Saga: Petrovic
Libro: 2
Zinerva, la Luna, se encuentra en una encrucijada imposible. Como la destinada de tres Alfas, su vida está llena de complicaciones y peligros, y acaba de perder a su querido hijastro a manos de su propia abuela paterna duran...
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|• Zinerva •|
Oculto mi cabeza en el cuello de Marcos, inhaló profundamente y exhaló tratando de controlar mi respiración.
— todo está bien, estamos aquí y nadie puede lastimarte — susurra Marcos.
Escucho el sonido de huesos romperse, después chillidos y gruñidos, trato de voltear mi rostro para saber de qué se trata, pero Marcos no me permite hacerlo ya que se apresura a sostener mi mentón para obligarme a que lo mire a él.
— ¿ Qué pasa ?
— Nada, vamos a casa — ordena serio.
Escucho un chillido desgarrador como el de un perro herido, por más que trato de mira Marcos no me lo permite colocándome en una posición la cual no me permite ver lo que pasa, me lleva caminando de vuelta a la casa, apenas entramos me suelta.
— debes descansar
— ¿ Por qué me sentía así ?
— él maldito utilizo su voz de mando para someterte, la voz de mando la tiene cualquier Alfa, incluso los Alfas podemos someternos entre nosotros dependiendo lo fuerte que seamos y lo puro que sea nuestro linaje, cómo pudiste escuchar cuando la voz de Garald se distorsionó — explica.
— lo siento, yo no quería que esto pasara — murmuro sin mirarlo a la cara.
Él agarra mi mandíbula y con su otra mano limpia mis lágrimas para después besar mi frente.
— nada de esto es tu culpa, toda la culpa recae en Borya, aún cuando es un cachorro debe comportase como un Alfa, además qué estaba esperando o buscando cuando se emparejó con una pequeña y tierna humana que no le pertenece — me abraza para después cargarme — él sabía que no era correcto eso, aún así lo hizo y ahora pagará las consecuencias de creer tener algún control o derecho a decirte algo — gruñe.
Me lleva hasta nuestra habitación para dejarme en la cama, me quita mis tacones y después él se quita el saco y los zapatos.
— ¿ Vamos a dormir ?
— si, necesitas descansar y pronto vienen los doctores para revisar si ese estúpido no te hizo daño.
No digo nada más, se nota a kilómetros que está muy enojado, además no creo que sea él único que este así.
No pasan más de diez minutos cuando Marcos sale de la habitación y al rato vuelve a entrar con el doctor Néstor detrás de él.
