El brillo de las estrellas no podía apreciarse totalmente gracias a la todavía presente bruma demoniaca y al humo que no se disipaba completamente, también por esto el aire no era puro, pero para ella era mejor estar aquí que en aquella mesa.
Nunca entendería porque era odiada por sus propios padres, que era lo que había hecho para recibir tanto desprecio de parte de sus progenitores, recuerda que en sus primeros años se había esforzado por agradarles, haciendo lo que ellos pidiesen, pero ni así se libraba de los castigos físicos y verbales, fue gracias a sus abuelos que tuvo una niñez feliz, que tuvo amor, y gracias a ellos entendió que no era su culpa, que no había hecho nada malo, que no tenía que dejar de ser ella para complacerlos a ellos.
Pero no podía evitar sentirse triste por sus comentarios, sentirse triste al ver el claro favoritismo, no debió haber ido a esa cena.
Salió de allí enseguida termino de hablar, no se sentía con ánimos de discutir, estaba cansada y debió haberse quedado a descansar, sus padres nunca cambiarían, nunca desperdiciarían oportunidades para hacerla menos, esta cena fue otra prueba de ello.
Creía que había ocultado bien sus sentimientos por Shenta, al parecer no fue así, y los sentimientos que se había esforzado en mantener ocultos habían sido desvelados sin su consentimiento y sin que lo estuviera esperando, Mei había jugado sucio.
El sonido de pasos la saco de su estupor, estos no planeaban mantenerse en el anonimato, y no le fue difícil reconocerlos. Dejo salir una fuerte respiración, no estaba emocionada por este momento, no podía tener altas expectativas, no se sentía lista, podía hacerse la desentendida y barajear la conversación hasta dejarla en el olvido, pero no creía que esto funcionara.
El silencio que los envolvió fue realmente incomodo, sentía su mirada tras su espalda, pero se negó a girarse, luego de casi una eternidad, él hablo:
—¿No dirás nada para explicar lo dicho por tu hermana?
Ella suspiro, reuniendo valor para hablar —¿Qué hay que decir sobre eso?
—Realmente la razón por la cual te acercaste a mí era porque tenías motivos ocultos
—¿Motivos ocultos? ¿Cuándo te he dado a entender algo así?
—Sea sincera conmigo Princesa Zen, lo dicho por su hermana ¿Es real o no?
—Si fuera real, ¿Cuál sería su reacción, su Majestad?
Li decidió enfrentar su mirada, sintiendo un tirón en su pecho al verlo desviar la suya. La sonrisa de lado que le dio fue un adelanto de lo que venía.
—Todo este tiempo me he preguntado cómo es que siempre apareces en el momento oportuno, ha sido casi imposible para mi salir al bosque sin que me encuentre contigo, creía que era cosa de la mala suerte, puede que del destino, pero todo ha sido producto de una obsesión tuya conmigo. De verdad creí, luego de estos días conociéndonos mejor, que podíamos llegar a ser amigos, que equivocado estaba.
Nunca guardo esperanza de que sus sentimientos fueran correspondidos, llegar a tener una conversación sin discutir ya era un logro para ella. Sus esperanzas nunca aumentaron a pesar de los días que estuvieron juntos, pero ahora todo le era pisoteado, ni siguiera esa amistad con la que no se atrevía a soñar.
—¿Por qué? Yo nunca me he acercado a ti con segundas intenciones, y esos encuentros del pasado fueron realmente coincidencia
—¡Tienes sentimientos por mí!
—¡Y eso que! ¿Cuántas veces me he acercado de más a ti? Anda dime, que yo recuerde nunca he hecho algo similar.
—Todavía, que me garantiza que no lo harás luego. He estado rodeado toda mi vida de mujeres como tú, que se hacen las víctimas, las inocentes, y solo esperan el momento oportuno para actuar.
—¿Pero que he hecho para que pienses así de mí? Siempre oculte mis sentimientos y si Mei no lo dijera esta noche nunca lo sabrías.
—Agradezco a Mei por abrirme los ojos y no seguir siendo engañado por ti, ahora puedo estar alerta en cuanto a ti.
—No entiendo porque ese pensar sobre mí. Aunque los sentimientos son míos no puedo controlarlos, no puedo dejar de amarte, lo que pienses sobre eso es asunto tuyo, yo sé perfectamente que este es un amor inocente, y nunca he tenido la intención de hacer nada en tu contra para favorecerme. Puedes seguir pensando lo que quieras de mí, nuestra relación nunca ha sido buena, puede seguir siendo así.
—Después de esta noche, espero no volver a verte nunca, las deudas entre nosotros han sido saldadas, no vuelvas a aparecer cerca mío, esto no es una amenaza vacía, princesa Zen.
Y con esas palabras él se iba, dejándola allí, escuchando los pedazos de su corazón caer. Cuando su espalda ya no fue visible, dejo que las calientes lagrimas bañaran sus mejillas. Nunca entendería porque siempre terminaba siendo despreciada, que hacía ella, que tenía, para ser odiada y lastimada de esta manera.
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El Diario de una Reina Amada
FantasyÉl fue un buen rey, pero no fue un buen esposo para ella. Ella le amo, a pesar de solo recibir desprecio. Él sintió afecto por ella, pero nunca amor. Ella se fue sin arrepentimientos. Él tuvo que quedarse con los sentimientos de culpa. Él sabe que...