Capítulo 6

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Ace no sabía cómo sentirse.

Aunque lo niegue por todos los cielos, el olor del alfa le hacía sentir calmado.

Era un tipo de paz que hacía relajar sus músculos, su mente flotaba por las nubes y podía dormir tranquilo.

Y eso era gracias a la manta del otro. No sabe como sucedió, y tampoco quiere explicar. Pero despertó con esa manta envuelta en él, y soltó un ronroneo profundo cuando la olía.

¡Pero la manta ya no estaba! ¡Se había ido!

Su omega estaba infeliz, a punto de enloquecer. Pero sabía que debía calmarse y no darle vueltas al asunto. No era su problema. Ni siquiera le importaba.

No le importaba lo protegido que se sentía por el olor almizcle del alfa.

No le importaba como podía ronronear de calidez al sentirse raramente abrazado.

No le importaba que esa manta con el olor impregnando lo hacía dormir sin tantas pesadillas.

No le importaba una mierda.

Se dispuso a dormir, y soltó un gruñido inconforme.

Maldita sea, ese mocoso era como un grano en el culo.



Luffy despertó sobresaltado al sentir alguien cerca de su cueva. Se levantó con cuidado, tomando la tubería con fuerza.

Su lobo movía la cola de emoción de algo de acción. Él también sonrió en grande, una mirada determinada en sus ojos profundos.

Al salir, se encontró con la nada. Miro hacia abajo, donde el conejo que dormía con él se enrollo en sus pies, y sonrió, tomándolo en sus brazos.

—¡Eres tan lindo!—Arrullo al conejo. Este movía su pequeña colita con emoción.

Luffy soltó una carcajada feliz, acariciando al conejo. Parecía que éste estaba feliz de estar con él, debía buscarle comida.

Alzó su mirada, y el aliento quedó atascado en su garganta.

Chocó mirada con dos pares de ojos, unos azules y otros negros, unos desinteresados y otros llenos de anticipación.

—¿Eh…?—

Fue lo único que salió de su ser sorprendido.

Salió de su estupor cuando el conejo le dio una pequeña mordida en su dedo, y trago, bajándolo de sus brazos.

Una sonrisa emocionada cruzo en sus rasgos, pero mantuvo su emoción bajo control.

Se recompuso de nuevo, su sonrisa era menos grande, pero definitivamente demostraba lo feliz que estaba al recibir visitas.

—¡Hola!—Saludo alegremente desde su posición, temiendo de acercarse e incomodar a los dos muchachos.

El rubio alzó su mano como modo de saludo, sonriéndole levemente. Ace, por su lado, solo chasqueo la lengua, desviando su mirada con sus manos cruzadas sobre su pecho.

No se desánimo, si el otro estaba aquí, era por algo. ¿O fue que llegó el abuelo?

Quedaron en un silencio incómodo, hasta que Sabo le pegaba pequeños codazos a Ace para que hablara.

Ace suspiro, aclarándose la garganta para poder hablar, aunque no se le ocurría una mierda de que decir.

Sabo le había sugerido que se disculpara, pero ni en sus más asquerosos sueños lo haría. Así que simplemente decidió decir lo primero que se le ocurrió.

—Dadan estaba preguntando si te habían comido los lobos—Hablo, sorprendentemente tranquilo.

Sabo soltó un suspiro derrotado, negando varías veces.

-ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛɪᴠᴇ ᴀʟᴘʜᴀ-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora