Cap. 48

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Al llegar Li recibió muchas miradas pero no bajo la de ella. Sus doncellas, que si habían regresado a Nir, salieron a su encuentro, conduciéndola ante su insistencia a donde estaba Shenta.

—Su Majestad, la Princesa Zen está aquí —Shenta se sorprendió por esto, aunque la había enviado a buscar no espero que realmente respondiera a su llamado

—Bien, dile que la vere para la cena

—Señor, esta afuera, dice que quiere verlo ahora

—Bien, entonces que pase

Cuando Li cruzo la puerta Shenta volvió a sorprenderse, volvía a verse como la princesa que conocía: vistiendo ropas oscuras y su característica cola alta.

—Su Majestad

—Estas aquí...

—No por mucho, solo vine a una sola cosa

Shenta rio, todo estaba siendo demasiado bueno para ser real

—Bueno, hablemos de esa sola cosa luego, ve a descansar y veámonos para cenar

—No creo que me quede a cenar

—Li...

—Shenta, ya debes de saber porque estoy aquí. No creo que la compra de Guepardos haya sido una jugada limpia

—¿Disculpa? —a Shenta no le sorprendía que Li ya lo supiera, pero si que insinuara que hizo algo sucio para adueñarse del reino.

—No debiste haber comprado Guepardos, no debiste aceptar nada de los que mis padres te dieran

—Lo hice por ti

—¿Por mí? Entonces ¿tanto me odias que compraras mi reino y lo enviaras a la miseria?

—¿De que estas hablando Zen Li?

—¿Has visto a Guepardos? Me dijiste que aunque había muchos daños sus habitantes no habían sufrido bajas. Mi hogar fue destruido, la única ruina que le queda a Guepardos es ese palacio, mas de la mitad de las personas que conocí se han ido. Me prometiste proteger Guepardos ¿y que has hecho? Ni siguiera pudiste enviarles medicina.

—Estábamos en medio de una guerra, Guepardos es un reino y yo estoy a la cabeza de unos veinte. Prometí protegerlos y te falle, lo admito, pero no era mucho lo que podía hacer, a parte de que el peligro vino de adentro, yo no podía abandonar el frente de batalla para ir en su auxilio.

—No estabas en frente de batalla, estabas planeando una boda con mi hermana

—Mientras estaba al frente de un batallón, protegiendo nuestras fronteras

—¿Y no podías enviar a alguien? solo los dejaste a su suerte, hay niños y heridos sin medicación, se quedaron sin nada, sus tierras fueron arrasadas y cultivarlas no esta siendo sencillo y provechoso. No pedía mucho Shenta, no pedía que abandonaras la guerra, que te mudaras a Guepardos, que curaras a los heridos, que construyeras casas, solo pedía que no los abandonaras, que no los dejaras a su suerte, y fue lo primero que hiciste. Prometiste ir cuando todo acabara, pero ni siguiera lo mencionaste

—Se que falle, pero ponte en mi lugar, no puedo estar en todo, y aunque sueno feo tengo otras cosas que deben de ir primero

—Por eso entrégame el papel que te amerita como dueño de Guepardos, no es tu reino es el mío, yo velare por él, porque es mi prioridad.

—... ¿Y si no quiero?

—Shenta, Guepardos ya no es la tierra que los Nerida tanto ambicionaron, solo es un montón de cenizas y personas moribundas.

—Entonces no veo porque tu ansiedad por que te entregue un papel

—Por que ese papel te hace dueño de un reino que no es el tuyo, de una tierra que tus antepasados humillaron y ese solo hecho hace que los míos se retuerzan en el mas allá. Quiero que Wanna, que los Nerida corten todo lazo con Guepardos, al igual que los traidores que dejaron a su suerte a sus súbditos.

—Cortar lazos con Guepardos ¿No significa que los cortare contigo?

—Nunca tuvimos alguno

—Pero eres mi esposa, nos casamos

—Pero nunca consumamos, es fácil deshacer ese matrimonio —y realmente Shenta no quería creer lo que escuchaba

—¿Estas segura que eso es lo que quieres?

—Vivo para mi reino Shenta, solo para el

—Ni siquiera podrás defenderlo

—¿Quién dice que no? Empezaremos de cero, como yo lo hice

—¿Funciono?

—Lo hizo

—¿Y no seria mejor que vuelvas a recluirte?

—Y cuando salga Guepardos ya no existirá, yo debo proteger mi reino, y es lo que hare

—Li...

—Me prometiste algo y no lo cumpliste, me lo debes, así que entrégame a Guepardos —Shenta, quien se había puesto de pie en algún momento de su discusión, volvió a sentarse, viéndose destrozado

—Si lo hago Guepardos volverá a aislarse

—Es el plan

—Cortare todo lazo con ustedes, ya no les ayudare, no nos volveremos a ver

—Es lo que quiero —se esforzó por sus palabras no salieran entrecortadas, fallando un poco.

—¿Estas segura?

—Lo estoy

Shenta la miro fijamente, antes de suspirar y ponerse de pie, en uno de los estantes de su oficina, oculta detrás de otras cajas, había una rectangular y oscura, dentro el pergamino que los padres de Li le habían entregado, donde decía que le entregaban el Reino de Guepardos.

Inseguro camino hacia Li.

—Todavía puedes cambiar de opinión

—No lo haré.

—... es una niña —ella se vio confundida ante este cambio de conversación— y no es mía, solo una vez entro en mi tienda y la eche enseguida, fue cuando la vieron y ellos hicieron todo ese alboroto. Solo quise ayudarla y acepté algo que no hice. Zen Mei es muy diferente a ti, y no tiene mucho apego a su hija, pensé que tú y yo podríamos

—No existe un tu y yo Shenta, no existió y se que nunca lo hará

—Lo acepte para entregártelo a ti

—Entonces dámelo. Tu perteneces aquí y yo pertenezco allá. La guerra acabo, ya no tenemos nada en común, recupere un poco de mi poder gracias a ti, estas libre de culpa

—Li, otra vez no

—Quiero irme, antes de que caiga la noche

—... No voy a rogarte, si te vas, hare de cuenta que ya no existes, ni Guepardos tampoco.

—... Puedo con ello, no es algo nuevo que lo hagas.

Shenta le tendió el pergamino que ella tomo enseguida, él regreso a su asiento, ella solo lo miro, y después de un gracias partió, y él solo la vio irse. Li era libre, nunca seria domada por él, y tampoco quería hacerlo. Esto era lo mejor, era su fin.

El Diario de una Reina AmadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora