Reece
Camino de un lado a otro esperando que Marcos me informe que estamos bajo ataque, sigo en nuestra habitación viendo como mi cría duerme ajena a todo lo que esta sucediendo, no necesitamos otro ataque, no quiero verla llorar asustada o angustiada por eso, no quiero que tenga que volver a salvar nuestros traseros, la conozco y se que si tiene la oportunidad de huir no la tomaría a pesar de que su vida estuviera en juego si se queda aquí, ella vendría a salvarnos.
Sacudo la cabeza para sacar esos pensamientos de mi cabeza, rezo en mi mente a la Diosa para que no permita que nada malo pase hoy, no quiero volver a experimentar la impotencia y rabia de ese día al no poder proteger a mi compañera y cachorro, apenas estoy aceptando que no había nada que pudiera hacer encadenado con cadenas de plata para salvar a mi cachorro, apenas estoy superando esa perdida como para que otros me amenacen con tener otra, prefiero morir antes de ver como también me quitan a mi mate.
— le abrirás un hueco al piso si sigues caminando en círculos — gruñe Marcio.
— ¡ qué quieres que haga entonces ! — le rujo y él agacha la cabeza.
— que camines en círculos no evitara que nos ataquen, lo único que podemos hacer es esperar y estar listo para sacarla de la manada si es necesario — se acerca a mí — estoy igual de asustado que tú, pero que nos alteremos no nos ayudara en nada — gruño, pero la cría llorona tiene razón.
Me siento en el borde de la cama y agradezco que mi compañera tenga el sueño pesado, solo respiro lento tratando de calmarme, lo que tenga que pasar pasara y lo único que puedo hacer es estar preparado para defender a mi compañera.
Miro el reloj en la pared, me concentro en las pequeñas manecillas que marcan los minutos, horas y segundos, el tiempo parece que va más lento de lo normal, me comienzo a poner ansioso, de vez en cuando Marcio y yo nos miramos, gruño sintiendo que voy a caer en un colapso nervioso si esto sigue así.
— amenaza neutralizada, de todas formas no salgan de la casa — ordena Marcos.
Suelto un gran suspiro de alivio al escuchar su voz en mi cabeza, escuchamos a lo lejos su aullido de victoria el cual hace que nuestra hembra se despierte bastante desorientada.
— ¿ qué horas son ? — pregunta sin levantarse de la cama.
— es de mañana aun pequeño angelito — responde Marcio sentándose a su lado.
— quiero comer — murmura.
Marcio se levanta para buscarle algo ya que la omega que esta encargada de esas tareas tuvo que irse por la amenaza de ataque, no era bueno tener otra omega por quien preocuparse en la casa si esto llegaba a mayores.
— Reece — murmura mi cría.
— ¿ si ?
— ¿ te quedaras mucho tiempo ? — pregunta escaneándome con esos lindos ojos grises.
— el tiempo que tú desees — respondo acercándome — ¿ por qué ? — cuestiono cuando estoy en frente de ella.
— quiero conocerte, eres parte de Garald y a pesar de eso no se nada de ti — contesta culpable.
Agarro su mentón con mis dedos y le doy un pequeño beso, simplemente es un rose de nuestros labios.
— es normal, yo interactúo con tu loba y tu con Garald, aunque siéndote sincero tu loba y tú están tan mezcladas que no se nota mucho la diferencia excepto porque ella tiene los comportamientos típicos de una omega — le hago saber.
— creo que tú la conoces mejor que yo — murmura no muy feliz.
— te equivocas, que ella no se presente tanto como te gustaría no significa que no la conozcas, simplemente has estado junto a ella desde muy temprana edad, es una parte de ti y por ende la conoces bien — le aseguro.
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Zinerva : Trio de Mates
Hombres LoboSaga: Petrovic Libro: 2 Zinerva, la Luna, se encuentra en una encrucijada imposible. Como la destinada de tres Alfas, su vida está llena de complicaciones y peligros, y acaba de perder a su querido hijastro a manos de su propia abuela paterna duran...