CAPÍTULO 20

223 33 2
                                    


«Contigo es la primera vez que he sentido que todo está bien».
—Dorian Maslov.


DORIAN

Mi lealtad yace ahora y siempre con nuestro señor, el rey insurgente, protector de las almas que han sido teñidas, almas que han sido marcadas como perdidas—Annie terminó de leer y cerró el libro poniéndolo a un lado, en el pasto verde.

Mi cabeza yacía sobre su regazo y ella se dedicó a acariciar mis cabellos.

Fue placentero estar tirados en el pasto mientras ella me leía un libro en voz alta y me hacía mimos.

—¿Qué te pareció el libro? —me preguntó y deslizó su mano para acariciar el puente de mi nariz, cerré los ojos disfrutando.

No respondí.

Que me estuviera acariciando de esa forma me relajaba, necesita que siguiera haciéndolo.

—Entonces…

—Estuvo bien—susurré y ella quitó su mano de mi cara.

Fruncí el ceño y abrí los ojos.

—¿Cómo que sólo estuvo “bien”? ¡Es de los mejores libros que existen! —reclamó y yo tomé una de sus manos para llevarla de nuevo a mi rostro—. ¿Ni siquiera te gustó algún personaje?

—Sí, creo que Shanow.

—Shadow—me corrigió y yo volví a fruncir el ceño porque había dejado de acariciarme—. Creo que no te gusta que te lea.

—¿Quién dice que no?

—Tu falta de comprensión lectora.

—No, entonces perdona que no haya escuchado lo que estabas leyendo…

—¡¿Lo ves?! ¡No estabas prestándome atención!

—No te estaba escuchando porque te estaba mirando los senos, ¿Ok? —confesé pero ella pareció más indignada.

—Eres un imbécil—negó con la cabeza.

—No quise sonar así—dije arrepentido—. Yo sólo estaba…

—No vas a compensarlo, Dorian—alegó—. Tienes una fuerte obsesión conmigo.

—No.

—¿Cómo no?

—Con tus senos—la corregí y ella me dio un leve golpe en la mejilla.

—¿Alguna vez me dirás algo lindo?

—¿Algo lindo, como qué?

—No sé, algo que nazca de tus sentimientos…

—¿Quieres que diga algo romántico? —hice una mueca de asco sólo para molestarla.

Sus mejillas adquirieron un tono rojo y arrugó la nariz.

Sonreí de lado.

Era muy linda cuando estaba sonrojada y arrugaba la nariz como un hurón. Siempre le hacía honor a su apodo.

Annie hizo un ademán de querer levantarse pero me incorporé rápidamente para sentarme a su lado y detenerla.

FUISTE TÚ PRIMERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora