Saga: Petrovic
Libro: 2
Zinerva, la Luna, se encuentra en una encrucijada imposible. Como la destinada de tres Alfas, su vida está llena de complicaciones y peligros, y acaba de perder a su querido hijastro a manos de su propia abuela paterna duran...
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Marcos
Agarro a mi cría y salgo corriendo con ella encima mientras me gruía con sus chillidos, cada vez que estoy más cerca sus chillidos dejan de ser tan agudos y fuertes, aunque yo puedo olerla perfectamente, las crías en sus primeros años de vida pueden encontrar a su madre aun cuando esta oculte su olor, es mecanismo de supervivencia con el que nacen. Cuando termino de subir las escaleras y entro a la habitación mi cría mira en dirección al baño y yo corro hacia ese lugar, pero cuando intento abrir la puerta esta no sede ya que esta cerrada desde adentro.
— Soy Marcos — casi grito — ¿ estas ahí ? — no recibo respuesta, pero si escucho un sollozo.
Pateo la puerta sin dejar de sostener a Antosha el cual se remueve entre mis brazos ya que sabe que su madre esta del otro lado de la puerta y quiere estar con ella.
— ¡ Abre la puerta o te juro que la rompo ! — miento gruñendo.
En este momento odio a Garald y sus métodos de protección que en este momento juegan en nuestra contra, la puerta esta hecha de un material demasiado resistente, puedo romperlo, pero me costara, ademas también me tardare al menos cinco minutos como mínimo, en esos cinco minutos ella puede irse por uno de los túneles que estan ocultos en las paredes del baño como método de salida los cuales van a diferentes partes tanto dentro o fuera de la manada.
— ya voy, solo dame un minuto — su voz suena apagada y quebrada.
La ansiedad recorre todo mi cuerpo, mas el hecho de que Antosha se este removiendo entre mis brazos no ayuda para nada, los segundos se hacen eternos, escucho sus pasos encaminándose hacia la puerta y me preparo para atacar a la persona que pueda estar haciendo que mi mate estuviera llorando o tal vez algo peor, mentalmente me imagino escenarios de como atacar al mismo tiempo que cubro a mi cría de cualquier golpe.
Cuando la puerta por fin es abierta agarro a mi compañera y la coloco detrás de mi entregándole a nuestra cría, todo eso en menos de dos segundos y entro al baño cerrando la puerta para quedarme encerrado con el ser que cometió el error de meterse con la compañera de un Alfa, pero cuando observo detalladamente el baño me doy cuenta que no hay nadie a excepción de mí, confundido reviso la entrada de los túneles para saber si de casualidad la criatura se fue por uno de ellos, pero al parecer desde que se construyeron nadie los a utilizado.
— quedaste como estúpido —se burla mi lobo— las humanas no solo lloran porque las lastiman físicamente, recuerda que los humanos son más sentimentales que nosotros y ella fue criada como una.
Lo dice como si fuera lo más obvio de mundo, no le contesto por vergüenza, se que no debí alterarme con tanta facilidad, pero entre en pánico al no verla y al escuchar a nuestros hijos llorar de esa manera tan desesperada. La puesta del baño es abierta, no talmente, solo lo suficiente para que mi compañera asome la cabeza y graciosamente mi cría también la asoma, a pesar de solo tener 20 días de nacido tiene buena movilidad, ya puede sostener el peso de su cabeza con facilidad.
