46.

555 67 21
                                    

Capítulo 46.

Miércoles, 07 de junio, 2017.

James.


Estoy cansado. Sin competiciones, sin coches que reparar en mi pequeño y sucio taller...estoy jodidamente cansado. La rutina se hace cada día insostenible, y todo pareciera hundirse un poco más mientras observo la alegría de los demás.
No se trata de querer verlos como me siento, es solo que estoy amargado, y las sonrisas me están fastiando más de lo que creí posible.
Y está mañana, pareciera que mi amargura se hace presente con más intensidad.

—¿Qué ocurre? —Mamá está sentada del otro lado de la mesa, y aunque intenta formular una pregunta que no altere a los demás, tanto mi hermano como Aria se quedan mirándome.

—¿Nada? —Definitivamente no puedo disimular mi amargura, no cuando las palabras que escapan de mi boca lo hacen de una manera brusca, poco habitual en mí —Nada mamá —Suavizo mi tono para no hacerla sentir mal, ella no tiene la culpa.

—Algo te preocupa —Insiste —¿Son los coches que estás reparando?

Es todo, es jodidamente todo. Es la maldita rutina, es ese maldito taller inservible, son esos coches que aunque los repares una vez, el próximo mes estarán de vuelta, es ver siempre lo mismo, es la casa, es...soy yo. Lo que me preocupa, soy yo.

—No tengo coches que reparar, por ahora —Prefiero decir —No te preocupes mamá.

—No me pidas eso, no cuando siempre te veo sonreír y luego estás deprimido.

¿Estoy deprimido?

—Ese es el problema de las personas que sonríen mucho, que al dejar de hacerlo alertan al resto, cuando nada sucede —Digo —Ya he terminado, iré a ver a los caballos.

Me levanto llevándome conmigo un trozo de pan horneado que hizo Aria. Mamá le enseñó y le quedó de maravilla. Debe estar adaptándose a ser una dueña de casa, así como va, quizás pronto la veamos con una enorme panza de embarazada. Y es que desde que todo el jodido mundo se enteró que tiene una relación con mi hermano, no ha hecho más que pasar tiempo en su habitación.
Bueno, alguien tiene que ser feliz en esta casa después de todo.

Después de alimentar a los caballos me llevo a Trueno conmigo. Es demasiado temprano como para dar un paseo, pero es necesario si no deseo alertar a nadie en casa de que estoy comportándome como un imbécil.
Realizo una cabalgata lenta por el bosque, por el camino de tierra y piedras que solo un caballo puede cruzar, y luego llego al lago que normalmente Niall y Aria visitan de vez en cuando. Pero no deseo quedarme aquí, este es su lugar, no el mío. Es por eso que sigo avanzando río abajo, más y más, hasta que llego al lugar donde papá solía pescar, donde salía traernos cuando eramos niños, donde murió.

¿Quién podría imaginar que un lugar tan bonito puede albergar recuerdos tan dolorosos? Desciendo de mi caballo y tras amarrar sus cuerdas a un árbol, me acerco al agua cristalina.
Han pasado tantos años desde aquel día, pero aún creo escuchar su voz gritando por ayuda. La voz de mi hermano, que luego se convirtió en un silencio permanente.
Sé que quedarme aquí y volver a recordar el pasado solo logrará empeorar mi estado de ánimo, es por eso que vuelvo hacia donde Trueno y tomando sus cuerdas lo guio hacia el río, y tras beber suficiente agua, volvemos a retomar nuestra caminata.

Está vez, camino a su lado, guiándolo por el sendero hacia el campo abierto que mi familia posee, donde están los cultivos de verano. Especialmente los arándanos.
Aria está fascinada con esto, en más de una ocasión la he visto tomar fotografías que luego llevará a sus lienzos.
Vago por varios minutos entre los árboles que crecen uniformemente y en hileras. Pero no es hasta cuando comienzo mi camino de retorno, que la veo.

𝐄𝐅Í𝐌𝐄𝐑𝐎 - 𝐍𝐇 𝐁𝐘 𝐍𝐀𝐓𝐇 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora