«Todo eso que no hice por nadie, te aseguro que lo haría por ti sin pensarlo dos veces».
— Dorian MaslovDos días antes de la boda
DORIAN
¿En qué momento acepté hacer todo esto?
¿Puedo cambiar de opinión antes de que llegue el sábado?
Bufé, tan cansado como harto de estar revisando los últimos detalles de la boda.
—¡No! ¡Acomoden todo como les dije que lo hicieran! —mi tía Irina por…milésima vez le gritó, alardeada, a los meseros y ayudantes porque no habían hecho las cosas como ella quería.
Volteé lo ojos.
¿Y si mejor ya no hacemos una boda extravagante y demasiado lujosa?... Estoy seguro que a Anne no le apetece una boda donde la mayoría de los invitados son millonarios, amigos de mis tíos. Ella es por mucho, más sencilla.
Anne es del tipo de mujer que siente vergüenza así tú le regales únicamente una pequeña rosa o alguna carta hecha a mano, no es de esas que necesitas llenar de lujos para hacerla feliz; ella es tan humilde que a veces siento que debo hacer las cosas lo más normal y menos costoso para que le guste.
Las personas iban y venían de aquí allá sin control, estaban tan desesperados por dejar perfectamente adornado y acomodado el sitio para el día de la gran boda.
Vaya, el tiempo pasó demasiado rápido.
Apenas ayer estaba diciéndole a Annie que nos casaríamos en una semana.
Creo que…sí fue apresurado.
O quizá, todo es culpa de mi familia.
Si ninguno de ellos se hubiera entrometido, entonces ya estuviera casándome con Anne en un registro civil, sin mucho arguende ni presión.
Una vez más terminé por tropezar con la gente que andaba desesperada, y en cada empujón que me daban yo los miraba mal.
Estaba muy hastiado de todo y de todos.
Venía andando hasta que me detuve porque un cuerpo pequeño se colgó de mis hombros por detrás. Bajé los ojos a las manos que me sujetaban y me di cuenta de que era la hurón.
—¿Y si nos escapamos de este caos? —propuso y solté una risa suave.
—¿Qué me darás a cambio?
Supuse que se alzó de puntillas para alcanzar murmurar a mi oído: —Tal vez te ganes unos besos.
—¿Te llevo cargada?
—¿Podrías? —asentí con la cabeza y ella comprendió la señal para elevar una de sus piernas y enrollarla en mi cadera, yo hice lo mismo con la otra para cargarla sobre mi espalda.
Comencé a caminar sin ejercer esfuerzo—Annie pesaba igual que una pluma— para alejarnos de aquel bullicio infernal, nos adentré más por la playa y la arena a nuestros pies.
Anduvimos por un buen rato hasta que ya estábamos lo suficientemente lejos de las personas.
Me agaché un poco para que ella pudiera pisar tierra firme, cuando lo hizo me giré a ella. Fruncí el ceño cuando noté que las dos manos las tenía detrás de su cuerpo.
—¿Qué tienes detrás, Khorek? —quise saber y ella dio dos pasos hacia atrás.
—La cola—respondió de forma desafiante.
Negué con la cabeza y crucé mis brazos sobre mi pecho.
—Responde bien, Anne.
—Sólo si tú me contestas algo…
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FUISTE TÚ PRIMERO
Ficção AdolescenteEn toda historia como en la vida, existen dos versiones. No es fácil identificar cuál es la verdadera, pero puede que las dos sean reales dependiendo de la persona que se la crea. ¿Hay algo de malo en eso? Probablemente sí, porque a veces, sin quere...