El caos no llegó completamente al palacio, pero igualmente le salpico un poco. Li observo los restos, el blanco marfil manchado. El sol ya había salido completamente, todos hacían inventario de los daños, lloraban a los que no sobrevivieron y se regocijaban al encontrar a los que si.
Li no admitiría en voz alta que sintió alivio al ver a sus padres y a su hermana, el sentimiento no fue del todo mutuo.
—Espero estes feliz ahora —el rey de Guepardos le dedico una dura mirada su hija, quien no se molesto en verse afectada por sus palabras— ¿Qué será lo próximo que harás para hundirnos? ¿Qué fue el mal que hizo Guepardos para que le pagues así?
—¡Ya basta! Deja tu drama para después, hay cosas más importantes que sus delirios conspirativos. Ya que no pudieron ser de ayuda contra las hienas, ayuden a limpiar los desastres dejados
—¡¿Cuándo dejaras de ser tan insolente?! —el rey estaba realmente molesto, pero no eran solo las palabras de Li, sino el hecho de que esta no se doblegara ante él, que no le demostrara ni una pizca de miedo— Se te olvida muy rápido quien es la autoridad aquí.
—Eso se solucionaría si tan solo hicieras tu papel como rey, y dejaras de ser un parasito con corona.
El rostro de Li fue girado de una cachetada, ella apretó sus labios, tragándose su furia, ordenándole a sus ojos no delatar el dolor de su alma.
Shenta, quien acababa de llegar, apretó sus manos en puños, por alguna razón le molestaba ver como Li era golpeada. Dio unos pasos al frente, por las vestimentas de los contrarios debían de ser los reyes, pero en su mente eso no importaba, solo veía a ese hombre como el agresor de la indomable y molesta Princesa Zen.
—¿Te sientes mejor ahora? ¿Se a borrado tu inutilidad después de haberme golpeado?
El rey volvió a levantar la mano para golpear a Li, pero la dura voz de Shenta le interrumpió.
—Me parece que la pelea a terminado, y, aunque ciertamente la princesa aquí presente es un tanto insufrible, claramente no es el enemigo
Podría decirse Shenta le estaba defendiendo, esto hizo que el corazón de Li se acelerara.
—Mira esto, has traído a alguien que te defienda —Zen Ning, reina de Guepardos dio un paso al frente— me pregunto que le darás a cambio, has de abrir las piernas bien...
—¡Madre! Deberías de cuidar lo que sale de tu boca, como reina no debes de ser vulgar. —Li se giro hacia Shenta, cuya mirada estaba oscurecida— Mis más sinceras disculpas su majestad, y gracias por la ayuda brindada.
—¿Por qué agradecer? Podemos decir que ahora si Guepardos y Wanna están a la par, me ayudaste hace poco y regresado la ayuda, después de todo nos estamos enfrentando a lo mismo.
Los reyes de Guepardo se miraron sorprendidos, quien estaba frente a ellos no era otro que el Emperador de Wanna, al parecer su hija aprovechaba al máximo el tiempo que pasaba fuera de sus tierras.
—Su Majestad, Emperador de Wanna, es un placer tenerle en nuestro reino —Mei, princesa heredera, paso al frente, reverenciando frente a Shenta y teniendo un tono de voz dócil— lamentamos que sea en estas circunstancias y agradecemos la ayuda brindada. Me disculpo en nombre de mis padres por lo que acaba de presenciar, la reciente situación nos tiene a todos nerviosos y a la defensiva, espero pueda entendernos.
Li logro controlarse para no bufar, mientras a Shenta esta disculpa le sonó tan vacía, pero de igual forma no le paso desapercibido el ligero parecido físico entre Li y Mei, esta última resultándole agradable a la vista.
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El Diario de una Reina Amada
FantasyÉl fue un buen rey, pero no fue un buen esposo para ella. Ella le amo, a pesar de solo recibir desprecio. Él sintió afecto por ella, pero nunca amor. Ella se fue sin arrepentimientos. Él tuvo que quedarse con los sentimientos de culpa. Él sabe que...