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EPISODIO 48:

—Pero que momento tan enternecedor —su veneno intoxicado el oxígeno—

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Pero que momento tan enternecedor —su veneno intoxicado el oxígeno—. El príncipe que viene a rescatar a su querida princesa del dragón malvado. Y los tres mosqueteros, por supuesto —señala a las dos parabatais, acompañadas por el rubio quienes se encuentran la misma situación que la castaña.

—¿Qué quieres de nosotros? —la rabia goteando como un témpano derritiendose bajo el calor.

—En realidad, director Lightwood, solo os quiero a vosotros dos.

—¡Iros! —su voz haciendo retumbar las paredes.

—¡Cierra la boca!

Hera ni si quiera pestañea ante el grito de su captor. Sus ojos cafés no se aparta ni un segundo de los mieles.

—No le hables así a mi mujer, Morgenster.

El corazón de Hera da un vuelco, y las comisuras de su boca tiemblan. Escucharle decir en voz alta con su voz adoptando un tono grave y ronco, referiendose a ella como su mujer, es caliente.

—¿Tú mujer? —el peli blanco se aproxima hacia su cautiva. Cambia posiciones con el seelie, siendo el ahora quien la retiene. La punta de su nariz besando la piel sensible de su cuello—. ¿Hablas de Hera? ¿La shadowhunter de la que te hubieras divorciado si no fuese por el proceso fallido?

Una carcajada cruel y un par de palabras en un dialecto desconocido después, sombras se abren paso a través del suelo. Demonios nunca antes vistos emerjen desde el infierno y adoptan sus formas sólidas y terrenales. Los experimentos de Darek. Los hijos de Jonathan Morgenster.

Una expresión de horror se presentó en sus rostros, cuando el último de ellos surgió. Su inmensidad lograba que aquella edificación se asemejase a una casita de muñecas. Su piel de color carmesí, que tranpiraba sangre con cada bocanada. Su cabeza de perro, una mezcla de Rotwailer con Pitbull se unía a un torso humano de extremidades bestiales. Su parte inferior dejaba atrás todo rastro de humanidad, con una retorcida mezcla de toro y cabra que poco o nada tienen que ver la una con la otra. Su cabellera negra, empapada de sangre como recién salido de un baño caliente.

—¿Qué mierda es eso?

Los shadowhunters miran horrorizados al impresionante monstruo que se alza imponente frente a ellos. Un espeso charco de sangre que burbujea en ebullición bajo sus pezuñas.

—¿Te has vuelto loco? —su hermana lo mira sin dar crédito al ser que su hermano a traído hasta el mundo terrenal—. Con cosas como estas solo demuestras ser igual o incluso peor que papá.

AlecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora