CAPÍTULO 13

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«Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. Que nunca intentaré olvidarte, y que si lo hiciera, no lo conseguiría».
~Julio Cortázar.

DORIAN

—Come todo lo que está en el plato— Samantha por su tono de voz autoritario, estaba dándole más que una sugerencia a Anne.

—No me gusta el brócoli— Annie hizo una mueca de asco y alejó el plato de su vista.

—Ya te dije que es necesario para que te alimentes bien. No me gusta verte así de delgada y menos porque estás embarazada.

—¡Pero mamá!

—Cómete todo eso.

A Anne no le quedó de otra que llevarse a la boca una de las pequeñas piezas verdes haciendo un gesto de desagrado en el proceso.

Sonreí por su actitud pero dejé de hacerlo luego de sentir la mirada de mi querida suegra sobre mí.

—Tú también te comes todo eso—ordenó dejando un plato de vegetales enfrente de mí.

Yo por el contrario de Annie, no alegué. Samantha me daba miedo.

Cuando terminamos de almorzar, Samantha dividió nuestras actividades del hogar. A mí me tocaron los platos y a ella el aseo de las habitaciones. A Anne no le correspondió nada por obvias razones.

Al haber terminado de hacerlas, nos dispusimos a mirar una novela en la televisión de la sala. Me senté en medio de las dos. Las dos mujeres estaban clavadas mirando esa novela dramática y yo estaba pensando en una y mil formas de escaparme de aquí.

El celular sonó y fue una señal celestial a mi favor.

Me levanté del sillón y caminé hacia afuera de la casa.

Como siempre, esperé a que alguien dijera algo.

—Dorian—dijeron en un aliento mi nombre al otro lado y sonreí de felicidad.

—Daniel...

—Yo sólo llamaba para…—suspiró— ¿Cómo estás?

—Bien, ¿Y tú?...¿Quieres salir a tomar algo?

—No—bajé la cabeza un poco cabizbajo por su negación—. Mejor vayamos a visitar a la abuela…ha preguntado por ti.

—Daniel, la última vez…

—Sé lo que pasó. Por eso mismo te repito, vamos a visitarla.

—Te veo allá. No la saludes antes de que llegue, por favor—escuché una carcajada de su parte. Casi pude verlo negar con la cabeza como si estuviera burlándose de mí.

***

Llegué a la casa de la abuela y Daniel estaba ya en la entrada esperándome.

Le hice un movimiento con la cabeza a modo de saludo. Él repitió el mismo gesto y entramos a la par al lugar.

Pasamos por los pasillos principales hasta llegar al jardín trasero donde las señoras de limpieza nos habían dicho que estaba mi abuela.

FUISTE TÚ PRIMERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora