CAPÍTULO 15

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«Que raro ¿Verdad?
Que dos personas tan diferentes
Puedan hacerse tan felices».
—Charles Bukowski


DORIAN

—¡Anne, detén tus pasos ahí! —le grité con voz ahogada. Esto de a caminar por largo tiempo no va conmigo.

—¡Eres muy lento, Maslov!

—¿Ah sí?...¡Ven acá!—ella se quedó sumamente quieta y me sonreía coquetamente.

Me embelesé por su sonrisa, esa era más adictiva que una droga para mí.

Llegué a su lado y la tomé de la parte trasera de la cintura para pegarla a mi cuerpo.

—¿Porqué no te detuviste cuando te lo pedí? —cuestioné seriamente y ella dejó de reír pero no contestó—. Te hice una pregunta, Miller.

—Miller de Maslov—corrigió y ladeé la cabeza.

—No eres de nadie…ese “de” es muy machista.

—No para mí…

—Así se escucha—llevé un mechón de su cabello detrás de su oreja—. Pero, en dado caso…yo sería Dorian de Miller…se escucha bien.

—¿Quieres pertenecerme? —enarcó una ceja, divertida.

—Ya lo hago.

Soltó una risa nerviosa y halé su cuello hacia un lado para besarla.

Fue un beso corto en inesperado pero con pasión, esos de los que tanto le gustaban.

Cuando alejé nuestra bocas, ella se quedó aturdida por la intensidad que usé así que aproveché para tomarla de la mano y caminar juntos, a la par.

—Entonces, aquí en este parque público es nuestra cita—comenté no muy convencido de este plan.

—Sí, ¿Algún problema, señor millonario?

—Billonario—fue mi momento de corregirla—. Que no se te olvide—le guiñé un ojo y ella se sonrojó apartando la mirada—. ¿Y?

—Me gustan las cosas sencillas, ¿A ti no?

—Siendo sinceros…no es que no me guste, sino que a nadie le apetece salir de su zona de confort. No estoy acostumbrado a lo sencillo.

—Bueno, yo te enseñaré que en lo básico encuentras maravillas—ella apretó mi agarre de su mano y tiró de mí hacia una banca.

Nos sentamos y ella sacó de la canasta un emparedado y dos Coca-Cola. Me los extendió y sin ganas lo tomé.

Le di el primer mordisco y nos quedamos mirando hacia el frente, viendo a las personas pasar.

—Amor, ¿Te imaginas qué hubiese sido de nosotros si no nos hubiésemos conocido? —preguntó con un aura melancólica.

—No me imagino algún futuro donde no estuvieras a mi lado. No puedo ni quiero.

—Tampoco yo—sonrió antes de tomar de su soda.

—¿Dónde quieres que nos casemos? —inquirí con la esperanza de que ella me dijera que fuera en aquella playa que sólo era nuestra.

FUISTE TÚ PRIMERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora