«Dicen que el amor lo puede todo, pero ¿De qué tipo de amor hablan?»
—Autora.★★★
La sopa ya estaba en el fuego, la comida de hoy no era la gran cosa, sólo consistía en unos blanquillos y pasta; no había dinero para darse el lujo de comer carne. Era comida al fin de cuentas pero, a Samantha no le gustaba darle una vida llena de carencias a su hija.
Desde que Anne nació, ella se prometió trabajar arduamente para que a su pequeña nada le faltara, incluso, no le importaba no comer con tal que ella lo hiciera. Sólo que cada vez se hacía más difícil conseguir dinero, y eso que ella tenía una profesión como maestra de inglés, pero el desempleo desde siempre ha sido un problema.
Dejó que la comida se cocinara y se dirigió a la sala porque escuchó ruidos en ese espacio. Seguramente era Anne que había vuelto de la escuela.
Su sentido no le falló porque encontró a su hija de espaldas a ella.
— Hola, mamita, ya casi quedará la comida. Sube a cambiarte de ropa—le dijo y su hija solo asintió antes de correr escaleras arriba. Le pareció muy extraño que su hija no se acercara a darle un abrazo como todos los días, pero decidió ignorarlo.
Anne llegó a su habitación y al cerrar la puerta detrás de ella, se deslizó hasta llegar al suelo. Ahí, sola en su habitación, dejó que sus lágrimas cedieran.
Lloró todo lo que pudo. Quería soltar eso que le ahogaba. Eso que le hacía sentir un cosquilleo en la nariz y el corazón latir despacio.
Si lloraba en su habitación, no era porque no hubiera confianza con su mamá, sino que ya no la quería cargar con más problemas. Quizá, lo que a ella le dolía no tenía tanta importancia.
Tampoco quería decirle a su mamá abiertamente que lloraba porque algunos compañeros de la escuela la habían llamado “fea”. Casi siempre se lo decían. Otra veces, las mismas personas la hacían sentir así, por ejemplo, cuando pasaban en su salón eligiendo a la miss bonita, elegían a muchas que no eran ella. Eso le dolía mucho. Ella estaba segura que no era guapa ni mucho menos bonita, pero anhelaba que tan sólo una vez lo dijeran sinceramente.
A Anne su mamá le enseñó que ella siempre estaría ahí para calmar su dolor y evitar que alguien le hiciera daño. Pero, ¿Quién la salvaba de sí misma?
El mundo era cruel. Nadie estaba a salvo de las malas personas que destruían un planeta entero, un planeta donde también habían personas sensibles y de buen corazón que siempre salían heridas. A esas personas que suelen llamar “débiles” nunca le daban la oportunidad de sanarse, de pegar sus propias partes rotas.
De malas maneras entiendes que en el mundo hay más personas rotas, que personas felices.
Anne era parte de esa población rota. A veces decía: “no sé por qué lloro, mamá”…pero ella sí sabía sus razones sólo que hablar de ellas le daba miedo. Esa adolescente no dejaba ver su interior tras esas partes de coraza que se habían agrietado, ella solía creer que si alguien miraba por esos orificios se podía ver la oscuridad que la envolvía por las noches.
Después de muchos minutos llorando, se lavó la cara y bajó para almorzar con su mamá.
Mientras almorzaban permanecieron en silencio. Nadie la estaba pasando bien en casa, se notaba.
— ¿Qué tal la escuela? —quiso saber Samantha para romper el hielo. Anne alzó la vista de su plato que apenas había tocado.
— Bien, como siempre.
— ¿Te gustó? —había visto que su hija no quería comer, quizá no era su hambre sino la comida.
— ¿Qué cosa?
— La comida.
— Sí—su rostro no decía lo mismo. Eso la hizo sentir mal.
«No pude darle algo mejor», se dijo a sí misma.
Samantha tapó su rostro con sus manos, y no pudo evitar romper en llanto. Se levantó de su asiento y caminó hacia su habitación.
La hija se quedó en el comedor llorando por la reacción de su madre. La comprendía al cien por cierto, por eso es que ella rompía en llanto por las mismas razones que mamá lo hacía.
★★★
Ese día…aquel día espantoso que Anne y Samantha jamás olvidarán, había llegado. Ninguna de las dos creyó que alguna vez estarían en esa posición: una culpándose por no haber hecho algo bien, y la otra odiándose a sí misma por todo y nada a la vez.
Anne había intentado por primera vez acabar con su vida. Ella buscaba sacar esos gusanos que le carcomían el alma. No pensó en las consecuencias ni en nada más que acabar con el sufrimiento. Su mamá ese día impidió que ella se hiciera una herida de muerte. Sin embargo, lo que más le dolió ese día fue la mirada de dolor que su mamá puso. Jamás fue su intención hacerla sufrir con eso.
Su mamá actuó rápido—por amor a su hija—, la acompañaba a sus terapias y la llevaba al parque para distraerse, ya que ella supuso que si Anne estaba triste en parte era porque no salía a divertirse y no contaba con amigos para hacerlo. Puede que cuando salían no le compraba muchas cosas para comer porque no tenía dinero, pero un helado de limón nunca faltaba.
Su hija se recompuso unos meses después. No al máximo pero poco a poco volvía a ser esa niña risueña que en el fondo siempre estaba presente.
Esas dos mujeres, sólo se tenían la una a la otra. No existía un padre, unos abuelos, unos tíos o alguien más de apoyo. Eran solo ellas dos contra el mundo.
El amor sí podía con todo. Pero no era el amor de amistad o de pareja, era el amor de una madre que si cometió errores, fue porque no sabía qué hacer puesto que nadie le enseñó, pero que tuvo las ganas de forjar una persona de bien.
El amor existe, pero solo cuando hay personas dispuesta a cargar con tu dolor, que te acompañan por el sendero oscuro…tomadas de la mano.
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~NOTA~
Sé que están ansiosos porque actualice los capítulos de la historia...cosa que pronto haré, aún no he escrito el capítulo 29 pero ténganme fe y paciencia por unos cuantos días.
No sé si hay más capítulos extras, desde el anterior pensé que no habría porque ya todo estaba dicho pero, creo que mis momentos de flashback me dan cosas por escribir. Quizá pueda hacer más sobre la vida antes del internado de Carlos, Leonardo o de Alex.
No les prometo algo que no sé si cumpliré, la escuela consume tiempo y no quiero mortificarme tanto, y siendo sinceros...no quiero terminar ésta historia todavía. Los dos libros forman una parte muy bonita de mí y no quiero desprenderme de los dos, al menos no por ahora.
Algo que sí les puedo asegurar es que no faltan más de 5 capítulos para que lleguemos al final. Por cierto, les tengo una sorpresa maravillosa...El capítulo final se divirá ¡En dos partes!
Sin más que decir...sigan disfrutando la historia como lo han ido haciendo hasta este capítulo. Gracias por el apoyo brindado💖.
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FUISTE TÚ PRIMERO
Fiksi RemajaEn toda historia como en la vida, existen dos versiones. No es fácil identificar cuál es la verdadera, pero puede que las dos sean reales dependiendo de la persona que se la crea. ¿Hay algo de malo en eso? Probablemente sí, porque a veces, sin quere...