8.

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Flashback

No te metas en mis asuntos.— el gigante lo dice mientras rompe por la mitad las flechas especiales de la pelinegra quién no se da por vencida e intenta atacar nuevamente cuerpo a cuerpo al gigante, toma su brazo con sus piernas pero es arrojada con fuerza hacia una pila de juguetes.

La arquera se levanta y se desliza por debajo de sus piernas atrayendo la atención de Kingpin, quién molesto la empuja con fuerza lanzando a la arquera a otra pila de juguetes.

— Enserio estás logrando irritarme.— dice el mafioso acercándose lentamente a la  arquera.

A su vez que ésta mira que está debajo de las flechas rotas y recuerda el truco para arrojar la moneda que su mentor le enseñó, palma todo lo que puede hasta encontrar un juguete pequeño de metal y lo lanza activando una flecha que logra activar todas creando una gran explosión que arroja a Kingpin por los aires.

La arquera se cubre pues sabe que hay varías flechas muy peligrosas ahí. Una vez termina la explosión la arquera se acerca al cuerpo del mafioso quién yace con los ojos abiertos y sangre saliendo por su nariz y oídos, la pelinegra se aleja con temor, a asesinado a Kingpin, dos flechas estaban fabricadas bajo el sistema de bala expansiva que  curiosamente ambas se incrustaron  en su cabeza, el resto es historia. Ésa noche la arquera fué felicitada tanto por la policía cómo por su mentor pues él asegura que todo el que se enfrenta a Kingpin casi nunca vive para contarlo.

Fin del flashback.

Kate.

Son exactamente las tres y media de la mañana mi sentido de alerta está activo, odio no poder dormir, ésa maldita carta, maldita mafia, maldito Kingpin, tengo que darle una solución a ésto, pero voy a necesitar ayuda, comienzo a temer por el bienestar de mi madre, pueden hacerle algo en prisión y no podría vivir con éso, puede ser que por su culpa estoy en peligro pero no deja de ser mi madre.

Mi celular comienza a sonar y en la pantalla aparece un número desconocido, contestaré.

— ¿Diga?.— apenas puedo hablar pues las lágrimas se han apoderado de mí.

¿Bishop? ¿Estás bien?.— del otro lado la voz de la despiadada vigilante se hace presente, no la quiero involucrar en ésto así que voy a inventar algo.

— Hola Yel, si estoy bien, es sólo qué tuve una pesadilla horrible, por eso estoy llorando, pero ya estoy mejor no te preocupes.— le digo secando mis lágrimas y tratando de sonar convincente.

Okey Bishop, sólo te marco porque quería escucharte y quiero que me escuches.— me dice y ahora tiene mi atención.

— Te escucho Yelena.— le digo y se hace un silencio de unos segundos entre nosotras.

De verdad quería decírtelo de frente, pero no soy buena con éso, y decidí que te lo diría por teléfono, Kate Bishop, desde que te conocí no dejo de pensar en tí, a veces me pregunto si ya comiste, si has dormido bien, y ése tipo de cosas, el punto es, que creo que me gustas, pero tengo mucho miedo, nunca antes tuve una relación, no sé lo que es amor romántico y ésas cosas, por éso me alejé de tí Kate Bishop, porque tengo miedo de ésto que comienzo a sentir.
No es necesario que digas nada, volveré a Nueva York en una semana, podremos platicar si quieres, te dejo descansar, ojalá ya no tengas pesadillas Kate, adiós.

Sin poder despedirme de ella cuelga la llamada y ahora estoy más confundida aún, pero alegre, muy alegre, le gusto a la mujer que me gusta, ésto es una locura.

Mi sonrisa se desvanece cuando escucho cómo abren mi puerta y escucho pisadas dentro, logro escuchar cómo suben a mi habitación y me levanto rápidamente y busco cualquier cosa para defenderme.

Siempre serás tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora