FUISTE TÚ PRIMERO

CAPÍTULO FINAL | PARTE II |

«Siempre ama más el que se enamoró primero».
—Dorian Maslov.

DORIAN

Nunca me había dolido tanto respirar.

Despertarse jamás había sido tan aburrido y solitario como hoy.

Solo estaba viviendo, pero, esto dolía. ¿Qué hago? ¿Cómo saco este dolor de mi pecho? ¿Cómo elimino el sentimiento de coraje hacia la vida?

Quería morirme solo para no sentir esto que me apretaba el pecho y me hacía querer flaquear. Y, es que ya no tenía sentido mi vida…no sin ella.

Volví a mi realidad cuando noté que todos centraron su atención en mí, todas sus miradas cargadas de compasión y tristeza profunda me daba ganas de vomitar. Dejen de mirarme así.

¿Querían que dijera algo?  Parecía que sí.

Mi silencio fue su respuesta.

Mi mamá continuó hablando en mi lugar, no lograba entender lo que decía, estaba completamente entumecido y fuera de mi cuerpo.

Bajé mi vista a mis pies descalzos, y a mi ropa que consistía en una camiseta roja y unos jeans blancos. No era la ropa que normalmente usan en los funerales pero, a mi pequeña Khorek no le gustaban los colores oscuros.

El aire fresco me recordaba que, por desgracia, seguía vivo. El sonido de las olas golpeando la superficie me traía recuerdos agradables y me llenaba de paz, porque aquí, en este lugar, amé y fui amado inmensamente. Aquí gané y perdí. Pero sobre todo, aquí es donde viviría por siempre esa persona que fue lo más maravilloso que me pasó en esta vida.

En la playa.

Nuestra playa.

El lugar que presenció a mi verdadero yo, mis debilidades, mis mejores momentos, y el sentimiento más profundo que jamás había experimentado antes de Annie.

Ellos terminaron de hablar. Y mi abuela entró a la capilla para dejar la pequeña caja de madera sobre la lápida de concreto. Mis padres mandaron a hacer una pequeña casa de playa sólo para dejar las cenizas de Anne, aquí, en nuestro lugar que ahora sería sagrado. Estoy seguro que esto era lo que Anne quería: descansar en un lugar que solo le perteneciera a ella, a nosotros.

Leonardo, Alex y Carlos tenían los rostros rojos y los ojos cansados e hinchados de tanto llorar, ellos tampoco habían dormido nada en todos estos dos días desde su partida. Mis padres, mi abuela y el resto de mi familia estaban sumamente tranquilos, solían ser muy fuertes pero,en el fondo sé que solo lo están haciendo para no hacerme sentir mal, para mostrar apoyo en este proceso. Samantha, ella está dormida, hace poco le dieron un tranquilizante porque…pasó una crisis y ella se intentó suicidar unas horas antes del funeral. A Daniel lo veía neutral, no decía nada, no lloraba y eso me preocupaba, él debería estar mostrando su dolor pero no lo hacía; esto sería contraproducente más adelante, y me da miedo pensar lo que podría llegar a pasar, al fin de cuentas…él también la amaba.

Los únicos que no saben nada, son los niños. Mi familia creyó que esto era lo mejor, al menos por ahora. Apoyé su decisión, no podía ni lidiar conmigo mismo, no había fuerzas para hacerlo con cinco pequeños.

Mi papá se iba a acercar a mí para darme un abrazo pero me hice a un lado antes de que me tocara.

—Quiero estar solo—pedí y todo mundo asintió, hasta mi abuela respetó mi decisión.

Me di media vuelta para perderme entre la playa pero sentí que alguien me tomó de la muñeca. Me giré, mi mirada a través de los lentes oscuros se encontró con la de mi mamá. Con violencia me solté de su agarre, estaba enojado con ella porque era una mentirosa, me ocultó la verdad.