EPISODIO 15: haced vuestra mejor actuación
—¿Sabías lo de la leyenda esa? —me adentro en su despacho sin molestarme en llamar antes. Él me mira desde su silla, con unos papeles en manos.
—¿Qué leyenda? —vuelve a desviar su mirada a las hojas y marca algo con su bolígrafo.
—La de Haniel y Eligor —prosigo, caminando hacia el mueble de bebidas alcohólicas que ya usamos una vez hace lo que parece ser, mucho tiempo.
—¿No crees qué...? —siento su mirada clavada en mi espalda mientras me sirvo whisky en un vaso con hielo.
—Claro que no —hago una mueca de asco.
—Tampoco exageres —se ofende ante mí reacción—. Ni que fuera tan malo estar comprometido conmigo.
—Si tú lo dices... —le sonreí de forma ladina antes de volver a acercarme el vaso a los labios—. Mejor que Jace desde luego.
—¿En serio? —sus cejas se alzaron. Eran tan negras como su cabello, acababan en punta y tenían una forma que acentuaba la forma de sus ojos—. Te llevas con él mucho mejor que conmigo.
—¿Y? —me encogí de hombros—. Eso no quiere decir que prefiriese estar casada con él. No soportaría estar con alguien que se quiere a sí mismo más que a mí.
Alexander se levantó, caminó hacia mi y me robó el vaso que acaba de rellenar otra vez con aquel licor. La piedra de hielo estaba ya medio derretida. En su mano, el vaso de cristal se veía mucho más pequeño. Todo en general se veía más pequeño cuando estaba cerca de él. Posó el vidrio sobre su labio inferior y abrió un poco su boca al mismo tiempo que inclinaba el vaso. El licor color ámbar desapareció dentro de su cavidad bucal, y poco después pude apreciar como su nuez de adán se movió al tragar.
Dejando de lado mi orgullo, debía admitir que Alexander es un hombre apuesto. Sus facciones masculinas, su altura y el cuerpo que su trabajo como shadowhunter le exige tener. Podría decir que quizás si fuese más...amable, sonriente, sociable, agradable, sería mejo partido, pero entonces ya no sería Alexander, al menos no mi Alexander. Digo... nuestro, nuestro Alexander.
—Me alegra saber que no te dan asco mis babas —comento, arrebatándole esta vez yo el vaso y bebiendo el contenido restante.
—El truco está en no pensar en el número de personas que te han besado.
—Créeme, que besé y me acosté con muchas menos personas que Magnus —añadí dejando el vaso sobre el mueble. Debía admitir que contaba con buenos alcoholes.
—De ser así me preocuparía —admitió, caminando de vuelta a la silla tras su escritorio.
Bueno, al menos lo ha admitido, es un avance. Una semana atrás se habría cerrado en banda y esto habría acabado en una discusión para nada bonita.
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Alec
RandomUna nueva guerra trae consigo a una futura directora en prácticas al Instituto de Nueva York. Bajo la tutela de Alexander Lightwood, Hera pone el mundo del revés. 『alec×oc』 【actualizaciones semanales】