Una Ciudad De Polvo y Huesos [1]

VEINTISEIS

Un dolor me invadió completamente todo el cuerpo. Quiero moverme pero no puedo. Mis ojos pesan y me quejo por el frío que me rodea. Abro los ojos y tardo unos segundos en que todos los recuerdos me invaden rápidamente.
La traición, muerte, mentiras, ver a Reynn, no saber dónde está el resto de mi familia, Killian...

Me levanto rápidamente pero un tirón y un gran mareo hacen que me tambalee y vuelva a caer al piso. Tengo las manos atadas. Una cadena de hierro grueso me rodea las muñecas tan fuertes que moverlas me quema. Tiro de ella pero está tan aferrada a la pared que nada sucede.

Observo el lugar pero no puedo reconocer dónde estoy. Una celda. Estoy completamente sola en una celda. No puedo reconocer nada más, nunca había estado en este lugar. Lo único que me rodea son paredes de piedra sólida y una reja que supongo que se encuentra completamente cerrada. ¿Dónde está Bastián?, ¿Dónde encerraron a mi hermana?

El eco de unas gotas de agua cayendo a lo lejos me come la mente. Junto mis piernas tratando de calmar un poco el frío que recorre mi cuerpo. Tengo que encontrar la forma de salir de acá, no puedo pasarme todo el día pensando lo que está pasando ahí afuera sin hacer nada.
Estoy encerrada, estoy encerrada de vuelta.
Tengo que confiar en que Killian está bien, que Wratt y Lion están escondidos o huyendo hacia algún lugar mejor...por que si no pienso así, mi cabeza me va a terminar jugando una mala pasada.

Vuelvo a observar el lugar pero lo único que me rodean son estas estúpidas paredes de roca color grises con piso de tierra. No entra nada de luz así que debo de estar en un lugar bajo tierra. Sé que no es en mi hogar y no creo que hubiésemos ido hasta la ciudad perdición de Efraín así que debo de estar en algún lugar cerca de donde estábamos al momento del ataque.
Ataque, nos atacaron.

Ya saben toda la verdad y me van a matar. Después de años de búsqueda lograron dar con la líder del grupo velvet y todo por el traidor hijo de puta de Weylin. Pensar en él me llena de rabia y dolor, dolor por todo los momentos lindos que llegamos a compartir, pero solo fueron eso,momentos. Yo creí que eran lindos y que estaban alejados de toda maldad, pero resultó que todo era falso. Y estuve tan cegada en querer ayudar a los demás, en querer darles más comida y un lugar un poco mejor que no pude ver el monstruo que crecía delante nuestro.

Golpeo mis manos en la pared acompañadas del sonido de mis cadenas arrastrándose. Soy una idiota, soy una idiota.

La mirada de Reynn me invadió por completo, ¿Wratt le habrá podido contar la verdad?...Su reflejo de alivio al ver que yo estaba viva me genera un escalofrío, se veía tan indefensa y frágil que parecía que se iba a romper. Todo esto es mi culpa.
Me paro del piso con ayuda de la pared y me concentro en las cadenas que rodean mis muñecas. Me aprietan tanto que ya me arde. Me cuesta mantener mis brazos firmes por el gran peso de sus hierros. No quiero imaginarme quien o quienes estuvieron en mi lugar antes.

Están un poco oxidadas pero se ve que están tan bien agarradas que no me las voy a poder sacar tan fácil. Recorro el camino de ellas hasta la pared y veo que están sujetas por un gancho. Si puedo tirar de él lo suficiente para que se afloje tal vez pueda lograr que salga por completo. Tal vez tenga un poco de posibilidades cuando vengan a intentar matarme.
Después de tanto tiempo planeando intentar generar algún cambio en esta ciudad dejo que me agarren tan fácil que al final, todos tenían razón. No soy más que una simple niña jugando a ser la héroe en un mundo podrido que ya no creo que tenga salvación.
Me apoyo en la pared y dejo caer mi cabeza sobre ella, estoy rendida. Estoy perdida, estoy muerta. Debí hacerle caso a Lura y haberme ido bien lejos.

Lura

No puedo dejarla así nomás, no puedo dejarla ir sin que nadie pague por lo que le hicieron. No puedo rendirme cuando hay otras personas involucradas que necesitan mi ayuda.
Reynn, Bastián,Killian, Wratt, Lion y la gente de mi hogar.
No puedo dejar que ellos tengan el mismo final que mi hermana. Todavía estoy viva, todavía respiro. Todavía hay una mínima posibilidad de hacer las cosas bien.