Inestabilidad mental

Capítulo 13: Disturbios

— Se que un abrazo a veces no es suficiente, pero si no me cuentas lo que te pasa no puedo hacer más. —Dijo Beny mientras me secaba las lagrimas.

— Da igual.

— No, no da igual. ¿Quieres ir a dar una vuelta? A lo mejor así te despejas un poco.

— Vale. — Nos levantamos para salir del portal.

La verdad es que siento que puedo confiar en Beny para contarle lo que me pasa, pero cuando me desahogo me pongo muy nerviosa porque siento que lo que me pasa es grave, como no suelo contarle nada a nadie pienso en que estoy tan mal que es necesario contarlo, entonces me siento peor.

— ¿Hacía donde vamos? — Preguntó Beny.

— Pues vamos a buscar un parque.

— Vale, creo que hay uno al final de esta calle a la derecha.

— Vale. —Dije mientras me encendía otro cigarro.

— Fumar mata. —Paso su brazo por mis hombros y me quito el cigarro.

— No me digas.

— Toma anda. — Le dio un par de caladas al cigarro y me lo devolvió.

Pasaron unos minutos y llegamos al parque, nos sentamos en un banco.

— ¿Estas mejor?

— Si, un poco mejor.

— Me alegro.

Empezó a sonarme el móvil.

— ¿Quien coño es? No lo tengo agregado. — Dije extrañada.

— Cógelo, a ver quien es.

— ¿Quien?

— Nayla, soy Izan, quiero hablar contigo.

— Hijo de puta, que no me llames. Que no quiero saber nada de ti mamón. —Me levanté del banco y me alejé un poco de Beny.

— Te echo de menos, se que la e cagado pero-

— Ni peros ni hostias, vete a la puta mierda. — Dije cortando a Izan.

— ¿Ah, si? ¿No querrás que le diga a Paula que fuiste tu, Sofía y Julia los que robasteis a Emilio junto con Rafa?

— ¿Pero que mierdas dices? ¿De qué me estas hablando? —Dije haciéndome la tonta.

— Paula estará en la cárcel, pero Celia y yo estamos fuera.

— Hacer lo que os de la gana, yo no he hecho nada y tengo la consciencia muy tranquila. Deja de tocar los huevos. —Me alejé más de Beny.—

— Si no quieres que os pase nada, vuelve conmigo.

— Antes me matáis, hijo de puta. —Colgué.

— ¿Qué ha pasado? — Preguntó Beny.

— Nada, el imbécil de mi ex.

— ¿Eso es por lo qué estas mal?

— Si... A ver, te cuento resumidamente. Llevaba con este imbécil dos años casi, pues un día de repente me llama y me dice que me a puesto los cuernos con una de mis supuestas mejores amigas. Pensarás que es una gilipollez y que no es para tanto, pero para mi no.

Si solo fuera eso lo que me pasa...

— Dos cosas, la primera si que es para tanto y lo segundo es que he escuchado parte de la conversación.