SEIS

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El viento me besó la cara dándome la bienvenida nuevamente justo en el momento en que el sol desaparece, aferro bien la capucha sobre mi cabeza y empiezo a caminar por las calles de mí alrededor.
Varias personas pasan a mi lado sin detenerse a observarme demasiado.
El poder de una túnica,pienso.

Cada paso que doy hace que mi cuerpo se tense y se ponga en alerta constante. Nunca se sabe lo que te espera cuando estas rodeada de gente que no dudaría ni un segundo en cortarte la cabeza. No estar precavida sería de idiota.
Después de empezar la misión decidí que era mejor ir a buscar información por mi cuenta. A nadie le gustó mi decisión pero no necesitaba que así sea. Wratt, Lura, reynn y tres personas más fueron a saquear la bodega mientras yo me encamino en esta misión. Les hice jurar que si las cosas se ponen feas o si había muchos guardias se fueran de ahí con las manos vacías, no me importaba si era necesario para salvar sus vidas.

Al final de la esquina de una forma que casi pasa desapercibido está el bar más importante que tienen los artífices. Aquel donde los guardias al terminar su turno se ponen a beber un poco. Si quería empezar por algo estoy segura que ese es el lugar indicado. Algunos se dan el lujo de beber hasta no recordar nada y eso podría ser un beneficio a mi favor para poder sacarles algún tipo de información a esos idiotas.

Me acerqué más a este y me paré frente a la puerta. Esta tiene un letrero encima de ella, Bar de los sueños.
¿Qué clase de nombre es ese?

Luego de observarlo por unos segundos me adentré en aquel lugar. El olor a cigarro mezclado con cerveza y sudor me invadió las fosas nasales. Algo de música suena a lo lejos mientras varias personas bailan bastantes pegados el uno con el otro. Contiene varias mesas de madera ocupada la mayoría por hombres y varias mujeres con uniformes bastantes cortos y apretados atienden sus mesas. Bastardos. Más que bar de los sueños lo llamaría bar de idiotas.

Al fondo una larga barra se extiende a lo largo de todo el lugar. Varios ojos se posaron en mí. Siento en peso de ellos por todo el cuerpo, como si la fina capa que cubre mi piel me estuviera quemando el cuerpo. Empiezo a caminar pasando entre medio de las mesas y observo un grupo de guardias en una de las esquinas más oscuras del lugar. Son cuatro y rodean una de las mesas que se encuentra al lado de la barra.

Perfecto

Pasó justo por al lado de ellos haciendo que alguno de ellos se girase un poco para verme pasar y tomó asiento en unos de los taburetes de la misma esperando estar lo demasiado cerca para escuchar sus conversaciones.

-¿Te sirvo algo para beber?- la mirada de aquel camarero se posa directamente en mis ojos. No había traído nada de plata, teníamos pocos marcos de oro y yo no quería dejar a nadie ahí abajo sin uno menos. No después de todo lo que nos cuesta conseguirlos.
Una voz a mi derecha me saca de mis pensamientos.

-Tráele una cerveza a la señorita. Yo se la invitó.

Un hombre se había sentado junto a mí y yo no lo había sentido. Me recorrió con la mirada de arriba abajo y me guiñó el ojo. Tiene el pelo rubio y unos ojos oscuros como su traje, es más o menos de mi edad y parece cansado.
Los guardias están destinados a usar un traje totalmente oscuro y ceñido apretado al cuerpo con el escudo real. Se hace muy fácil reconocerlos.

Y eso es a propósito.

Así le imponen a la gente que los respeten y que todos les tengan miedo sabiendo que te pueden matar en un segundo. Claramente si estás entrenando desde pequeña edad vas a saber cómo hacerlo. No me imagino lo que deben de haber sufrido de niños. Aun así se lo merecen, son unos idiotas engreídos que defienden solo a algunos selectos. Reprimo el impulso de rodar mis ojos y decirle que no necesito nada de él. Pero no es así porque en estos momentos si lo necesito. Necesito sacarle información, necesito saber si tiene algo que compartir.
Así que decidida a seguirle el juego me digné a contestar.

Una Ciudad De Polvo y Huesos [1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora