Capítulo 9

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Sabo sonrió un poco al pensar lo que ha pasado en estos meses.

Ace parecía cada vez más abierto con ellos, su rabia bajo mucho desde su hermandad. Y también, el olor y el propio ser de Luffy parecía relajarlo en general.

Sonrió contento de que su amigo se relajará más, dejara de ver todo con odio profundo.

Cerro sus ojos, dejando que el sueño lo consumiera en la pequeña habitación.

Ace sintió que se tensaba al sentir extremidades de goma envolviéndolo, pero se relajo ante el olor calmado del alfa. Sintió como Luffy posaba su cabeza en su cuello, y se tenso.

Ese lugar era peligroso para que un alfa merodeara. Soltó un pequeño gruñido de advertencia, pero se relajo al escuchar los pequeños ronquidos de Luffy en su oído.

Luffy nunca lo dañaría. Debe relajarse, Luffy no es un mal alfa.

Se relajo en el abrazo, su propia nariz olisqueando descaradamente el olor del alfa. Soltó un pequeño gemido feliz al ser envolvió por este.

Las manos de Luffy bajaron hacia su cintura, y quedaron allí, acercándolo más a su cuerpo. La calidez que desprendía el cuerpo de goma era fantástica. Trato, inútilmente, de arroparlos a ambos.

Soltó un quejido, y cerró sus ojos, ignorando el hecho de que se empujaba hacia el cuerpo de Luffy, enterrando su cara en su pecho.

Cálido. Protegido. Mío, mío, mío.

Y se durmió, el frío dejó de recorrerlo como en las noches solas, y podía dormir en paz.

Se durmió con la posesividad arrasando por sus venas, porque tal vez era así. Suyo.

Makino. Así se llamaba la mujer que venía a visitar a Luffy. Siendo ésta una beta, no tenía un olor fuerte, era casi inexistente.

Ellas les traía ropa, a veces. Pasteles o postres que preparaba. Ace le caía bien ella, a pesar de que no interactuaba mucho. A Sabo le caía de maravilla la mujer.

Ahora, después de conocerla por todos estos meses, estaban los tres sentados frente a ella, quien les sonreía cálidamente.

Les había dicho; “Debo enseñarles sobre su casta, y sus instintos básicos”

Ace casi se niega, pero la mujer lo había tratado demasiado amabilidad como para dejarla con las palabras en la boca. Así que simplemente se sentó, y espero a que ésta hablara.

—¡Bueno, hablemos de lo básico!—Comenzó alegremente.

—¡Hablemos de los omegas! Los omegas son una casta que, en la antigüedad, dominaban como “procreadores”—Ella frunció el ceño ante eso, al igual que los dos omegas.

Luffy simplemente inclino su cabeza, confundido.

—¿Por qué le decían así, Maki?—Pregunto, curioso.

—Los veían como objetos, Lu—Dijo la mujer, trataba de que Luffy entendiera—Y eso es horrible, porque la vida humana no es un objeto—Allí, Luffy pareció captar.

Se cruzo de brazos y frunció el entrecejo con molestia.

—No me gustan—

Ace y Sabo sonrieron, volteando sus ojos con cariño.

—¡Bueno, sigamos y no interrumpan!—Makino se rio, poniendo un dedo en sus labios en modo de silencio. Callaron y escucharon.

—Los omegas tienen instintos territoriales. Hay cosas que les gustan, y serán caprichosos por ello, pero eso simplemente es una teoría. Su género es muy importante, ya que un omega es el único que puede calmar a un alfa con su olor.

-ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛɪᴠᴇ ᴀʟᴘʜᴀ-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora