Capítulo 32

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El ambiente se podía considerar tenso en el barco.

La semana de celo había pasado, todo era incómodo entre los dos omegas del barco.

Zoro realmente estaba más molesto que incómodo. Su mente repetía una y otra vez lo que había visto.

Antes de que todo pasara, Sanji no estuvo en la enfermería. Comenzaron a buscarlo, ya que su estado no era el mejor.

Zoro tuvo que ir al almacén al oler el aroma del omega, el cual no era de su gusto.

Se encontró con la cerradura de la puerta del almacén rota, como si hubiera sido forzada.

Su ceño se profundizo ante eso y puso sus manos en sus espadas, con su omega gruñendo de advertencia.

Abrió levemente la puerta, y la escena frente a él lo paralizó.

Su garganta se cerró, como si el aire fuera toxico para inhalarlo.

El hecho de ver a su capitán, el hombre que lo había ayudado con su celo a él primero, se mostrará tan cariñoso con Sanji, el cocinero de todas las personas, hizo que quisiera vomitar.

“El es nuestro. Aléjalo de él, ¡aléjalo!”

Porque su mente recordaba una y otra vez sus palabras, recordaba la forma amable en la que Luffy lo abrazaba, lo tocaba o ronroneaba para él.

Sentía a su omega interno derramar lágrimas gruesas con el corazón herido por el alfa que alguna vez rechazó. 

No quería ver más, pero Luffy hacía un nido con cuidado, ronroneando levemente metido en su rut para notarlo.

Entonces, escucho pasos acercándose y se dio la vuelta, con su aroma espeso y asqueado.

Nami lo miró fijamente, tratando de descifrar el motivo de ese asco.

No hace falta buscar más, el cocinero ya está siendo tratado—Murmuró, alejándose de la alfa aturdida.

Amas a alguien con intensidad, pero el orgullo te impide demostrarlo, entonces, llegará alguien que no tendrá problema con eso.

Llegó al nido de cuervos y se sentó, tragando la debilidad que se arrastraba por sus venas. Desvió su mirada con pesadez, ignorando el dolor que entumía sus huesos.

No tenía derecho a sentirse así. No debía.

Él mismo lo había acabado todo, simplemente por su incompetencia y sus promesas. Porque él era un espadachín y romper una promesa era peor que la muerte.

Pero todo eso no dejaba de dolerle, saber que simplemente no había nada que hacer. Había herido al alfa más amable que había conocido, con un corazón de oro.

No había medido sus palabras y las consecuencias llegaban tarde o temprano. Incluso si Luffy no quería que sufriera consecuencias, porque para él sus palabras habían salido sólo por él enojo del momento, Zoro las sufría en silencio.

Zoro no quería que Luffy mirara al cocinero de la misma forma que Zoro lo veía a él. No quería que Luffy dejara su olor impregnado en el otro omega. No quería que Luffy le hiciera nidos a Sanji como lo hizo con él.

Suspiro, dejando su cabeza descansará en sus rodillas, ahogándose en el tormento de sus pensamientos.




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Luffy suspiro, rascándose el estómago con aburrimiento.

Su celo había sido demasiado drástico. No por el hecho de ayudar a Sanji, sino por el hecho de que había sido violento.

-ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛɪᴠᴇ ᴀʟᴘʜᴀ-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora