Cap. 41

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Después de la conversación con la madre de su ahora esposo, decidió que ella tenía razón, debía de ocupar su tiempo en algo, y devolver un poco de ayuda a Shenta, él protegería Guepardos ahora que ella ya no podía.

Pronto se vio conociendo el que era su hogar ahora y recorriendo la ciudad de Nir, notaba las miradas que recibía, algunas eran de curiosidad, pero otras dejaban en evidencia de que no estaban de acuerdo con que ella fuera la esposa de su emperador.

Con el permiso de Giam, y de la persona que Shenta dejo a cargo, comenzó a ocuparse también de asuntos menores, recordando cuando solía hacerlo en Guepardos, antes de que se tomara la decisión de que ella ya no seria la heredera, y que tampoco era bienvenida a inmiscuirse en los asuntos reales.

También había tomado la costumbre de observar hacia Guepardos, podía ver la imponente montaña, deseaba que todo estuviera bien en casa, al no tener poder espiritual no podía comunicarse como antes con Cheng o Yuna, debía de recurrir a cartas enviadas mediante aves mensajeras, pero sabia que sus amigos no querían preocuparla, ¿Así que tan verdaderas eran sus palabras? no lo sabía.

En Nir había algunos lugares rebosantes de energía espiritual, y aunque ella ya no tenía un núcleo, solía ir allí, sabia que era casi imposible para ella volver a forjar uno, pero ¿No es acaso la esperanza lo último que se pierde? Y ella necesitaba ocupar su mente en cualquier cosa, Shenta estaba tardando demasiado, y la opresión en su pecho crecía cada día.

Después de casi dos meses Shenta regreso, Li no fue a verlo el mismo día, pero a mitad de la mañana del día siguiente se presentó ante él, dando un disimulado suspiro de alivio al verlo bien.

—Su Majestad se ha tomado su tiempo para regresar —Shenta le sonrió, era el tipo de recibimiento que esperaba de ella— ¿Qué tal ha sido su viaje?

—Puedes preguntar directamente lo que quieres saber

—¿Cómo están las cosas en Guepardos? ¿Por qué has tardado tanto? ¿Cómo están Cheng y Yuna?

—No hubo ataques en Guepardos en este tiempo, decidimos actuar primero, aparte de fortalecer la barrera que los rodea —ante la mención de la barrera Li bajo la mirada, ella era la encargada de mantener esa barrera, pero sin poder espiritual era imposible para ella mantenerla— otra cosa que hicimos fue un poco de exploración, e hicimos algunos descubrimientos que te alegraran.

Li volvió a levantar la mirada, había esperanza en los ojos de Shenta

—¿Qué descubrimientos?

—Encontramos la cueva de reclusión del Mayor Zen, pero sé que sabias de su ubicación. La barrera que la protegía era fuerte pero logramos atravesarla, dentro encontramos algunos libros, manuales en su mayoría, y dos entradas, una de ellas llevaba hacia una pequeña plantación de plantas venenosas ¿recuerdas los prisioneros que trajo Kun? Ya sabemos que plantas se usaron para matarlos.

Esto sin duda era una gran noticia, una pequeña luz en su camino, pero todavía estaban lejos de la victoria.

—¿Y la otra entrada?

—No la pudimos explorar mucho, la energía resentida empezó a llenar el lugar, pero creemos que pueden ser túneles, un grupo se esta preparando para dentro de unos días recorrerlos.

Li se mantuvo pensativa unos segundos, iban avanzando por fin, eso era motivo de alegría.

—Quiero ir con ese grupo —Shenta mentiría si dijera no esperaba esa sugerencia

—Pero no lo harás

—¿Por qué no puedo hacerlo? Quiero participar

—Participa manteniéndote a salvo, aún no estas recuperada. Entre los libros que encontramos hay dos que me resultaron interesantes, hablan sobre la reformación y fortalecimiento de núcleos.

Li miro a Shenta sorprendida, pensó que esa chispa de esperanza en los ojos del emperador era porque estaban avanzando en su conocimiento sobre sus enemigos, pero resulta que este era la verdadera razón.

Había esperanza en los ojos de Shenta porque había descubierto algo que podía ayudarla a recuperar, mejor dicho volver a formar su núcleo espiritual.

De a poco sus ojos fueron humedeciéndose, dejando salir calientes lagrimas cuando los dos libros, algo viejos, fueron colocados frente a ella.

—Sé que quieres luchar, eres una guerrera con o sin núcleo. Las guerras pueden ser largas, tenemos un largo camino por delante, fuera bueno recorrerlos juntos, lo diré solo una vez, extraño luchar a tu lado. Hay muchos lugares plagados de energía espiritual aquí en Nir, así que mientras continuamos la investigación, porque no te recluyes y lo intentas.

—¿Y si no lo logro?

—Eres Zen Li, la molesta Princesa Zen, claro que lo lograras. Yo confió en ti, tus amigos confían en ti, todo Guepardos confía en ti.

Li tomo los libros, apretándolos contra su pecho, miro a Shenta, una mirada llena de agradecimiento, miedo y esperanza.

Había perdido su preciado núcleo, ese que se supone solo podía formar una vez, pero ahora había una pequeña llama de esperanza de que siendo una adulta volviera a formarlo, no perdía nada con intentarlo, así que lo haría. 

El Diario de una Reina AmadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora