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EPISODIO 43:

Con Hera en Alacante, su ausencia no ha tardado en notarse

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Con Hera en Alacante, su ausencia no ha tardado en notarse. Con Alexander más irascible de lo normal, y sin ningún tipo de preocupación por su propia vida, se ha embarcado en todos las misiones suicidas posibles que han surgido en las últimas dos semanas. Esas dos semanas, pueden ser mucho o poco tiempo, y sin duda para el frívolo director ha sido demasiado, y aún así no el suficiente. Tras haber vuelto a la cabaña donde el brujo se había mantenido escondido, llegaron a la conclusión que aquello se asemejaba más a un laboratorio que a un refugio. Sangre de seelie, nefilim, mundano y de todo aquella criatura existente. ¿Qué más habría creado si no lo hubieran atrapado? 

Pero con Jonathan de vuelta, el que hubiera pasado no tiene cavidad, así como un divorcio. Y con su esposa ansiosa por dirigir su nuevo instituto después de haberse decidido por el que es el correcto, fue ella misma la que se puso manos a la obra. Sería una visita rápida, así como un divorcio discreto. Solo ellos dos y la hermana de hierro.

—¿Tienes ya las maletas? 

Hera miró a Jia a través del reflejo del espejo. Estaba acabando de ponerse un gloss brillante con sabor a cereza que le había robado a Belle antes de irse. ¿Pero podía acaso culparla? Sus labios se veían demasiado jugosos como para no haberlo cogido.

—Casi. Primero debo ir al instituto de Nueva York —le comentó sin dar demasiados detalles. Apreciaba a Jia como su mentora, así como ella apreciaba a la castaña, pero su lealtad por la Clave es superior a cualquier otro tipo de sentimientos. Divorciarse de Alexander, romper el vínculo justo ahora que el Morgenster mayor había vuelto a la vida, no es una decisión que habría aprobado la Clave. En el mundo de los nefilims, hasta los matrimonios son aprobados por la Clave. 

—¿Vas a ver a tu marido?¿Ya sabe sobre tu decisión?

—Precisamente para eso voy —mintió, en parte.

—Sabes que siempre te he apoyado, al igual que tu madre —la mujer la miraba mientras buscaba una cazadora en el armario—. Y que tu sueño siempre ha sido dirigir un instituto, estar al mando. Te has estado preparando desde que tienes uso de razón para ello.

—¿Pero?

—Quizás no sea el mejor momento, Hera. Con Jonathan de vuelta, te necesitaremos más que nunca.

Una amarga risa subió por su garganta mientras se acomodaba la chaqueta.

—¿Necesitarme? No me necesitasteis la primera vez, así que dudo que esta sea la excepción. Dime la verdad, Jia. ¿Porqué no quieres que me marche?

Jia suspiró mirando a la veinteañera frente a ella. Le había ordenado todo tipo de cosas a todo tipo de nefilims. Pero Hera Hadid, no era una cualquiera. Y pedirle algo así a alguien, era algo que nunca había hecho, y que mucho menos contaba con hacer. ¿Quién era ella para pedirle a un matrimonio semejante cosa?

AlecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora