pues últimamente mas criaturas llegaban, sus ataques más agresivos, al igual que la cantidad de energía oscura había aumentado.
De forma inconsciente Shenta y Li compartieron mirada, ya se iban haciendo una idea de la situación.
—Es posible que nos estemos enfrentando a un cultivador oscuro, uno con un excelente manejo de las artes oscuras —Cheng dijo, rompiendo el silencio que se había formado
—No creo que sea un cultivador —las miradas cayeron sobre Li—. Esto no puede ser obra de una sola persona, tienen que haber mas involucrados, y apuesto mi cabeza a que quienes controlan las hienas son los mismos que están detrás de los ataques a este reino.
—Estoy de con la Princesa Zen —Shenta agrego— tienen que ser un grupo numeroso y bien compenetrado. Me temo que nuestro enemigo no es alguien que debamos tomar a la ligera, se ha encargado de atacar los reinos al mismo tiempo, así que son ambiciosos, divide y vencerás.
—No todos los reinos, tengo conocimiento que muchos reinos han reportado ataques diferentes, pero del Reino de Guepardos no tengo reportes —uno de los príncipes de Loto dijo, mirando acusadoramente a Li, pero generando en ella una reacción diferente a la que esperaba.
Li miro horrorizada a Cheng —¿Es posible que podamos sufrir algún ataque? ¿O que aquel incidente realmente no fuera obra de...? —Li decidió callarse, debía mantener la calma— Quizás su Alteza tenga razón, no hemos sido víctimas de algún ataque, y si lo llegamos a recibir estaremos preparados ya que estamos avisados. Si su desconfianza fue lo que evito que nos pidieran ayuda urgente, y prefirieran recurrir al ocupado Emperador de Wanna, cuyas tierras tienen la mayor cantidad de ataques, déjeme aclararle que no somos los responsables, no tenemos razones para hacerlo.
—¿Qué no tienen razones? ¡Tienen bastantes! ¿no tienen ustedes un profundo rencor hacia el Imperio Wanna, específicamente hacia los Nerida? No me sorprendería si la razón por la que se han aislado todo este tiempo es para haber preparado todo esto, y adueñarse de nuestros territorios.
—¡Vaya imaginación la que tiene! ¡Y vaya mal agradecido que es! Déjeme decirle, Su Alteza, que el Clan Zen estamos muy bien con nuestras tierras, no ambicionamos lo que no es nuestro, y los problemas que tengamos con Nerida, no son asuntos de ustedes. Y de ser los responsables, créame que no estaría aquí, respirando aún.
—Su Alteza, perdóneme mi osadía, pero quien le mantiene informado ha errado en la información —Cheng hablo, interrumpiendo y colocándose más cerca de Li— hemos recibido ataques, solo que podemos decir que estos no han sido efectuados directamente a nuestro reino, y el Emperador pueda dar constancia de ello.
Y esto era cierto, pensó Shenta, recordando el accidente con los jóvenes, su mirada cayo sobre Li, recordando su expresión ese día, lo abatida que estaba, y se hizo una imagen de como estaría si su reino era atacado mientras ella estaba aquí, pues estaba seguro de que cuando el príncipe hablo, ese fue su miedo, que mientras ella vino a ayudar aquí, su hogar fuera atacado sin que ella pudiera defenderle.
—Tenemos el tiempo sobre nosotros, no sabemos nada sobre nuestros enemigos, esto nos pone en desventaja —Shenta tomo la palabra— debemos de ser rápidos, y buscar formas de frenar a nuestros enemigos, tenemos sin duda mucho trabajo por delante, y trabajar juntos será vital para reducir la ventaja que tienen sobre nosotros.
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El Diario de una Reina Amada
FantasyÉl fue un buen rey, pero no fue un buen esposo para ella. Ella le amo, a pesar de solo recibir desprecio. Él sintió afecto por ella, pero nunca amor. Ella se fue sin arrepentimientos. Él tuvo que quedarse con los sentimientos de culpa. Él sabe que...