18.

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Hanna.

— Que tengas una excelente noche Kate.— me despido de mi jefa de un abrazo.

— Igualmente Hanna, oye ya mañana es viernes lo que significa que es fin de semana, y espero juntarnos para hacer algo, pero ésta vez en mi departamento, no quiero que pase lo de ayer.— me dice y tiene razón en eso así que no voy a discutir.

— Por supuesto Kate, me gustaría.— le digo con entusiasmo, de verdad me encanta pasar tiempo con mi jefa y con mi mentora.

— Cool, entonces mañana te veo y nos vamos de aquí para mi depa.— me dice y asiento entusiasmada.

— Éso me parece genial, bueno, me saludas a la señorita Steinfeld, y por favor no hagan cosas indecorosas.– le digo y ella hace cara de sorpresa, paro un taxi y antes de subir le doy una última mirada. – Sí, sé leer labios por si te lo preguntas.— subo a mi taxi y arranca.

En el trayecto a mi edificio comienzo a recordar las cosas bellas que viví con Gaby, aunque sólo fueran unos meses yo me encariñé mucho con ella, era la primera vez que me enamoraba  la primera vez que podía elegir a quién me gustara como pareja, y aunque he intentado salir con más personas siempre es lo mismo, sólo quieren una noche de locura y sexo, y la verdad yo no estoy para ésas cosas, yo si quiero alguien que me dé mi lugar y que no sólo quiera sexo.

— Servido señorita.— el chófer me distrae de mis pensamientos.

— Gracias, aquí tiene, y conserve el cambio.— le digo mientras le doy unos cuantos billetes.

— Muchas gracias señorita, créame que ya me hizo el día, que tenga hermosa noche.—

— Ay muchas gracias.— salgo del taxi y me adentro al departamento.

Al entrar en recepción se encuentra Tyler, muy metido en sus asuntos así que decidí no molestar.

— Bonita noche señorita Hanna.— me dice y yo volteo a dónde está.

— Lo siento Tyler es que te ví tan metido en lo tuyo que decidí no molestar, que tengas una linda noche, me voy.—

— Que descanse señorita.— escucho mientras subo al elevador.

— Igualmente.— contesto antes de que las puertas se cerraran.

Vivo en un departamento en un quinto piso es pequeño pero demasiado cómodo y bien equipado en cuanto a muebles.

Las puertas se abren y camino hacia mi puerta y una sensación extraña comienza a invadirme y no entiendo porqué.

Saco mi arma y comienzo a introducir mi llave cuando me percato de que está abierto. — ¿Qué mierda.— susurro y decido entrar.

Entro apuntando a todas las direcciones no habían robado nada y es lo más extraño, camino alrededor de la sala y la cocina pero nada, todo está perfectamente acomodado tal cual lo dejé la noche anterior antes de ir con Kate y Yelena.

Siento como alguien me toma por detrás y comenzamos una pequeña lucha, me quería sorprender pero la sorprendida fué aquella mujer que quiso atacarme y terminó debajo de mi inmovilizada.

— “¿Quién eres maldita?”.— le digo en español.

— “Tú me conoces Hanna”.— me contesta en el mismo idioma y ésa voz la reconocería en cualquier lugar.

— ¿Gabriela?.– pregunto y le quito el pasamontañas que traía. – ¡Estúpida!, me diste un buen susto.— le digo quitándome de encima de ella y la ayudo a levantarse.

— La estúpida eres tú.—

— ¿Disculpa?.— respondo ofendida.

— Lo que escuchaste, la estúpida eres tú, cómo se te ocurre involucrarte con Kate Bishop, y cómo se te ocurre ayudarla y matar a un grupo de mercenarios a los cuales tú perteneciste.— me reprocha y ahora entiendo porqué se me hacían conocidos.

Siempre serás tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora