96.

149 16 11
                                    

Un mes después.
Luis.

— Éso es, ¡vamos cariño! Despacio, despacio y... Llegamos.— ayudo a Cassie con su recuperación, recibió dos disparos uno en la pierna y otro en el abdomen, sobrevivió gracias a los doctores que lograron contener la hemorragia y extraer las balas de su cuerpo, ahora está en recuperación. Necesita recuperar la movilidad al cien por ciento de su pierna derecha.

— No mereces ésta carga Luis. Desde hace un mes me cuidas y te estoy quitando tiempo, deberías aprovechar y pasar con Meli más tiempo.— suspira derrotada mientras se quita la bata de baño y comienza a vestirse.

— Tú jamás serás una carga para mí Cassie, te amo, y estaré contigo en los buenos y en los malos momentos. Además, siento que yo soy el que a veces te carga la mano cuando necesito que cuides a Meli, y siento que no es justo pues ella no es tu responsabilidad.— me pone el dedo índice en mis labios para que callarme.

— No, no, no, para de hablar, amo a Meli tanto como te amo a tí, además sé que no es mi hija, pero podemos resolver éso.— me besa y mis manos van a su cuerpo semidesnudo viajando de un lado a otro.
Hazme un hijo.—  me dice en español con su acento americano muy marcado, de verdad lo deseo, pero tenemos que esperar a que sane por completo, las heridas apenas cicatrizaron.

— Te haré todos los hijos que quieras amor.— me acuesto y la envuelvo en mis brazos. — Pero primero tenemos que asegurarnos que no represente un riesgo tanto para tí cómo para nuestro futuro bebé.— beso desde su hombro hasta su cuello y muerdo ligeramente éste haciendo que suelte un leve gemido.

— Vístete. Te prepararé la comida y me voy.— muerde sus labios, ella sabe lo que me provoca que haga éso.

Preparo comida y sirvo en un plato que posteriormente coloco en una charola lo que preparé y en dos tuppers pongo otra ración y los guardo en mi mochila.

Subo con la comida al cuarto.

— Espero que tengas hambre amor, y sé que te va a gustar, no es por nada pero cocino muy rico.— le guiño un ojo y se sonroja.

— ¡Gracias pero ya vete!, ya quiero estar con Meli y contigo, ¿Veremos películas cuando regresen?.— si pudiera sacar una foto a la cara que hace sin duda lo haría, pero ésta mujer me desarma por completo y no sé qué hacer, me quedo paralizado.

— Todas las que quieras amor.— me acerco y le dejo un beso corto en los labios. — Ya vuelvo.— siento sus manos en mi rostro y cierro mis ojos y me dejo llevar por sus labios unidos a los míos.

Nos separamos segundos después y me voy.

...

Conduzco por varios minutos, apenas es la 1:57 pm y aparco enfrente del penthouse de Yelena, aunque en realidad quién vive aquí es Kate y la pequeña Nat.

— Joven Luis, buenas tardes.— Charles, el portero de Kate me recibe.

— Es bueno verte bien Charles, ¿y Mary? ¿Ella está bien?.— pregunto por su hija de doce años quién hace poco perdió a su madre, a veces viene y se distrae jugando y cuidando de Natalia.

— Poco a poco lo va superando, gracias por preocuparse.— me contesta.

— Cool, entonces me la saludas, te veo en un rato.— el señor muy amable asiente y entro, la veo jugando con Nat, si no fuera mi mejor amiga tan cercana diría que está bastante bien, pero sus ojos me reflejan otra cosa.

— ¡Señora Bishop!.— llamo la atención de Kate y sus ojos se iluminan.

— ¡Señor Luis!.— me acerco y nos abrazamos.

Siempre serás tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora